2009-02-10 16:47:53

Una Europa sin barreras, abierta al mundo, con especial atención a África, a Tierra Santa y Oriente Medio


Martes, 10 feb (RV).- Una Europa sin barreras. No indefensa sino abierta al mundo, con especial atención a África, a Tierra Santa y a todo Oriente Medio. Es el anhelo que ha expresado esta mañana el Cardenal Secretario de Estado de Benedicto XVI a los embajadores de la Unión Europea. Invitado por el embajador de la República Checa ante la Santa Sede, el cardenal Tarcisio Bertone ha participado en la reunión que ha tenido lugar en la sede de esta misión diplomática, con motivo del inicio del semestre de presidencia checa de la Unión Europea.

Aludiendo al lema elegido por la República Checa para esta presidencia, ‘Europa sin barreras’, el purpurado ha destacado la coincidencia, este año, de dos conmemoraciones. El vigésimo aniversario de la caída del Muro de Berlín y el quinto de la ampliación de la Unión a los países del este de Europa.

Haciendo hincapié en la importancia de una apertura europea a los valores más profundos y auténticos de los ciudadanos y de los pueblos de Europa, el cardenal Bertone ha alentado a la Unión a tener en cuenta las exigencias de los otros continentes. En particular, el purpurado ha reflexionado sobre las necesidades del continente africano, recordando que el Santo Padre realizará un viaje apostólico a África, el próximo mes de marzo. Concretamente, en los días del 17 al 23, en los que visitará Camerún y Angola.

En este contexto, el cardenal Secretario de Estado de Benedicto XVI ha recordado también la II Asamblea especial para África del Sínodo de los Obispos y el Simposio de las Conferencias Episcopales de África y de Madagascar.

A la Santa Sede no le corresponde brindar soluciones de carácter técnico para afrontar los desafíos que tiene ante sí el continente africano, ha reiterado en su denso discurso el cardenal Bertone, señalando luego la necesidad de combatir la tentación de establecer contactos con los países de África, con el único objetivo de obtener el mayor provecho posible.

Con una exhortación a establecer contactos y relaciones que respeten la dignidad y los derechos inalienables de los africanos, el cardenal Bertone ha destacado asimismo que «hay que ayudar en la solución de los conflictos en curso, luchar contra las injusticias que los han provocado y socorrer a los numerosos prófugos y desplazados que sufren y desestabilizan al continente».

Teniendo como telón de fondo el mensaje que Benedicto XVI dirigió a la señora Angela Merkel, canciller de la República de Alemania, en vísperas de la reunión del G-8 de 2007, el cardenal Bertone ha exhortado a la Unión Euroepa a: «respetar los compromisos comerciales a favor de África, asumidos en las Conferencias Ministeriales de Doha – en 2001 - y de Hong Kong – en 2005».

«Evitar medidas proteccionistas que dañen a los países en desarrollo. Resolver lo antes posible los problemas de la deuda multilateral de algunos países africanos. Cumplir las promesas de ayuda pública al desarrollo. Ayudar al establecimiento de una agricultura que garantice la seguridad alimenticia de esos pueblos. Invertir en la sanidad pública y poner a disposición tecnologías médicas y farmacéuticas, sin presentar gravosas solicitudes jurídicas o económicas. Luchar contra el comercio de armas, el tráfico ilegal de materias primas, el reciclaje de dinero sucio, la fuga de capitales y la corrupción de funcionarios.

En lo que respecta a la situación en Tierra Santa - «otra región que es teatro de grandes desafíos y problemáticas que interpelan directamente a la Unión Europea» - el cardenal Bertone ha señalado que «la situación permanece muy delicada». Y que «no se podrá resolver de forma estable y sostenible si se prescinde del amplio panorama de Oriente Medio».

«Como ha dicho el Santo Padre, a comienzos de año, es necesario que los líderes – hoy Israel elige a sus propios líderes – hagan avanzar con determinación el proceso de paz y de distensión y guíen a sus respectivos pueblos hacia la difícil, pero indispensable reconciliación», ha reiterado el Card. Bertone, poniendo de relieve luego la situación en la banda de Gaza. Donde «sigue siendo prioritario garantizar el acceso a las ayuda humanitarias destinadas a la población civil e insistir para las partes en causa no se abandonen a la lógica del conflicto y de la violencia».

Alentando una vez más al diálogo y a las negociaciones, el cardenal Bertone ha hecho hincapié en que «la guerra y el odio no son la solución de los problemas». Afirmación que lejos de ser una utopía, es una verdad que queda confirmada, precisamente, por la historia reciente de Tierra Santa.

El cardenal Bertone se ha referido también a la apertura europea a los valores auténticos y profundos de sus pueblos, a la importante contribución de tantos cristianos en la unificación del continente, al respeto de las diferencias culturales, de las libertades legítimas y del principio de subsidiariedad. Sin olvidar la importancia de la familia, el derecho de los padres a educar a los hijos, una ayuda económica que contemple el trabajo de las amas de casa. «La Santa Sede no se cansa de recordar a la Unión Europea que para contar con sociedades estables y unidas, se necesitan familias estables y éstas, a su vez, necesitan matrimonios estables». Así como «una pareja - hombre y mujer - unida en el matrimonio, estable y duradero, ofrece mayores ventajas sociales».

La crisis de la familia favorece también el descenso demográfico y el envejecimiento de las generaciones, ha recordado luego el cardenal Bertone señalando que, en el ámbito económico, la solidariedad internacional es un valor que se debe respetar e incentivar y que la inmigración no se debe considerar como ‘la’ solución de los problemas demográficos, aunque sí es ‘parte’ de dicha solución.

Ante la Conferencia que tendrá lugar en Ginebra, el próximo mes de abril, dedicada a la revisión de la celebrada en Durban, en 2001. El cardenal Bertone ha mencionado también otro tema candente. El de la cuestión de la reparación, que solicitan los países africanos que han sufrido la experiencia colonial.

En este contexto, el cardenal Bertone ha citado textualmente el documento del Pontificio Consejo Justicia y Paz, para la cita de Durban: «El perdón, claro está, tiene sus exigencias. La primera exigencia es el respeto a la verdad. De ahí la importancia de procesos que permitan establecer la verdad, procesos necesarios pero delicados, pues la investigación de la verdad corre el peligro de transformarse en sed de venganza».

A la exigencia de la verdad se añade la de justicia. El perdón no elimina ni disminuye la exigencia de la reparación, que es propia de la justicia, sino que trata de reintegrar tanto a las personas y los grupos en la sociedad, como a los Estados en la comunidad de las naciones». (cfr Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada  mundial  de  la  paz de 1997) La Santa Sede es muy consciente de la importancia y, al mismo tiempo, de la delicadeza de los problemas vinculados a "la exigencia de reparación", especialmente cuando se traduce en demandas de indemnización. El debate que se entabló entre algunos Estados miembros de las Naciones Unidas en el momento de aceptar el orden del día provisional de la Conferencia de Durban es un testimonio ulterior. A la Iglesia no compete proponer una solución técnica a ese problema tan complejo. Sin embargo, la Santa Sede expresa su convicción de que cada vez es más necesario mirar al pasado con memoria purificada para poder afrontar serenamente el futuro».








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