2009-02-02 18:50:30

XIII Jornada Mundial de la Vida Consagrada: el Papa señala al apóstol Pablo como ejemplo a seguir para los consagrados, para que puedan realizar su servicio apostólico en la Iglesia y con ella, con un espíritu de comunión sin reservas y testimoniando la caridad, el carisma más grande


Lunes, 2 feb (RV).- Benedicto XVI ha señalado al apóstol Pablo como ejemplo a seguir para los consagrados, para que puedan realizar su servicio apostólico en la Iglesia y con ella, con un espíritu de comunión sin reservas y testimoniando la caridad, que es el carisma más grande. Esta tarde ha tenido lugar en la Basílica Vaticana la celebración eucarística presidida por el cardenal Franc Rodé para los miembros de los institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica. Finalizada la celebración el Papa se ha dirigido a los consagrados, a quienes ha hablado principalmente del apóstol de los Gentiles, cuyo estilo de vida expresa la sustancia de la vida consagrada inspirada en los consejos evangélicos de la pobreza, la castidad y la obediencia.
El Santo Padre ha abordado también otro aspecto fundamental de la vida consagrada de Pablo: la misión. “En él, ha subrayado Benedicto XVI, reconocemos una profunda capacidad de conjugar vida espiritual y acción misionera”. Él pertenece a esa raza de ‘constructores místicos’ cuya existencia es a la vez contemplativa y activa, abierta a Dios y a los hermanos para ofrecer un servicio eficaz al Evangelio.

A ellos el Papa les dijo al término de la celebración eucarística, haciendo suyas en este año paulino las palabras del apóstol: “Siempre, al acordarme de vosotros, doy gracias a mi Dios; y cuando oro, pido siempre con alegría por todos vosotros, que desde el primer día y hasta hoy se han solidarizado con la causa del Evangelio.”

En este saludo, ha añadido el Papa, Pablo expresa el recuerdo afectuoso que él conserva de cuantos viven personalmente el Evangelio y se comprometen a transmitirlo, uniendo al cuidado de la vida interior la fatiga de la misión apostólica. “En la tradición de la Iglesia, San Pablo siempre fue reconocido padre y maestro de cuantos, llamados por el Señor, eligieron una incondicionada dedicación a Él y a su Evangelio, de allí que diversos institutos tomen el nombre de San Pablo y de él obtengan una inspiración carismática específica”.

“Imitar a Pablo en seguir a Jesús, representa una mediación pedagógica segura. Imitarlo es un camino privilegiado para corresponder profundamente a la vocación propia de una especial consagración a la Iglesia. De su voz se puede conocer un estilo de vida que expresa la sustancia de la vida consagrada inspirada en los consejos evangélicos de pobreza, castidad y obediencia. En la pobreza, continuó diciendo el Papa, se ve la garantía de un anuncio del Evangelio realizado en total gratuidad mientras expresa al mismo tiempo la concreta solidaridad hacia los hermanos necesitados”.

“Pablo es también un apóstol que acogiendo la llamada de Dios a la castidad donó el corazón al Señor en manera indivisible para poder servir con más libertad y dedicación a sus hermanos. En este contexto, todos conocemos la decisión de Pablo de mantenerse con el trabajo de sus manos y su compromiso por la colecta en favor de los pobres de Jerusalén”.

Otro aspecto de la vida consagrada de Pablo es la misión, continuó diciendo el Papa. “En él, tan estrechamente unido a la persona de Cristo, reconocemos una profunda capacidad de conjugar la vida espiritual y la acción misionera; en él las dos dimensiones se atraen recíprocamente. Él pertenece a grupo de los “constructores místicos” cuya existencia es ya sea contemplativa y activa, abierta a Dios y a sus hermanos para desarrollar un servicio al Evangelio eficaz”.

El Papa remarcó luego el coraje del apóstol dijo, frente al sacrificio al afrontar pruebas terribles, hasta el martirio, la confianza inquebrantable en la palabras de Su Señor. “Su experiencia espiritual aparece como traducción vivida del misterio pascual, que él ha intensamente investigado y anunciado como forma de vida del cristiano. Pablo vive por, con y en Cristo”.

Por último y tras mencionar la reciente Instrucción sobre el servicio de la autoridad y la obediencia dedicada los miembros de la vida consagrada, el Pontífice, les invitó a buscar cada mañana el contacto vivo y constante con la Palabra de cada día, meditándola y custodiándola en el corazón como un tesoro, convirtiéndola en la raíz de toda acción y el primer criterio de toda elección. “Que el Año paulino alimente aún más en cada uno de ustedes el propósito de acoger el testimonio de San Pablo, meditando cada día la Palabra de Dios con la práctica fiel de la lectio divina”.







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