2008-12-06 16:55:58

El lugar de culto es una casa de oración, nunca un centro de propaganda ideológica, desde el que difundir fanatismo y odio


Sábado, 6 dic (RV).- En España, y en toda Europa, en el mundo de la política y de la cultura, así como en la opinión pública, se discute desde hace tiempo sobre las medidas que habría que tomar a la hora de construir nuevas mezquitas y centros culturales islámicos dentro de núcleos urbanos y ciudades que han vivido durante siglos solamente dentro de la tradición cristiana. Sobre esta cuestión, detrás de la cual bulle una fuerte polémica, nuestra compañera Romilda Ferrauto, de la sección francesa, ha entrevistado al cardenal Jean Louis Tauran que es el presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo interreligioso.

“Como es sabido, un lugar de culto es un derecho que deriva claramente del derecho a la libertad religiosa, como señalan todas las declaraciones del derecho internacional; este derecho pertenece a todas las comunidades religiosas y debe aplicarse en todos los lugares: es lo que se llama “libertad de culto”, es decir, el derecho a tener un lugar de culto. Sin embargo, luego, la construcción de un nuevo lugar de culto debe responder a una real necesidad de la comunidad religiosa interesada. Y esto vale también para el lugar elegido y para su dimensión. Lo que debe tenerse en cuenta es que la construcción de un lugar de culto no constituya nunca un acto de desafío para las otras comunidades religiosas, sobre todo en relación a la comunidad mayoritaria. Por ello, es de desear, por ejemplo, que los lugares de culto observen una cierta distancia entre ellos, incluso por cuestiones de tipo práctico. Creo que es importante que el lugar de culto sea una casa de oración. No debe convertirse en un centro de propaganda ideológica, desde el cual difundir fanatismo y odio. Y finalmente, es necesaria la transparencia por lo que se refiere a la financiación de la construcción y de la gestión de los lugares de culto. Pienso que todas estas consideraciones deben disponerse conjuntamente de manera que se eviten desvíos y consecuencias temidas”.

¿Qué es lo que deben hacer las autoridades públicas para verificar que estos lugares de culto no se conviertan en centros de propaganda?

“Yo creo que lo importante es el diálogo, un diálogo sincero y transparente. Es necesario recordar que en todos los Congresos internacionales en los que se habla de libertad de religión existe siempre una cláusula que prevé que las autoridades políticas, las autoridades del Estado tienen el derecho de verificar que la libertad de religión ejercitada por una comunidad no pone en peligro la libertad de las otras comunidades religiosas, y que la seguridad y el orden público están siempre garantizados”.
 







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