El Card. Tauran recuerda en la ONU que las religiones son mensajeras de reconciliación
Viernes, 14 nov (RV).- “Las religiones, a pesar de las debilidades y las contradicciones
de sus seguidores, son mensajeras de reconciliación y de paz”, pero “los creyentes
deben ser coherentes y creíbles”. Así lo afirmó ayer, el cardenal Jean-Louis Tauran
presidente del Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso, en el curso de la
primera jornada del encuentro promovido por el rey de Arabia Saudita, Abdullah, en
la sede de las Naciones Unidas en Nueva York.
Al encuentro, que se desarrolla
sobre el tema “Cultura de paz”, participan los jefes de Estado y de gobierno de más
de 70 países. El cardenal Tauran recordó en su discurso el papel de las religiones
en promover el bien común de la sociedad, pero al mismo tiempo, afirmó que los creyentes
sin embargo también “pueden utilizar la religión para limitar la libertad de conciencia,
justificar la violencia, difundir el odio y el fanatismo, o minar la autonomía de
la política y de la religión”.
También la ONU, por su naturaleza y misión,
prosiguió diciendo el purpurado, debería ser una escuela de paz. “Aquí, en efecto,
se debe aprender a pensar y a actuar teniendo en cuenta las aspiraciones y los intereses
legítimos, de todos. Aquí todos los países son iguales en dignidad” pero, para “hacer
crecer el sentimiento de pertenencia a una misma familia”, es necesario “superar la
simple lógica de relaciones de fuerza para dar espacio a la fuerza del derecho”.
Citando
a Benedicto XVI, el presidente del dicasterio Vaticano dijo estar convencido de que
“la paz se cuestiona con la indiferencia sobre lo que constituye la verdadera naturaleza
del hombre” y es la base de los “valores comunes a todos creyentes y no creyentes:
la sacralidad de la vida, la dignidad de la persona humana, el respeto por la libertad
de conciencia y de religión, el compromiso por la libertad responsable, la apertura
a las opiniones en su diversidad, el recto uso de la razón, la apreciación por la
vida democrática, la atención a los recursos naturales”. Es menester ir “más allá
de la simple tolerancia” y los “compromisos inciertos” -concluyó el cardenal Tauran-
para construir juntos, sin renunciar al propio patrimonio cultural y religioso, un
mundo más seguro y más fraterno”.