Ángelus: El Papa recuerda que “el pecado es una especie de parálisis del espíritu
del que sólo la potencia del amor de Dios puede liberarnos, permitiéndonos volver
a levantarnos y recorrer el camino por la vía del bien”
Domingo, 22 feb (RV).- El Santo Padre Benedicto XVI ha presidido como cada domingo,
el rezo mariano del Ángelus desde la ventana de su despacho privado en el Palacio
Apostólico del Vaticano. Ante cientos de fieles congregados en la plaza de San Pedro,
el Papa ha recordado el significado de la página evangélica de hoy que hace referencia
al episodio del paralítico perdonado y curado.
“Hijo, te han sido perdonados
los pecados”. Con estas palabras, ha explicado Benedicto VXI, Jesús nos enseña que
tiene el poder de sanar el cuerpo enfermo y de redimir los pecados, es más, “la curación
física es signo de la curación espiritual que produce su perdón”. “En efecto –ha señalado
el Papa- el pecado es una especie de parálisis del espíritu del que sólo la potencia
del amor misericordioso de Dios puede liberarnos, permitiéndonos volver a levantarnos
y recorrer el camino por la vía del bien”.
Recordando después la celebración
de hoy de la fiesta de la Cátedra de san Pedro, el Santo Padre ha explicado que ésta
representa la autoridad del Obispo de Roma, llamado a desarrollar un servicio particular
en relación al entero Pueblo de Dios.
Éste singular y específico ministerio
del Obispo de Roma, fue confirmado en el Concilio Vaticano II: “En la comunión eclesiástica
–se lee en la Constitución dogmática sobre la Iglesia- existen Iglesias particulares,
que gozan de tradiciones propias, permaneciendo íntegro el primado de la Cátedra de
Pedro, que preside todo el conjunto de la caridad, defiende las legítimas variedades
y al mismo tiempo procura que estas particularidades no sólo no perjudiquen a la unidad,
sino incluso cooperen en ella” (Lumen gentium, 13).
“Queridos hermanos
y hermanas –ha finalizado el Santo Padre- esta fiesta me ofrece la ocasión para pediros
que me acompañéis con vuestras oraciones, para que pueda cumplir fielmente el alto
deber que la Providencia divina me ha confiado como Sucesor del apóstol Pedro. Invoquemos
por esto a la Virgen María, que ayer celebramos en Roma con el hermoso título de Virgen
de la Confianza. A ella pedimos también que nos ayude a entrar con el debido estado
de ánimo en el tiempo de Cuaresma, que iniciará el próximo miércoles con el sugestivo
Rito de Ceniza. Que María nos abra el corazón a la conversión y a la escucha dócil
de la Palabra de Dios”.
Y como es tradicional, tras el rezo mariano del Ángelus
y el responso por los fieles difuntos, el Santo Padre ha saludado a todos los fieles.
En alemán el Pontífice ha pedido la intercesión de san Pedro para que "las agitaciones
y las tormentas no sacudan a la Iglesia y para que nos mantengamos firmes en la fe,
y vivamos unidos en el amor y la unidad. El Señor os guíe y os fortalezca con su bendición".
Y en español, éstas han sido sus palabras: “Saludo con afecto
a los grupos de lengua española presentes en esta oración mariana, en particular a
los fieles de la Diócesis de Cartagena, venidos en peregrinación a Roma acompañados
de su Obispo, Monseñor Juan Antonio Reig Pla; a los monaguillos de la Parroquia de
Santa Eulalia, en Badajoz; y a las universitarias de las Residencias de las Religiosas
Hijas de Cristo Rey, de Cáceres y Santiago de Compostela. Al aproximarse el santo
tiempo de Cuaresma, que la meditación asidua del Evangelio de Jesucristo os enseñe
a cumplir, de palabra y de obra, lo que es grato a Dios. Feliz domingo”.