Benedicto XVI alienta a la construcción de una Europa acogedora, solidaria y fiel
a sus raíces cristianas, recordando su responsabilidad para el futuro de la humanidad
Martes, 9 dic (RV).- «La Europa contemporánea que se asoma al Tercer Milenio es fruto
de dos milenios de civilización. Se arraiga tanto en el ingente y antiguo patrimonio
de Atenas y de Roma, como, y sobre todo, en el fecundo terreno del cristianismo, que
se ha revelado capaz de crear nuevos patrimonios culturales, aún percibiendo la contribución
original de cada civilización». Lo recuerda Benedicto XVI en un mensaje dirigido al
cardenal Jean Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso,
y al arzobispo Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura.
El mensaje del Santo Padre, que se ha dado a conocer hoy, es con motivo de
la Jornada de Estudio organizada conjuntamente por estos dos dicasterios pontificios,
dedicada al tema «Culturas y Religiones en diálogo», como participación de la Santa
Sede en la iniciativa de la Unión Europea, de declarar este 2008 «Año europeo del
diálogo intercultural». Jornada que se celebró el pasado jueves, 4 de diciembre. Reiterando
que «para ser auténtico» este diálogo debe evitar ceder al relativismo y al sincretismo
y que tiene que estar impulsado por sincero respeto y generoso espíritu de reconciliación
y de fraternidad, Benedicto XVI alienta a cuantos se dedican a la construcción de
una Europa acogedora, solidaria y cada vez más fieles a sus raíces».
En particular,
el Santo Padre exhorta a los creyentes para que «contribuyan no sólo a custodiar celosamente
la herencia cultural y espiritual que los caracteriza y que forma parte integrante
de su historia, sino que se comprometan aún más en la búsqueda de nuevos caminos para
afrontar de forma adecuada los grandes desafíos de la época posmoderna». Como «la
defensa de la vida del hombre, en todas sus fases, la tutela de todos los derechos
de la persona y de la familia, la construcción de un mundo justo y solidario, el respeto
de la creación, el diálogo intercultural e interreligioso»
Tras señalar que
«ya desde hace muchos años, Europa ha tomado conciencia de su sustancial unidad cultural,
en la constelación de culturas nacionales, que han moldeado su rostro», el Papa recuerda
que «el nuevo humanismo surgido de la difusión del mensaje evangélico, exalta todos
los elementos humanos dignos de la persona y de su vocación trascendente, purificándolos
de las escorias que ofuscan el auténtico rostro del hombre creado a imagen y semejanza
de Dios».
Por ello, reitera Benedicto XVI, «Europa se presenta hoy como un
precioso tejido, cuyo entramado está formado por los principios y por los valores
que manan del Evangelio, al tiempo que las culturas nacionales han sabido bordar una
inmensa variedad de perspectivas que manifiestan las capacidades religiosas, intelectuales,
técnicas, científicas y artísticas del Homo europeus».
«En este sentido, podemos
afirmar que Europa ha tenido y sigue teniendo un influjo cultural sobre el conjunto
del género humano. Y no puede dejar de sentirse particularmente responsable, no sólo
de su futuro, sino también del de la humanidad entera», recuerda el Papa, añadiendo
luego que «en el contexto actual, en el que cada vez más a menudo nuestros contemporáneos
se plantean los interrogativos esenciales enlazados con el sentido de la vida y su
valor, es más importante que nunca reflexionar sobre las antiguas raíces de las cuales
ha manado ninfa abundante, en el curso de los siglos».
«El tema del diálogo
intercultural e interreligioso emerge como una prioridad para la Unión Europea e interesa
de forma transversal a los sectores de la cultura y de la comunicación, de la educación
y de la ciencia, de las migraciones y de las minorías, hasta alcanzar los sectores
de la juventud y del empleo».
Refiriéndose a que «una vez acogida la diversidad
como dato positivo, hay que impulsar que las personas acepten, no sólo la existencia
de la cultura del otro, sino que deseen también enriquecerse con ella», Benedicto
XVI evoca la exhortación que dirigió en este contexto, su predecesor, el Siervo de
Dios Pablo VI.
«Vivimos en lo que se suele denominar un ‘mundo pluralista’,
caracterizado por la rapidez de las comunicaciones, de la movilidad de los pueblos
y de su interdependencia económica, política y cultural», destaca Benedicto XVI, haciendo
hincapié en que «precisamente en esa hora - algunas veces dramática – aunque lamentablemente
muchos europeos parecen ignorar las raíces cristianas de Europa, estas mismas raíces
están vivas y deberían trazar el camino y alimentar la esperanza de millones de ciudadanos
que comparten los mismos valores».
El Papa exhorta a los creyentes a «estar
siempre listos a promover iniciativas de diálogo intercultural e interreligioso, con
el fin de estimular la colaboración sobre los temas de interés recíproco. Como la
dignidad humana de la persona, la búsqueda del bien común, la construcción de la
paz y el desarrollo». Por tal motivo, recuerda asimismo el Pontífice, la Santa Sede
ha querido dar un relieve especial a su participación en el diálogo de alto nivel
sobre la comprensión entre las religiones y las culturas y su cooperación para la
paz, en el marco de la 62 Asamblea General de Naciones Unidas.