2008-12-05 15:48:45

El Papa envía sendos mensajes a las presidentas de Argentina y Chile, en el 30 aniversario de la mediación de Juan Pablo II en el conflicto austral


Viernes, 5 dic (RV).- Benedicto XVI ha enviado sendos mensajes a las presidentas de Argentina y Chile, Cristina Fernández de Kirchner y Michelle Bachelet, respectivamente, con motivo del 30 aniversario de la mediación del Papa Juan Pablo II, en la solución del antiguo diferendo que ambos países mantuvieron sobre la determinación de sus límites en la Zona Austral del Continente. La decisión de poner solemnemente en el Monte Aymond, frontera entre los dos Países, la primera piedra de un monumento conmemorativo de dicha efeméride, le ha brindado la ocasión al Papa de evocar, en su mensaje, aquellos días de diciembre de 1978, cuando los dirigentes de esas dos Naciones llegaron a pensar que se había agotado toda posibilidad de lograr un acuerdo a su secular controversia.

Conociendo los profundos deseos de paz de ambas Naciones, Juan Pablo II, sintió la necesidad de mediar “enviando al cardenal Antonio Samoré a las respectivas capitales, lo que hizo que se detuviera providencialmente el enfrentamiento bélico, y que llevó a la firma de los Acuerdos de Montevideo de 1979. Éstos incluían una apuesta decidida de los dos Gobiernos por la paz, la cual quedaba expresada en la petición al Sucesor de san Pedro para que actuara como mediador con la finalidad de guiarlos en las negociaciones y asistirlos en la búsqueda de una solución definitiva de las discrepancias.

Benedicto XVI se une ahora, pasados 30 años, con gratitud y gozo a la celebración especial de ese hecho histórico por parte de las Presidentes de ambos Países, que agradecen la obra de su Predecesor, que tanto se distinguió por la promoción de la concordia entre todos los pueblos. “Dicho éxito, -subraya Benedicto XVI- fue un ejemplo de como, ante cualquier controversia, se debe vencer siempre el desánimo y no dar nunca por agotado el camino del diálogo paciente y de la negociación conducida con sabiduría y prudencia, para alcanzar una solución justa y digna a través de medios pacíficos, propios de pueblos civilizados”.

“La historia reciente, -acaba diciendo el Santo Padre- con la experiencia de varios intentos fatalmente fallidos y de soluciones drásticas que, en controversias en distintos escenarios del mundo, han generado gravísimas consecuencias, nos ayuda a descubrir los horrores que aquella mediación pontificia evitó a los pueblos argentino y chileno, e incluso a otras naciones de la región.







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