El Papa exhorta al G20 a coordinar sus esfuerzos para salir de la actual crisis mundial,
provocada por "un déficit de ética en las estructuras económicas", y evitar soluciones
marcadas por el egoísmo nacionalista o el proteccionismo
Miércoles, 1 abr (RV).- Benedicto XVI dirigió una carta al primer ministro del Reino
Unido, Gordon Brown, en la víspera de la cumbre del G20 en Londres, asegurando su
oración, y auspiciando el compromiso de los líderes participantes al encuentro para
“enfrentar las más graves urgencias de la situación mundial”.
Con su carta,
el Papa manifiesta a los jefes de Estado y de Gobierno que participan de esta importante
cita, el agradecimiento de la Iglesia Católica, así como su reconocimiento personal,
por los altos objetivos que este encuentro se propone, y que se fundan en la convicción,
compartida por todos los gobiernos y los organismos internacionales participantes,
que la salida de la actual crisis global sólo se puede realizar “juntos, evitando
soluciones marcadas por el egoísmo nacionalista y el proteccionismo”.
Con
el recuerdo reciente de su viaje a África, el Santo Padre observa que allí ha podido
palpar ya sea la realidad de una pobreza asfixiante, de una exclusión crónica -que
la crisis amenaza con agravar dramáticamente, así como los extraordinarios recursos
humanos de los que ese continente goza y que puede poner a disposición planeta entero.
Por
esto, Benedicto XVI agrega que la actual situación mundial debe inducir a los participantes
en la cumbre londinense a una profunda reflexión, ya que justamente aquellos cuya
voz tiene menos fuerza en el escenario político, son los que más sufren los daños
de una crisis de la cual no son responsables.
Otro de los motivos de reflexión
para esta cumbre, a saber del Papa, es el hecho de que las crisis financieras se desatan
en el momento en el que, también como consecuencia de un comportamiento ético equivocado,
falta la confianza de los agentes económicos en los instrumentos y en los sistemas
financieros. Benedicto XVI subraya que las finanzas, el comercio y los sistemas de
producción son “creaciones humanas contingentes” que, cuando se transforman en objeto
de confianza ciega, traen en sí mismas la raíz de su fracaso. La única base verdadera
y sólida es la confianza en el hombre, agrega el Papa. Por eso todas las medidas propuestas
para enfrentar la crisis deben buscar ofrecer seguridad a las familias y estabilidad
a los trabajadores y de renovar, a través de reglas y controles oportunos, la ética
en las finanzas, añade.
Más adelante el Santo Padre constata que la actual
crisis ha levantado el espectro de la cancelación o de la drástica reducción de los
planes de ayuda internacional, especialmente para África y para otros países menos
desarrollados. A este punto, Benedicto XIV recuerda que la ayuda al desarrollo, incluidas
las condiciones comerciales y financieras favorables a los países menos desarrollados
y la remisión de la deuda externa de los países más pobres y más endeudados, no ha
sido la causa de la crisis y, por un motivo de justicia fundamental, no debe ser la
víctima.
Por tal motivo - se lee también en el mensaje del Pontífice- la
renovada confianza en el hombre, para afrontar cada paso hacia la solución de la crisis,
encontrará la mejor forma de concretarse en la decidida y generosa potenciación de
una cooperación internacional capaz de promover un desarrollo humano real e integral…
El Papa concluye pidiendo a los líderes mundiales para que la efectiva confianza en
el hombre, sobre todo la confianza en los hombres y mujeres más pobres – de África
y de otras regiones del planeta golpeadas de la pobreza extrema – sea la prueba que
verdaderamente se quiere salir de la crisis sin exclusiones y de manera permanente,
y que se desea con decisión evitar el repetirse de situaciones similares a las que
hoy nos toca vivir.