2008-12-09 15:34:09

Benedicto XVI alienta a la construcción de una Europa acogedora, solidaria y fiel a sus raíces cristianas, recordando su responsabilidad para el futuro de la humanidad


Martes, 9 dic (RV).- «La Europa contemporánea que se asoma al Tercer Milenio es fruto de dos milenios de civilización. Se arraiga tanto en el ingente y antiguo patrimonio de Atenas y de Roma, como, y sobre todo, en el fecundo terreno del cristianismo, que se ha revelado capaz de crear nuevos patrimonios culturales, aún percibiendo la contribución original de cada civilización». Lo recuerda Benedicto XVI en un mensaje dirigido al cardenal Jean Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, y al arzobispo Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo para la Cultura.

El mensaje del Santo Padre, que se ha dado a conocer hoy, es con motivo de la Jornada de Estudio organizada conjuntamente por estos dos dicasterios pontificios, dedicada al tema «Culturas y Religiones en diálogo», como participación de la Santa Sede en la iniciativa de la Unión Europea, de declarar este 2008 «Año europeo del diálogo intercultural». Jornada que se celebró el pasado jueves, 4 de diciembre. Reiterando que «para ser auténtico» este diálogo debe evitar ceder al relativismo y al sincretismo y que tiene que estar impulsado por sincero respeto y generoso espíritu de reconciliación y de fraternidad, Benedicto XVI alienta a cuantos se dedican a la construcción de una Europa acogedora, solidaria y cada vez más fieles a sus raíces».

En particular, el Santo Padre exhorta a los creyentes para que «contribuyan no sólo a custodiar celosamente la herencia cultural y espiritual que los caracteriza y que forma parte integrante de su historia, sino que se comprometan aún más en la búsqueda de nuevos caminos para afrontar de forma adecuada los grandes desafíos de la época posmoderna». Como «la defensa de la vida del hombre, en todas sus fases, la tutela de todos los derechos de la persona y de la familia, la construcción de un mundo justo y solidario, el respeto de la creación, el diálogo intercultural e interreligioso»

Tras señalar que «ya desde hace muchos años, Europa ha tomado conciencia de su sustancial unidad cultural, en la constelación de culturas nacionales, que han moldeado su rostro», el Papa recuerda que «el nuevo humanismo surgido de la difusión del mensaje evangélico, exalta todos los elementos humanos dignos de la persona y de su vocación trascendente, purificándolos de las escorias que ofuscan el auténtico rostro del hombre creado a imagen y semejanza de Dios».

Por ello, reitera Benedicto XVI, «Europa se presenta hoy como un precioso tejido, cuyo entramado está formado por los principios y por los valores que manan del Evangelio, al tiempo que las culturas nacionales han sabido bordar una inmensa variedad de perspectivas que manifiestan las capacidades religiosas, intelectuales, técnicas, científicas y artísticas del Homo europeus».

«En este sentido, podemos afirmar que Europa ha tenido y sigue teniendo un influjo cultural sobre el conjunto del género humano. Y no puede dejar de sentirse particularmente responsable, no sólo de su futuro, sino también del de la humanidad entera», recuerda el Papa, añadiendo luego que «en el contexto actual, en el que cada vez más a menudo nuestros contemporáneos se plantean los interrogativos esenciales enlazados con el sentido de la vida y su valor, es más importante que nunca reflexionar sobre las antiguas raíces de las cuales ha manado ninfa abundante, en el curso de los siglos».

«El tema del diálogo intercultural e interreligioso emerge como una prioridad para la Unión Europea e interesa de forma transversal a los sectores de la cultura y de la comunicación, de la educación y de la ciencia, de las migraciones y de las minorías, hasta alcanzar los sectores de la juventud y del empleo».

Refiriéndose a que «una vez acogida la diversidad como dato positivo, hay que impulsar que las personas acepten, no sólo la existencia de la cultura del otro, sino que deseen también enriquecerse con ella», Benedicto XVI evoca la exhortación que dirigió en este contexto, su predecesor, el Siervo de Dios Pablo VI.

«Vivimos en lo que se suele denominar un ‘mundo pluralista’, caracterizado por la rapidez de las comunicaciones, de la movilidad de los pueblos y de su interdependencia económica, política y cultural», destaca Benedicto XVI, haciendo hincapié en que «precisamente en esa hora - algunas veces dramática – aunque lamentablemente muchos europeos parecen ignorar las raíces cristianas de Europa, estas mismas raíces están vivas y deberían trazar el camino y alimentar la esperanza de millones de ciudadanos que comparten los mismos valores».

El Papa exhorta a los creyentes a «estar siempre listos a promover iniciativas de diálogo intercultural e interreligioso, con el fin de estimular la colaboración sobre los temas de interés recíproco. Como la dignidad humana de la persona, la búsqueda del bien común, la construcción de la paz y el desarrollo». Por tal motivo, recuerda asimismo el Pontífice, la Santa Sede ha querido dar un relieve especial a su participación en el diálogo de alto nivel sobre la comprensión entre las religiones y las culturas y su cooperación para la paz, en el marco de la 62 Asamblea General de Naciones Unidas.







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