En su carta al nuevo Patriarca ortodoxo ruso el Papa expresa su deseo de seguir cooperando
para promover y reforzar la comunión en el Cuerpo de Cristo, y ser “una sola cosa
para que el mundo crea”
Lunes, 2 feb (RV).- Ayer fue entronizado en la Catedral de Cristo Salvador de Moscú
el nuevo Patriarca ortodoxo de Moscú y de todas las Rusias, Kiril, elegido días antes
por el Concilio de la Iglesia ortodoxa rusa como sucesor del patriarca Alexis II.
Kiril, decimosexto Patriarca de la Iglesia rusa y primer patriarca post comunista
de la historia, está considerado el alma del ala más moderna y abierta al diálogo,
en particular con la Iglesia católica.
Acogiendo con alegría esta noticia,
Benedicto XVI que ya había manifestado al nuevo patriarca, poco después de la elección,
su augurio, asegurándole el recuerdo en sus oraciones, envió a estas solemnes celebraciones
en Moscú a una delegación guiada por el cardenal Walter Kasper, presidente del Pontificio
Consejo para la Unidad de los Cristianos. El Pontífice confió al purpurado, para que
le entregara al patriarca Kiril, una carta y el don de un cáliz como muestra del deseo
de llegar pronto a la plena comunión.
En dicho mensaje Benedicto XVI recuerda
“las buenas relaciones” que han caracterizado sus encuentros en el momento en que
Kiril, metropolita de Smolensk y Kaliningrado, realizaba su servicio en calidad de
presidente del Departamento de Relaciones exteriores de la Iglesia ortodoxa. “Con
motivo de su entronización -escribe el Papa- deseo confirmarle mi estima y mi cercanía
espiritual. Rezo para que nuestro Padre celestial le conceda abundantes dones del
Espíritu Santo en su ministerio y le consienta guiar a la Iglesia en la caridad y
en la paz de Cristo”.
“Usted -prosigue el Santo Padre- es ahora el Sucesor
de nuestro amado hermano, de venerada memoria, Su Santidad Alexis II, que ha dejado
en su pueblo una profunda y respetada herencia eclesial de renovación y de desarrollo,
con la que ha conducido a la Iglesia ortodoxa rusa, fuera del largo período de dificultad
y de sufrimiento bajo un sistema totalitario y ateo, hacia una nueva y activa presencia
de servicio en la sociedad de hoy”. “El patriarca Alexis II ha trabajado asiduamente
por la unidad de la iglesia ortodoxa rusa y por la comunión con las otras iglesias
ortodoxas. Además mantuvo un espíritu de apertura y de cooperación con los otros cristianos
y en particular con la Iglesia católica, en defensa de los valores cristianos en Europa
y en el mundo. Estoy seguro -subraya el Papa- que vuestra Santidad continuará construyendo
el futuro sobre esta sólida base, por el bien su pueblo y por el bien de los cristianos
en todo el mundo”.
Benedicto XVI termina señalando en su carta que como presidente
del Departamento de Relaciones Exteriores de la Iglesia, el metropolita “desarrolló
un papel importante en el forjar una nueva relación entre las dos iglesias: una relación
basada sobre la amistad, la aceptación recíproca y el diálogo sincero, en grado de
afrontar las dificultades de nuestro camino común”. “Es mi fervorosa esperanza -acaba
diciendo el Papa- que continuaremos cooperando para encontrar el modo de promover
y reforzar la comunión en el Cuerpo de Cristo, en la fidelidad a nuestra oración del
Salvador que todos seamos una sola cosa para que el mundo crea”.