2009-01-29 13:44:54

Al recibir a los obispos de la Conferencia episcopal rusa el Papa, aludiendo a la reciente elección del nuevo Patriarca de Moscú y de todas las Rusias, manifiesta su deseo de caminar juntos hacia la reconciliación y el amor fraterno


Jueves, 29 ene (RV).- El Santo Padre Benedicto XVI comenzó sus actividades públicas esta mañana a las 11,15 recibiendo en audiencia, en el palacio apostólico del Vaticano, a un grupo de cuatro obispos de la Conferencia Episcopal de Rusia, con motivo de su quinquenal Visita "ad limina Apostolorum". En el contexto del Año Paulino, que estamos celebrando, Benedicto XVI –dirigiéndose a los queridos y venerados hermanos de la Conferencia episcopal rusa– los acogió y saludó con alegría y con las palabras del Apóstol: “Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y del Señor Jesucristo” (1 Co 1, 3). Y destacó que han venido a Roma para venerar los lugares sagrados donde san Pedro y san Pablo sellaron con el martirio su existencia al servicio del Evangelio. Precisamente es éste –destacó el Papa– el primer significado de la visita ad limina Apostolorum. Porque como explicó el Pontífice, en su calidad de Sucesores de los Apóstoles, también ellos se encuentran con el Sucesor de Pedro, poniendo de manifiesto la comunión que los une a él.

La comunión con el Obispo de Roma –añadió– , garante de la unidad eclesial, permite a las comunidades encomendadas a sus atenciones pastorales, si bien minoritarias, sentirse “cum Petro” y “sub Petro”, parte viva del Cuerpo de Cristo extendido por toda la tierra. En efecto, agregó Benedicto XVI, “la unidad, que es don de Cristo, crece y se desarrolla en las concretas situaciones de las diversas Iglesias locales. De ahí que el Papa, citando la constitución conciliar Lumen gentium (n. 23), afirmara a este propósito que el Concilio Vaticano II recuerda que “cada uno de los obispos, por su parte, es el principio y fundamento visible de unidad en sus Iglesias particulares, formadas a imagen de la Iglesia universal. En ellas y a partir de ellas existe la Iglesia católica, una y única”.

El Sucesor de Pedro aprovechó este encuentro con los pastores de la Iglesia que vive en Rusia para renovarles su solicitud y cercanía espiritual, animándolos a proseguir unidos en la actividad pastoral, beneficiándose también con la experiencia de la Iglesia universal. Además, tras escuchar con gran interés cuanto le han referido estos pastores acerca de sus comunidades, el Papa dijo que están viviendo un proceso de maduración y van profundizando juntas su “rostro” de Iglesia católica local. Por otra parte, a esto –agregó el Papa– tiende también su esfuerzo de inculturación de la fe. Y manifestó de buen grado su aprecio por el compromiso con que se ocupan del relanzamiento de la participación litúrgica-sacramental, de la catequesis, de la formación sacerdotal y de la preparación de un laicado maduro y responsable, que sea fermento evangélico en las familias y en la sociedad civil.

El Santo Padre observó además que, lamentablemente, también en Rusia como en otras partes del mundo, se registra la crisis de la familia con el consecuente descenso demográfico, junto con otras problemáticas que afectan a la sociedad contemporánea. “Come se sabe –dijo textualmente– estas problemáticas preocupan también a las autoridades estatales, con las cuales es, por tanto oportuno, proseguir la colaboración por el bien de todos.

En este contexto, Benedicto XVI destacó justamente la atención que estos obispos dirigen especialmente a los jóvenes, a los cuales la comunidad católica rusa –fiel a la “memoria” de sus propios testigos y mártires y utilizando oportunos instrumentos y lenguajes– está llamada a transmitir inalterado el patrimonio de santidad y fidelidad a Cristo, y a los valores humanos y espirituales, que están en la base de una eficaz promoción humana y evangélica.

Tras recordar que están viviendo en un contexto eclesial particular, es decir en un país caracterizado en la mayoría de su población por una milenaria tradición ortodoxa con un rico patrimonio religioso y cultural, el Papa manifestó que en estos días se siente espiritualmente cercano a los queridos hermanos y hermanas de la Iglesia Ortodoxa Rusa, que se alegran por la elección del Metropolita Kirill como nuevo Patriarca de Moscú y de todas las Rusias. A él, añadió, mis felicitaciones más cordiales por la delicada tarea eclesial que le ha sido encomendada. Pido al Señor que nos confirme a todos en el compromiso de caminar juntos por el camino de la reconciliación y del amor fraterno”.

El Obispo de Roma se despidió de los prelados rusos invocando la maternal intercesión de la bienaventurada Virgen María y de los Apóstoles Pedro y Pablo sobre ellos y sobre sus programas apostólicos, y de corazón les impartió una bendición apostólica especial, extendiéndola con afecto a los sacerdotes, a los religiosos y a las religiosas, así como a la entera comunidad católica que da testimonio de Cristo entre las poblaciones de la Federación Rusa.







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