Inauguración de la Librería Internacional Benedicto XVI: «La voz y la esperanza de
Cristo resuenan por medio de la palabra del Papa, que no se cansa de hablar a la humanidad
del tercer milenio»
Martes, 18 nov (RV).- La voz de Cristo resuena por medio de la palabra del Papa, que
no se cansa de hablar al hombre del tercer milenio. Lo ha recordado, al final de esta
mañana, el cardenal Secretario de Estado, Tarcisio Bertone, en la solemne inauguración
de la Librería Internacional Benedicto XVI.
«También hoy – como bien sabemos
– la Plaza de San Pedro está abierta a todos. Es un lugar donde tantos, que buscan
al ‘Dios desconocido’ (Hch 17,23), encuentran la verdad, escuchando una palabra clara
de una voz segura: es la palabra del Papa Benedicto XVI, en nuestro tiempo, que no
se cansa de repetir al hombre del tercer milenio, a menudo inquieto e inseguro, a
veces hasta angustiado y sin esperanza: ‘Lo que adoráis sin conocer, eso os vengo
yo a anunciar. El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él, que es Señor del
cielo y de la tierra, no habita en santuarios fabricados por mano de hombres; ni es
servido por manos humanas».
Tras recordar que este tercer punto de venta, que
la Librería Editora Vaticana ha querido dedicar al amado Pontífice Benedicto XVI,
después de la Librería Internacional Juan Pablo II y la Librería Internacional Pablo
VI, el cardenal Bertone ha puesto de relieve la activa e intensa colaboración de la
mencionada editora vaticana con el Servicio Fotográfico de L’Osservatore Romano y
el Gobernatorato del Estado de la Ciudad del Vaticano, siempre al servicio de la Santa
Sede y del Santo Padre.
Refiriéndose al local que acoge la Librería Internacional
Benedicto XVI, que se encuentra en la Plaza Pío XII - junto a la Plaza de San Pedro
- el cardenal Bertone ha puesto de relieve que la reestructuración a cargo del arquitecto
Gianni Testa, quiere recordar la sensación que ofrece a todos «la Plaza de San Pedro
– donde la columnata de Bernini parece no sólo abrazar la plaza, sino casi presentarla
al mundo entero, junto con la religiosa majestuosidad y belleza de la Basílica en
la que, como precioso cofre, se acogen y custodian religiosamente las reliquias del
Príncipe de los Apóstoles».
«Hay un indudable enlace entre este local y la
Plaza de San Pedro. Se ha querido expresamente hacer referencia a la Plaza, que con
la Basílica del mismo nombre es el corazón del mundo católico. Para que sea cada vez
más signo visible y elocuente de aquella antigua ágora donde se encontraban mujeres
y hombres en sincera búsqueda de la verdad».
El cardenal Secretario de Estado
de Benedicto XVI ha evocado los Hechos de los Apóstoles, en lo que se refiere al discurso
de Pablo ante el Areópago, recordando que «somos linaje de Dios y no debemos pensar
que la divinidad sea algo semejante al oro, la plata o la piedra modelados por el
arte y el ingenio humano, con el anhelo de poder ser colmados de alegría y de volverse
creyentes» (cfr Hch 17,28-34):
«Queridos amigos, el local quiere ser eco de
esta Plaza, donde en las celebraciones litúrgicas, en las audiencias de los miércoles
y en las citas festivas del Ángelus – cada vez más concurridas - resuena iluminadora
y confortadora la palabra del Papa y, por medio de él, vibra en el corazón de los
que escuchan, ‘la Palabra que se hizo carne y vino a habitar entre nosotros’ la voz
de Cristo. Podríamos decir que aquí se quisiera crear una plaza ulterior, conectada
con la de San Pedro en la que, el que entra, pueda encontrar al Señor. Realizando
así, en cierto sentido, lo que el Santo Padre Benedicto XVI dijo en Francia, hablando
al mundo de la cultura. Hablaba del trabajo de investigación de los monjes, en los
orígenes del monaquismo en Occidente».
Reiterando, en este contexto, que «la
búsqueda de Dios requiere por intrínseca exigencia una cultura de la palabra», el
purpurado ha señalado que esta nueva librería se propone como lugar de evangelización
y de auténtica promoción humana, ofreciendo textos y subsidios que responde a las
expectativas, a las exigencias y a los desafíos de la cultura contemporánea:
«He
citado la analogía con los monjes porque, en la aldea globalizada de la posmodernidad,
donde la secularización divide cada vez más al hombre de Dios y, por consiguiente,
a los hombres entre sí, esta librería quiere representar la novedad siempre actual
de la fe cristiana contenida en la inmutable Palabra de Dios, que – como subraya el
Papa y como leemos en su mensaje al reciente Sínodo celebrado justo aquí cerca, el
pasado mes de octubre – es palabra divina en la raíz de la historia humana. El hombre
y la mujer, creados a imagen y semejanza de Dios’ llevan en sí la impronta divina.
Y por ello pueden entrar en diálogo con el Creador o, lamentablemente, pueden alejarse
de Él y llegar incluso hasta rechazarlo por medio del pecado».
Señalando luego
que «la inversión económica y humana que se ha requerido para esta librería tiene
la única intención de brindar un servicio eminentemente pastoral, en cordial y convencida
colaboración con el ministerio de Pedro», el cardenal Bertone ha hecho hincapié en
los objetivos de este nuevo punto de venta de la Librería Editora Vaticana:
«En
definitiva - y repito - esta librería quiere ser una ágora que haciendo de caja de
resonancia a la ‘Palabra divina, eficaz, creadora y salvadora’ amplifica el magisterio
del Sucesor de Pedro y de los Obispos y da voz a la cultura católica, para que incida
en el tejido de la humanidad de hoy».
El cardenal Secretario de Estado de Benedicto
XVI ha explicado asimismo que para esta inauguración se ha elegido la fecha de este
18 de noviembre, para destacar los lazos que esta librería quiere tener con el Sumo
Pontífice. Pues hoy la liturgia nos invita a hacer memoria de la dedicación, realizada
aquí en Roma, de las Basílicas de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo.
El purpurado
ha concluido su discurso poniendo de relieve la necesidad - cada vez más intensa hoy
– de que junto a los lugares de culto se desarrollen también lugares de divulgación
de la verdad, espacios de investigación y de profundización del mensaje cristiano,
encarnado en la sociedad, para que se difunda e impregne en el mundo.