El Papa renueva su pesar por la tragedia del estadio de Luanda y recuerda el espíritu
de recogimiento del alma africana y la necesidad de ayudar a quien sufre
Martes, 24 mar (RV).- «En mi primer viaje apostólico al continente africano, he tenido
la posibilidad de encontrar a pueblos anclados a sólidas tradiciones espirituales
y que anhelan progresar en el justo bienestar», afirmó ayer Benedicto XVI en su tradicional
telegrama al presidente de la República italiana, volviendo, precisamente, de África.
En
el vuelo que le traía de regreso a Roma, el Pontífice -saludando a los periodistas
que viajaban con él-, sintetizó los momentos más significativos del viaje apostólico
y misionero que le ha llevado a Camerún y Angola. Ayudar al que sufre nos hace más
humanos, reiteró Benedicto XVI, tras destacar la cordial alegría del alma africana
y su espíritu de recogimiento y respeto. El Papa renovó también su pesar por la tragedia
del estadio de Luanda.
Éstas fueron sus primeras palabras sobre este viaje:
«Quedan grabadas en mi memoria sobre todo dos impresiones: por una parte, la cordialidad
casi exuberante de esa alegría, África de fiesta, y me parece que en el Papa han visto
– digamos – la personificación de que somos hijos y familia de Dios. Esta familia
existe y nosotros, con todos nuestros límites, estamos en esta familia y Dios está
con nosotros. Así, la presencia del Papa – digamos – ha ayudado a sentirlo y a vivir
esa alegría».
La segunda impresión, que destacó el Santo Padre, es el recogimiento
y respeto de los africanos ante la presencia divina: «Por otra parte, me causó gran
impresión el espíritu de recogimiento en las liturgias, el fuerte sentido de lo sagrado:
en las liturgias no hay ‘autorrepresentación’ de los grupos, ‘autoanimación’. Sino
que se percibe la presencia de lo sagrado, del mismo Dios. También los movimientos
eran siempre de respeto y conciencia de la presencia divina. Ello ha sido par mí una
gran impresión».
Refiriéndose a la tragedia del pasado sábado, en el tumulto
que lamentablemente se produjo para entrar en el estadio de la capital angoleña, Benedicto
XVI reiteró su gran pesar por la muerte de dos muchachas y aseguró sus oraciones.
Recordando que el Cardenal Secretario de Estado y el Nuncio Apostólico fueron a visitar
a la mamá de una de ellas, viuda con cinco hijos, el Papa hizo hincapié en su profundo
dolor por lo ocurrido y en el anhelo de que nunca más vuelva a suceder. Otro recuerdo
especial del Santo Padre en este viaje es su visita al Centro Cardenal Leger: «Me
conmovió ver aquí el mundo de los múltiples sufrimientos. Todo el dolor, la tristeza,
la pobreza de la existencia humana. Pero también el ver cómo el estado y la Iglesia
colaboran para ayudar a los que sufren. Por una parte, el estado gestiona de forma
ejemplar este gran Centro y, por otra, los movimientos eclesiales y la realidad de
la Iglesia colaboran para ayudar realmente a estas personas. Se ve, me parece, que
el hombre ayudando al que sufre se vuelve más hombre, el mundo se vuelve más humano:
esto queda grabado en mi memoria».
Además, éste ha sido también un viaje en
el que no sólo entregó el Instrumentum Laboris del Sínodo, sino en el que se trabajó
para la misma cumbre sinodal, subrayó Benedicto XVI, recordando que el día de san
José se reunió con los 12 obispos que integran el Consejo especial para África del
Sínodo: «Y cada uno habló de la situación de su Iglesia local, de sus propuestas,
de sus expectativas. Así surgió una idea muy rica de la realidad de la Iglesia en
África. Cómo actúa, cómo sufre, qué hace, cuáles son sus esperanzas y sus problemas.
Podría contar mucho. Por ejemplo, que la Iglesia en Sudáfrica, que tuvo una experiencia
de reconciliación difícil, pero sustancialmente lograda, ayuda ahora con sus experiencias
el camino de reconciliación en Burundi. E intenta hacer algo parecido, aun con grandísimas
dificultades, en Zimbabue».
Finalmente, Benedicto XVI quiso agradecer una vez
más a todos aquellos que han contribuido en el buen logro de este viaje. A las autoridades
civiles y religiosas y a cuantos han colaborado. «Me parece verdaderamente que la
palabra ‘gracias’ debería concluir esta aventura y gracias nuevamente a vosotros los
periodistas, por el trabajo que habéis cumplido», añadió el Papa, deseando buen viaje
a todos.