Síntesis del P. Lombardi del año 2008 y puntos clave del 2009 de Benedicto XVI
Martes, 30 dic (RV).- El director de la Oficina de Prensa y de nuestra emisora, el
Padre Federico Lombardi, sintetizó -como es tradicional- el intenso ministerio petrino
de Benedicto XVI en 2008, dirigiendo una mirada a los anhelos eclesiales para el 2009,
que ve al continente africano en el corazón del Santo Padre.
Además de los
viajes pastorales que ha realizado, a lo largo del 2008, Benedicto XVI ha impulsado
en su intensa actividad pontificia el diálogo ecuménico e interreligioso, la defensa
de los cristianos perseguidos en el mundo, sus llamamientos reiterados e infatigables
en favor de los grandes valores para la tutela de la dignidad humana y la superación
de las consecuencias de la grave crisis económica mundial: «Diría que el Pontificado
ha encontrado perfectamente su línea como anuncio de la fe cristiana, con un magisterio
de nivel extraordinario –dijo el P. Lombardi- Y también como afirmación de los valores
esenciales por el bien de la humanidad de hoy y de mañana. Un anuncio positivo, que
se presenta al mundo de hoy sin timidez. Y, me parece, que los grandes viajes internacionales,
en particular de este año, han manifestado esta característica».
Precisamente,
en el marco de los viajes de Benedicto XVI –Estados Unidos, con su visita a la ONU;
la Jornada Mundial de la Juventud en Sydney, la peregrinación a Lourdes– el director
de la Oficina de Prensa de la Santa Sede destacó «ciertamente, el discurso de Benedicto
XVI ante la Asamblea de las Naciones Unidas, así como su oración en la Zona Cero,
que quizá ha conmovido con mayor intensidad el alma de los estadounidenses. En lo
que se refiere a la Jornada Mundial de la Juventud, recordamos los grandes momentos
de abrazos entre el Santo Padre y la espléndida y gozosa asamblea de los jóvenes.
En Francia, ciertamente el Papa ha podido presentar de forma positiva su magisterio,
que ha sido escuchado con atención no sólo de parte de la Iglesia, sino también de
parte del mundo cultural francés. Logrando así el objetivo de diálogo entre la Iglesia
y el mundo de hoy, que todos anhelábamos».
También en los temas del ecumenismo
y del diálogo con el Islam, este 2008 marcó progresos importantes como subrayó el
P. Lombardi: «En el ecumenismo, la imagen que quizá tenemos más presente es la del
discurso de Bartolomé I en el Sínodo de los Obispos. Cuando el Patriarca ecuménico
anunció de forma tan intensa el amor a la Palabra de Dios en la tradición ortodoxa.
Y ¿qué cosa podría unirnos más que este encaminarnos juntos a las raíces de nuestra
fe? En el diálogo interreligioso, en las relaciones con el Islam, probablemente el
momento más significativo ha sido el reciente Foro católico-musulmán, cuya Declaración
final ha demostrado que se han tratado verdaderamente con honestidad y claramente
los puntos de los derechos humanos, de la libertad religiosa, que son cruciales en
la relación con el Islam».
El 2008 se ha caracterizado también como Año Paulino
y Benedicto XVI desde hace algunos meses está dedicando sus catequesis en las audiencias
generales al Apóstol de las gentes. Sobre lo que espera el Santo Padre de este jubileo
que abarca también el 2009, el director de Radio Vaticano señaló que «el Año Paulino
es quizá algo que los medios de comunicación laicos internacionales no destacan tanto,
pero en la vida de la Iglesia es muy importante. Por ello, la catequesis del Papa
es un aspecto de gran relieve en su servicio, enriquecido con la gran profundidad
de su cultura teológica y su gran espiritualidad. Es una forma de ayudar al pueblo
cristiano a reencontrar –en relación con la figura apasionada del apóstol, como es
la de san Pablo– el espíritu misionero, el anhelo de anunciar este don de la fe, que
se ha recibido. También en ámbito ecuménico este Año Paulino es importante. En efecto,
es muy interesante ver cómo los ortodoxos, en particular, lo han acogido como una
de las claves de su pastoral a lo largo del año».
El evento eclesial más significativo
del año ha sido, seguramente, el Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios el
pasado mes de octubre. Éste signo de la importancia que el Papa brinda a este tema
fundamental para la vida del cristiano vino definido por el Padre Lombarda con éstas
palabras: «Ha sido una experiencia particularmente dichosa. El clima era sumamente
sereno y ello es algo muy importante, porque sobre el tema de la Palabra de Dios se
registraron tantos debates, sobre la exégesis, el método histórico crítico, y otros
puntos. Sin embargo, me parece que se ha experimentado y demostrado cómo la comunidad
de la Iglesia está serenamente madura para una lectura que - aún teniendo en cuenta
todas las dimensiones culturales y críticas que hay que considerar cuando se lee el
texto sagrado - se cumple en la fe de la Palabra de Dios, como alimento y cimiento
de su vida cristiana. Y diría que el Papa ha dado su contribución con el libro sobre
Jesús, que es un libro ejemplar de lectura espiritual y teológica de la Escritura
y de comunicación a los demás de esta lectura».
Benedicto XVI ha mostrado,
en varias ocasiones, una gran atención en lo que se refiere a la crisis económica
mundial. En espera de su Encíclica social, el Papa reitera, una vez más, la centralidad
de la persona humana también en las relaciones económicas: «Ciertamente. Una cosa
que me parece significativa es que todas las personas – creyentes y no creyentes –
han comprendido fácilmente que en la base del tipo de crisis económica que se está
verificando hay componentes éticos. Es decir, que ha habido un afán de ganancias por
medio de una dinámica de las finanzas deslindada de la producción, de la laboriosidad
efectiva. Y ello se paga. El hecho de que el Papa recuerde a menudo este tema muestra,
no sólo su participación en los sufrimientos y en las dificultades que tantas personas
sufren como consecuencia de esta crisis, sino también nos recuerda que para salir
de esta situación - para reconstruir una economía más digna del hombre y más sólida,
que responda a las exigencias de la dignidad humana de la persona - hay que lograr
construir una economía sobre los valores fundamentales para alcanzar un desarrollo
justo y solidario para todos».
Otro tema que ha caracterizado el 2008 fue
la persecución de los cristianos en varias partes del mundo, en particular en la India,
en el estado de Orisa. Benedicto XVI no ha dejado de dar voz a los que no tienen voz:
«Sí, en particular, la situación en la India, pero también en Oriente Medio. Son situaciones
ligadas al hecho de que, lamentablemente, en el mundo de hoy los fundamentalismos
siguen creciendo y ello lleva a la negación del respeto hacia la fe, hacia las creencias
de los demás. A marginar y cumplir acciones violentas contra los que tienen una fe
distinta. Es un problema muy grande. En Oriente Medio ocurre lo mismo. El que tantos
cristianos se vean obligados a emigrar, que se les obligue a condiciones de vida muy
difíciles, es signo de que se cuestiona el equilibrio de civilización, de convivencia,
que ha durado siglos. Aun a través de vivencias distintas. Y para nosotros, como personas
religiosas, es uno de los hechos más dramáticos del tiempo de hoy. El que el nombre
de Dios y que la religión como tal sean ocasión de tensión y de violencia, en lugar
de ser – como corresponde – de armonía, de amor y de contribución a una construcción
de la humanidad sobre la paz. Es algo que debemos tener muy presente sin bajar la
guardia, en absoluto».
Para 2009 ya se conocen las metas de algunos viajes
del Papa. Entre ellos, su anhelo de visitar Tierra Santa. Sin olvidar el Sínodo para
África, en octubre, que estará precedido por el viaje que Benedicto XVI realizará
al continente africano en marzo. Mientras, se espera la publicación de su tercera
Encíclica, de carácter social ¿Qué expectativas se presentan, precisamente, para 2009?:
«Es evidente que algunos puntos sobre los cuales se alimentan expectativas siguen
siendo todavía problemáticos. Habrá que ser bastante prudentes mirando el año que
comienza. Lo que sí está claro es la atención que se refiere a África. Los sufrimientos
de tantos pueblos de África son tan grandes. Son espantosos. Masacres de pobres, situaciones
de hambre – como la de Zimbabwe en estos días... - ¿Qué debemos hacer para superar
y evitar, no sólo estas situaciones tan dramáticas, sino para que un continente con
grandes potencialidades - con grandísimos recursos materiales y sobre todo humanos
– pueda dar su aporte a la humanidad y a la Iglesia de hoy y de mañana? El compromiso
del Papa nos da un ejemplo, pero todos deberíamos mirar hacia este continente el año
que viene».