2009-02-13 19:02:41

Benedicto XVI conmemora con un concierto las celebraciones por el 80 aniversario de fundación del Estado de la Ciudad del Vaticano, durante el cual invita a rendir homenaje a los protagonistas de la historia de “un pequeño pedazo de tierra”


Viernes, 13 feb (RV).- El Santo Padre Benedicto XVI asistió ayer al concierto en el Aula Pablo VI del Vaticano, en el marco de las celebraciones por el 80 aniversario de fundación del Estado de la Ciudad del Vaticano. El programa contó con una selección del “Messiah” de Georg Friedrich Händel, en la ejecución de la Orquesta de la Radio Televisión Irlandesa y del Coro de la Catedral de Dublín, bajo la dirección del Maestro Proncìes o Din.

Al final del concierto, Benedicto XVI tomó la palabra y manifestó su satisfacción por poder dirigir un saludo cordial o todos los presentes, comenzando por las autoridades religiosas, civiles y militares, así como a las ilustres personalidades que también asistieron, con un pensamiento especial para los prelados de la Curia Romana y los colaboradores de los diversos dicasterios que se dieron cita para recordar, también con esta iniciativa, un aniversario tan significativo.

El Papa manifestó su viva gratitud al Card. Giovanni Lajolo, presidente de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, quien previamente le había dirigido unas palabras de devoción y afecto. Benedicto XVI extendió su saludo al Secretario General, Mons. Renato Boccardo, y a los demás responsables del Governatorato, y expresó su reconocimiento a todos los que han cooperado de diversas maneras en la organización y realización de este evento musical.

Seguro de interpretar los sentimientos de todos los presentes, el Papa dirigió unas palabras especiales de agradecimiento y aprecio a los componentes de la Orquesta de la Radio Televisión Irlandesa, a los coristas, al director, al Maestro del Coro y a los solistas. Reservando un saludo particular a la numerosa representación de fieles procedentes de Dublín que viajaron a Roma para acompañar el Coro de su ciudad.

Aludiendo al hecho de que con este concierto se ha querido hacer memoria de un aniversario significativo para el Estado de la Ciudad del Vaticano, el Papa dijo que efectivamente se inserta en el programa del Congreso organizado para esta circunstancia bajo el tema: “Un pequeño territorio para una gran misión”. Y tras afirmar que el próximo sábado tendrá la oportunidad de encontrarse con los participantes en estas jornadas de estudio a quienes dirigirá su palabra sobre este aniversario, el Papa agradeció a cuantos han contribuido a solemnizar un aniversario tan significativo para la Iglesia católica.

Porque como dijo Su Santidad: “conmemorando los 80 años de la Civitas Vaticana, se advierte la necesidad de rendir homenaje a cuantos han sido y son protagonistas de estos ocho decenios de historia de un pequeño pedazo de tierra. En primer lugar, querría recordar al principal protagonista, mi venerado Predecesor Pío XI. Él, al anunciar la firma de los Pactos Lateranenses y, sobre todo, la constitución del Estado de la Ciudad del Vaticano, quiso recurrir a una expresión de san Francisco de Asís. Dijo que la nueva realidad soberana era para la Iglesia, como para el Pobrecillo, “aquel poco de cuerpo que bastaba para tener unida el alma” (cf. Discurso del 11 febrero 1929”).

Por esta razón el Papa invitó a los presentes a pedir al Señor -que guía firmemente los destinos de la “Barca de Pedro” entre los acontecimientos no siempre tranquilos de la historia- que sigua velando sobre este pequeño Estado. “Pidámosle sobre todo –prosiguió el Papa- que asista con el poder de su Espíritu a Aquel que está en el timón de la Barca, el Sucesor de Pedro, para que pueda desarrollar con fidelidad y eficazmente su ministerio como fundamento de la unidad de la Iglesia Católica, que tiene en el Vaticano su centro visible y se expande hasta los confines del mundo”. El Papa encomendó esta oración a la intercesión de María, Virgen Inmaculada y Madre de la Iglesia. Por último el Santo Padre renovó, en nombre de los presentes, su cordial agradecimiento a quienes han ideado esta velada, así como a los orquestales y cantores, asegurando a cada uno un recuerdo en la oración y sobre todos impartió la bendición de Dios.







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