2009-03-11 13:22:52

Audiencia general: apremiante llamamiento del Papa por los tres asesinatos en Irlanda del Norte y firme condena por “tales execrables actos de terrorismo" que profanan la vida humana y ponen en peligro el proceso político en curso


Miércoles, 11 mar (RV).- Esta mañana Benedicto XVI presidió la audiencia general de los miércoles en la Plaza de San Pedro, a las diez y media. El Pontífice, al final de la misma, dedicó un apremiante llamamiento por la situación que se está viviendo en Irlanda. “Recibí con profundo dolor la noticia de asesinato de los dos jóvenes soldados británicos y de un agente de la policía en Irlanda del Norte, se lee en el texto, mientras aseguro mi espiritual cercanía a las familias de las víctimas y heridos, expreso mi firme condena por tales execrables actos de terrorismo que además de profanar la vida humana, ponen en serio peligro el proceso político en curo en este país, y arriesgan a que se apaguen las tantas esperanzas que este proceso suscita en al región y en el mundo entero.

El Papa ruega al Señor para que nadie se deje vencer nuevamente de la horrenda tentación de la violencia, sino que más bien cada uno multiplique los esfuerzos para continuar la construcción, a través de la paciencia y el diálogo, de una sociedad pacífica, justa y reconciliada.

La audiencia de hoy el Papa la dedicó al gran misionero de octavo siglo, san Bonifacio, llamado el apóstol de los pueblos germánicos. Nacido en Inglaterra entró muy joven al monasterio benedictino y fue ordenado sacerdote a los 30 años, desde entonces sintió el llamado a la misión, y partió con algunos compañeros hacia Holanda. Dos años más tarde en Roma recibió del Papa Gregorio II el nombre de Bonifacio y la misión de predicar el Evangelio a los pueblos de la Alemania.

Este ha sido el resumen de la audiencia del Papa en español. RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:
En la audiencia de hoy me voy a detener en la figura de San Bonifacio, el “apóstol de los pueblos germánicos”. El nombre de pila de nuestro santo fue Winfrido. Nació en Gran Bretaña en torno al año seiscientos setenta y cinco. Muy joven ingresó en un monasterio en el que destacó por su inteligencia. Una vez ordenado sacerdote, sintió la llamada de Dios a la misión y fue enviado a Frisia (la actual Holanda) donde, por la oposición del jefe local, fracasó en su primera iniciativa evangelizadora. Sin caer en el desánimo, se dirigió a Roma, donde el Papa Gregorio II le confió la tarea de evangelizar a los pueblos germánicos y le impuso el nombre de Bonifacio. En poco tiempo, su quehacer dio resultados extraordinarios y el Pontífice le confirió la ordenación episcopal. Bonifacio impulsó la creación de numerosos monasterios, que se convirtieron en auténticos focos de cultura y espiritualidad. En el año setecientos cincuenta y cuatro, mientras evangelizaba nuevamente Holanda, unos paganos lo asesinaron en la ciudad de Dokkum, estando el Santo celebrando la Santa Misa.
De su vida y obra podemos destacar la centralidad de la Palabra de Dios, la total comunión con el Papa y la promoción del encuentro entre la cultura romano-cristiana y la cultura germánica.

 
Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los miembros del Rotary Club de Cuenca, acompañados por Monseñor José María Yanguas, Obispo de esta diócesis; a los formadores y alumnos del “Seminario Menor de la Asunción”, de Santiago de Compostela; y a los miembros de la Cofradía del Santísimo Cristo de las Tres Caídas, de Sevilla. Que la intercesión de San Bonifacio nos ayude a renovar nuestro compromiso en la tarea evangelizadora de la Iglesia, siendo testigos valientes de la Palabra de Dios. Muchas gracias.

Al final de la audiencia el Santo Padre se dirigió a los jóvenes, enfermos y recién casados, queridos jóvenes les dijo, que el camino cuaresmal que estamos recorriendo sea de auténtica conversión para que puedan alcanzar la madurez de la fe en Cristo. A los enfermos el Papa les dijo que participando con amor al mismo sufrimiento del Hijo de Dios encarnado puedan compartir desde ahora la gloria de su resurrección. Y por último a los recién casados Benedicto XVI les dijo que encuentren en la alianza, que a precio de su sangre Cristo estrechó con su Iglesia, el apoyo de su pacto conyugal y de su misión familiar.







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