El Papa y sus colaboradores de la Curia Romana inician los ejercicios espirituales
de Cuaresma, cuyas meditaciones están a cargo del cardenal Francis Arinze, prefecto
emérito de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos
Lunes, 2 mar (RV).- Como anunciaba él mismo en la cita del Ángelus dominical, con
la celebración de las Vísperas en la Capilla del Palacio Apostólico dedicada a la
Madre del Redentor, en la tarde de ayer dio comienzo la semana de ejercicios espirituales
de Cuaresma, en el Vaticano con la participación de Benedicto XVI y de sus colaboradores
de la Curia Romana.
Por encargo del Santo Padre, este año las meditaciones
las presenta el cardenal Francis Arinze, prefecto emérito de la Congregación para
el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos. Explicando el tema elegido - «El
sacerdote encuentra a Jesús y lo sigue» - este purpurado nigeriano ha puesto de relieve
que «toda la vida cristiana se puede considerar como un percibir el llamado del Señor
a seguirlo».
Tras señalar que el primer día iba a estar dedicado al «sacerdote
que sigue a Jesús para encontrar a Dios, que debe ocupar el primer lugar en nuestra
vida», el cardenal Arinze añadió que el segundo día lo dedicaba «al sacerdote que
cree en Jesús en la Eucaristía y en la Sagrada Escritura».
El tercer día, estará
dedicado «al sacerdote que cree en Jesús en la Iglesia, y lo encuentra en la misma
Iglesia y en las personas que forman parte de ella y de la obra misionera». El cardenal
Arinze ha señalado asimismo que el cuarto día centrará sus meditaciones en «el sacerdote
que encuentra a Jesús en la oración: personal, comunitaria y en la liturgia». Y el
último día meditará sobre «el sacerdote que encuentra a Jesús, que se apiada por el
pueblo que está enfermo, que tiene hambre de la verdad».
El cardenal Francis
Arinze, que ha sido estrecho colaborador de dos Pontífices y ha participado en los
ejercicios espirituales de la Curia Romana en varias ocasiones, ha destacado también
la importancia de esta práctica piadosa, recordando que, si bien toda nuestra vida
debe ser para Dios, dado que somos seres humanos debemos profundizar constantemente
en nuestra misión, para no dejarnos llevar por alguna distracción. Por lo que, como
demuestra la historia de la Iglesia, es algo bueno que de cuando en cuando dediquemos
un tiempo especial a Dios, gracias a estos días de reflexión y de oración».
Días
- hizo hincapié el cardenal Arinze - en los que, apartándonos de las tareas cotidianas,
«nos dedicamos a Jesús, escuchando, meditando, rezando y cantando, para percibir mejor
lo que Él quiere de nosotros». Recordamos que, como es tradicional, a lo largo de
esta semana de ejercicios espirituales, quedan suspendidas todas las audiencias pontificias,
incluyendo la Audiencia General de los miércoles.