2008-12-18 16:59:48

Jornada Mundial del Inmigrante: reconocer y valorar su contribución en el mundo


Jueves, 18 dic (RV).- Según la Declaración Universal de los Derechos Humanos, todos los seres humanos nacemos libres e iguales en dignidad y derechos, y toda persona disfruta de los derechos y libertades proclamados en ella, sin distinción de ningún tipo, en particular de raza, color u origen nacional. Ésta es una de las bases de la Jornada Mundial del Inmigrante que hoy se celebra en todo el mundo bajo el auspicio de Naciones Unidas.

La proclamación del día 18 de diciembre como Día Internacional de la población inmigrante se debe entre otros factores, al creciente número de inmigrantes que existe en el mundo y a la preocupación internacional por asegurar su protección y el respeto de sus derechos y libertades fundamentales. Con la celebración de este día, se pretende también reconocer y valorar la enorme contribución de todas estas personas en el avance económico, social y cultural de los países en todo el mundo.

Y es que, los movimientos migratorios a gran escala han crecido mucho en los últimos años. Actualmente, alrededor de 150 millones de personas viven y trabajan fuera de sus países de origen. Y en este sentido España, de donde no hace mucho tiempo salían inmigrantes hacia Europa del Norte y América, se ha convertido, hoy en día en un país receptor para un gran numero de personas inmigrantes.

Precisamente en el mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y el Refugiado que se celebrará el 18 de enero del próximo año, Benedicto XVI establecía el tema “San Pablo inmigrante, ‘Apóstol de los pueblos’”, tomando como punto de partida la feliz coincidencia del Año Jubilar en honor del Apóstol con ocasión del bimilenario de su nacimiento.

En este sentido el Papa solicitaba que la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado 2009, sea para todos “un estímulo a vivir en plenitud el amor fraterno sin distinciones de ningún tipo y sin discriminaciones, con la convicción de que nuestro prójimo es cualquiera que tiene necesidad de nosotros y a quien podemos ayudar”.

Sobre la situación de los inmigrantes en el mundo, recientemente el presidente del Consejo Pontificio Justicia y Paz, cardenal Renato Martino, comentaba que buena parte de los 200 millones de emigrantes en todo el mundo se dirigen a los países ricos, “y eso explica que en los países de acogida los consideren como una especia de ‘invasión’ con consecuencias negativas para la estabilidad y la seguridad”. En este sentido el cardenal lamentaba “que este clima de cerrazón haga todavía más triste y más amarga la vida de muchos inmigrantes, empujándoles incluso a situaciones de irregularidad”, pero subrayó que “el fenómeno migratorio, en un mundo globalizado, es imparable. El problema no se resolverá cerrando las fronteras sino acogiendo, con una reglamentación justa, equilibrada y solidaria, los flujos migratorios”.

Así lo escribió san Pablo en la carta a los Gálatas: “ya no hay judío ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre o mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús”. En base a este principio, el cardenal Martino, recordó que “la baja natalidad lleva a una caída en el número de habitantes”, por lo que “esos países tienen necesidad de brazos. Pero detrás de los brazos hay una persona, una cultura, una religión y una familia. Y tenemos que aceptar el conjunto”.







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