2009-04-08 14:36:40

Durante la audiencia general el Papa invita a abrir los corazones al Misterio Pascual, instando a los participantes a renovar su amistad con Jesucristo y a seguirlo como Maestro de vida


Miércoles, 8 abr (RV).- En su audiencia general de esta Semana Santa, y antes de las palabras dirigidas a las poblaciones probadas por los seísmos en la región italiana de los Abruzos, el Papa ha reflexionado sobre la Semana Santa que ha dicho, nos permite sumergirnos en los acontecimientos centrales de la Redención, abriendo nuestros corazones “a la comprensión del don inestimable que es la salvación obtenida por el sacrificio de Cristo”.

“¡Cuán maravilloso, y al mismo tiempo sorprendente, este misterio!”, ha exclamado el Pontífice, señalando que no podemos meditar suficientemente esta realidad. Jesús, siendo Dios, no quiere hacer de sus prerrogativas divinas posesión exclusiva; no quiere utilizar su ser Dios, su dignidad gloriosa y su potencia, como instrumento de triunfo y señal de distancia de nosotros. Al contrario “se vació” de sí mismo asumiendo la mísera y débil condición humana”.

Su “compartir radical es verdadero” nuestra naturaleza, en todo menos en el pecado, ha explicado el Papa, “lo lleva hasta esa frontera que es la señal de nuestra finitud, la muerte”. Pero, ha subrayado, todo esto no ha sido fruto de una fatalidad ciega, “sino una opción libre, por adhesión generosa al designio salvífico del Padre”: “Todo esto el Señor del universo lo ha cumplido por amor nuestro: por amor ha querido “vaciarse a sí mismo” y hacerse nuestro hermano; por amor ha compartido nuestra condición la de cada hombre y de cada mujer”.

Benedicto XVI después se ha detenido sobre el significado de los ritos que caracterizan la semana más importante del año. Preludio del Triduo Pascual, ha recordado es la Misa Crismal, en la mañana del Jueves Santo. En esta solemne celebración, ha dicho, “se renuevan las promesas sacerdotales pronunciadas el día de la Ordenación”. Es una ocasión, ha añadido, ¡propicia en la que los sacerdotes confirman la propia fidelidad a Cristo que les ha elegido como sus ministro”. Este encuentro sacerdotal, ha subrayado Benedicto XVI, es casa “una preparación al Año sacerdotal” que tendrá lugar con motivo del 150 aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars.

Con la Misa in Coena Domini por la tarde, ha proseguido, la Iglesia conmemora la institución de la Eucaristía, el sacerdocio ministerial y el Mandamiento nuevo de la Caridad. “Bajo las especies de pan y vino”, ha sido la reflexión del Papa, Cristo “se hace presente con la donación de su cuerpo y con su sangre derramada”: “Es el sacrificio de la nueva y definitiva alianza ofrecida a todos, sin distinción de raza y de cultura. Y de este rito sacramental, que entrega a la Iglesia como prueba suprema de su amor, Jesús constituye ministros a sus discípulos y a cuantos proseguirán el misterio en el curso de los siglos”.

El Jueves Santo, ha añadido, “constituye por lo tanto una renovada invitación a dar gracias a Dios por el sumo don de la Eucaristía, de acoger con devoción y de adorar con fe viva”. Por esto, ha dicho, la Iglesia anima, tras la celebración de la Santa Misa a permanecer en vigilia en presencia del Santísimo Sacramento. Y estamos así hasta ek Viernes Santo, día en el que, ha vuelto a insistir, nos ponemos en silencio ante Jesñus colgado al madero de la Cruz, que “ha querido ofrecer su vida en sacrificio por la remisión de los pecados de la humanidad”: “Como ante la Eucaristía, como ante la pasión y muerte de Jesús en la Cruz el misterio es insondable para la razón humana. Estamos ante una cosa que humanamente podría parecer absurda: un Dios que no solamente se hace hombre, no solamente sufre para salvar al hombre cargando sobre Él toda la tragedia de la humanidad, es más muere por el hombre”.

La muerte de Cristo, ha añadido, “nos lleva al cúmulo de dolor y de males que aflige sobre al humanidad de todos los tiempos: el peso aplastante de nuestro morir, el odio y la violencia que también hoy ensangrientan la tierra. La Pasión del Señor continúa en el sufrimiento de los hombres”. El Viernes Santo, ha constatado, es “día lleno de tristeza”, pero al mismo tiempo día, pero “al menos propicio para volver a despertar nuestra fe” y “consolidar nuestra esperanza y el ánimo de llevar cada uno nuestra cruz, con humildad, confianza y abandono en Dios”. Una esperanza, ha sido su reflexión, que “se alimenta con el gran silencio del Sábado santo, a la espera de la Resurrección de Jesús”.

El recogimiento y el silencio del Sábado santo nos llevarán en la noche de la solemne Vigilia Pascual, “madre de todas las vigilias”, cuando irrumpirá en todas las iglesias y comunidades el canto del la alegría por la resurrección de Cristo. Una vez más, se proclamará la victoria de la luz sobre las tinieblas, de la vida, sobre la muerte, y la Iglesia gozará con el encuentro con su Señor”.

El Papa ha invitado a los fieles a vivir intensamente el Triduo Santo “para ser cada vez más profundamente partícipes del misterio de Cristo”.
RealAudioMP3 Queridos hermanos y hermanas:
La Semana Santa, que para nosotros los cristianos es la semana más importante del año, nos ofrece la oportunidad de actualizar los misterios centrales de la Redención. Desde mañana por la tarde, con la Misa de la Cena del Señor, los solemnes ritos litúrgicos nos ayudarán a meditar de forma más viva la pasión, muerte y resurrección del Señor. La Misa crismal es como un preludio al Triduo pascual. En ella se bendice el óleo de los catecúmenos y de los enfermos y se consagra el Santo Crisma. Se renuevan también las promesas sacerdotales pronunciadas el día de la Ordenación. Esta celebración tiene este año un significado particular, pues será casi como una preparación al Año Sacerdotal, que he convocado con ocasión del ciento cincuenta aniversario de la muerte del Santo Cura de Ars, y que se inaugurará el próximo día diecinueve de junio. En estos días santos nos acompaña la Santísima Virgen. Con Ella entraremos en el cenáculo, permaneceremos junto a la Cruz y estaremos idealmente junto a Cristo muerto aguardando con esperanza la aurora del día glorioso de la Resurrección.

En la Audiencia general de este Miércoles Santo, han participado cerca de 15 mil peregrinos. Entre los que se encontraban cuatro mil trescientos participantes en el Encuentro universitario Internacional, que - coincidiendo precisamente con estos días santos –organiza cada año el Opus Dei. El Santo Padre les ha dirigido un saludo especial, en el marco de sus saludos a los peregrinos de en lengua española, en portugués y en italiano. Escuchemos lo que el Papa ha dicho a los de habla hispana: RealAudioMP3 Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular a las Hermanas de la Caridad Dominicas de la Presentación, a los grupos venidos de España, México, Puerto Rico y otros países latinoamericanos, así como a los participantes en el Congreso Universitario Internacional UNIV dos mil nueve, deseándoles que estos días en Roma les ayuden a renovar su amistad con Jesucristo y a seguirlo como Maestro de vida. Deseo a todos una feliz y santa Pascua, junto a vuestras familias, parroquias y comunidades. Muchas gracias”.
 
Luego, en sus palabras en italiano, Benedicto XVI ha renovado su exhortación a responder prontamente y con gozo al Señor que nos llama: “Saludo a los participantes en el Encuentro Internacional UNIV, promovido por la Prelatura del Opus Dei. Queridos amigos, os exhorto a responder con alegría a la llamada del Señor para dar un sentido pleno a vuestra vida: en el estudio, en las relaciones con los colegas, en familia y en la sociedad. Decía san Josemaría Escrivá: ‘De que tú y yo nos portemos como Dios quiere, - no lo olvides - dependen muchas cosas grandes’ (Camino, 755)”.

En sus acostumbrados saludos a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados, el Santo Padre les ha recordado que mañana empieza el Triduo Sagrado, que nos hará revivir los misterios centrales de nuestra salvación.

Invitando a los queridos jóvenes a «tomar de la Cruz la luz necesaria para caminar sobre las huellas del Redentor», el Papa ha deseado a los queridos enfermos que «la Pasión del Señor, que culmina en el triunfo de la Pascua, constituya siempre su manantial de esperanza». Y, finalmente a los recién casados los ha alentado a que, «viviendo el Misterio pascual, hagan que su existencia sea un don recíproco».








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