2009-02-24 17:41:02

Santa Sede/ONU: Mons. Tommasi subraya el legítimo deber de la comunidad internacional de interrogarse sobe las causas de la crisis económica y analizar el comportamiento irresponsable de algunos agentes, carente de una base ética


Martes, 24 feb (RV).- “Si la acción internacional concertada no se emprende para promover y para proteger todos los derechos humanos, y si las actividades financieras y económicas no se colocan en un camino ético de prioridad a las personas, a su productividad y a sus derechos sobre la avaricia, se puede caer en una fijación que pone en primer lugar solamente las ganancias”.

Así lo expresó, el pasado 20 de febrero, el Arzobispo Silvano Tomasi, Observador Permanente de la Santa Sede en las Naciones Unidas y otras organizaciones internacionales de Ginebra, al intervenir en la décima sesión especial del Consejo de los derechos humanos sobre el impacto de las crisis económicas y financieras globales en la realización universal y el disfrute eficaz de los derechos humanos.

Monseñor Tomasi subrayó que la actual crisis financiera del mundo ha creado una recesión global que ha causado consecuencias sociales dramáticas, incluyendo la pérdida de millones de empleos y poniendo en riesgo, para muchos de los países en vías de desarrollo, el cumplimiento de las Metas del desarrollo del Milenio. “Los derechos humanos de innumerables personas- afirmó- están comprometidos, incluyendo el derecho al alimento, al agua, a la salud, y al trabajo decente.

El representare vaticano recordó que la comunidad internacional tiene la legítima responsabilidad de preguntar por qué se llegó a tal situación, de quién es la responsabilidad; y cómo una solución concertada puede conducirnos fuera de la crisis y facilitar la restauración de las derechos. Monseñor Tomasi explicó que si bien la crisis fue causada, en parte, por el comportamiento irresponsable de algunos agentes en el sistema financiero y económico, incluyendo los administradores de bancos y los supervisores del sistema, las causas de la crisis son más profundas, entre ellas, la carencia de una base ética. De allí, la postura de la delegación de la Santa Sede que llama a la necesidad de un acercamiento ético entre los mercados, la sociedad civil y los estados.

Tras exponer con cifras del Banco Mundial las consecuencias negativas y el impacto dramático de la actual crisis económica mundial ahora y en los próximos meses -particularmente en los grupos más vulnerables de todas las sociedades-, Monseñor Tomasi denunció el retraso de los flujos de la ayuda a los países pobres, que amenaza la supervivencia económica millares de familias. En particular, el representante vaticano puso de relieve el impacto de la crisis en los derechos humanos de niños: alimentación, educación, salud. Actualmente, algunos derechos importantes de la gente pobre son fuertemente dependientes de los flujos oficiales de ayuda, por lo tanto si la crisis económica reduce esta ayuda, la realización eficaz de estos programas podría ser amenazada.

Luego de señalar las posibles amenazas que este tipo de crisis tiene sobre la democracia y la difusión de los derechos humanos básicos, la delegación de la Santa Sede subrayó la necesidad de que la acción internacional para promover y para proteger todos los derechos humanos se emprenda bajo un camino ético que pueda dar la prioridad a personas, a su productividad y a sus derechos.







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