Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos: “Estarán unidas en tu mano”
Lunes, 19 ene (RV).- Este domingo ha dado inicio la Semana de Oración por la Unidad
de los Cristianos. “Estarán unidas en tu mano” es el título del mensaje publicado
por la Conferencia Episcopal española para dar algunas orientaciones con el fin de
celebrar esta semana de unidad, sobre todo en nuestra época en la que el mundo aparece
dividido en todos los planos. La Comisión Episcopal de relaciones Interconfesionales
firma el documento inspirado en las palabras del profeta Ezequiel quien habla de dos
leños a modo de trozos de una vara de mando rota, que el Señor le ordena al profeta
unir en su propia mano como signo para la casa de Israel (Ez 37,15-28).
Los
prelados españoles recuerdan en este sentido que todos han de tomar en consideración
la unidad ya existente entre todos los discípulos de Cristo puesta de relieve en el
Concilio Vaticano II. “Tenemos –enumeran los miembros de la Comisión Episcopal de
relaciones Interconfesionales- un bautismo común que hemos de esforzarnos todos por
reconocer en su verdad y efectos de salvación. Hemos sido bautizados en el nombre
de la Santa Trinidad de Dios y configurados con la muerte y resurrección de Cristo,
somos verdaderamente hijos de Dios y miembros de la Iglesia una”.
Recientemente
los obispos españoles, conscientes de las necesidades espirituales de tantos hermanos
nuestros provenientes de las Iglesias orientales, se han propuesto aplicar las orientaciones
del Vaticano II, según las cuales “la práctica pastoral demuestra, en lo que se refiere
a los hermanos orientales, que se pueden y se deben considerar diversas circunstancias
personales en las que ni sufre daño la unidad de la Iglesia, ni hay peligros que se
deban evitar, y apremia la necesidad de salvación y el bien espiritual de las almas.
Por eso la Iglesia católica, según las circunstancias de tiempos, lugares y personas,
usó y usa con frecuencia un modo de actuar más suave, ofreciendo a todos medios de
salvación y testimonio de caridad entre los cristianos, mediante la participación
en los sacramentos y en otras funciones y cosas sagradas” (Decreto Orientalium Ecclesiarum
sobre las Iglesias católicas orientales, n. 26).
Juntamente con estas orientaciones,
los obispos españoles en sus diócesis han tomado providencias distintas para que los
hermanos orientales no católicos puedan celebrar la Divina Liturgia compartiendo algunos
templos expresamente puestos para este delicado cometido, o bien, según sus posibilidades,
cediendo algunos locales para el ejercicio del culto y de la acción pastoral, siempre
a tenor de las vigentes normativas diversas de las Iglesias hermanas y de la Iglesia
Católica. Los obispos españoles finalizan señalando que han mencionado en anteriores
mensajes los importantes pasos que todos hemos dado hacia la unidad visible, “pero
nos queda un largo camino hacia la meta; por eso no podemos cejar en el empeño de
la oración, cometido indeclinable de todos, tanto de los cristianos particulares que,
movidos por el Espíritu Santo y unidos a Cristo, piden al Padre la unidad de la Iglesia,
como de las parroquias y comunidades. El Octavario ha de estimular nuestro anhelo
de unidad. Que los encuentros que se promuevan con cristianos de otras Iglesias y
las asambleas de oración que se organicen no pierdan de vista que la unidad es un
don de Dios y que sólo llegará como don, que es preciso suplicar con inmensa confianza
en Cristo, que oró para que no le falte a la Iglesia la unidad”.