Al recibir al nuevo embajador de la República San Marino ante la Santa Sede, el Papa
afirma que favorecer el diálogo y facilitar el entendimiento entre las autoridades
y la comunidad católica de este Estado, resultará útil para una común acción en favor
de la solidaridad y de la paz en Europa y en el mundo
Jueves, 13 nov (RV).- Al dar su cordial bienvenida al Sr. Sante Canducci, nuevo Ministro
extraordinario y plenipotenciario de la antigua e ilustre República de San Marino
ante la Santa Sede, el pensamiento del Pontífice se dirigió a los Serenísimos Capitanes
Regentes, de los cuales el nuevo diplomático ha sido elegido su alto Representante,
y a la entera población sanmarinense, desde siempre querida al Sucesor de Pedro.
En
efecto, el Papa recordó que la República del Titano, desde su nacimiento, mantuvo
con la Sede Apostólica serenas y proficuas relaciones, formalizadas oficialmente en
1926, con vínculos de recíproca y respetuosa interacción. Por tanto, Benedicto XVI
afirmó que le es grato renovar su cercanía espiritual al pueblo que el Sr. Canducci
representa desde hoy, un pueblo pequeño por la extensión territorial en que reside,
pero digno de toda atención y respeto por su historia, rica de tradiciones culturales
y religiosas.
Además, al saludar al Ministro, el Papa recordó con sincera
gratitud a su benemérito predecesor, el Prof. Giovanni Galassi, quien durante muchos
años desarrolló de modo encomiable su papel de representante de la República de San
Marino y el de Decano del Cuerpo Diplomático acreditado ante la Santa Sede. Benedicto
XVI dijo de él que la sensibilidad, el tacto humano y la competencia que han caracterizado
su actividad le han procurado la estima de sus colegas diplomáticos y, sobre todo,
han contribuido a intensificar las ya cordiales relaciones entre la República de San
Marino y la Santa Sede.
De ahí que el Papa manifestara la seguridad de que
sobre la misma huella el nuevo diplomático proseguirá el camino ya comenzado, porque
la consolidación de las proficuas relaciones recíprocas, además de favorecer el diálogo
y facilitar el entendimiento entre las autoridades y la comunidad católica de San
Marino, resultará útil también para una común acción en favor de la solidaridad y
de la paz en Europa y en el mundo. Además, Benedicto XVI afirmó que cada nación y
cada institución, por pequeña o grande que sea, está llamada a trabajar activamente
para construir una comunidad internacional basada en los compartidos valores humanos
y espirituales. Y añadió textualmente:
A este proyecto de amplitud mundial,
la República de San Marino ciertamente no dejará de dar su contribución, poniendo
a disposición de todos la experiencia de un pasado rico de historia y de cultura,
en la que sobresale la tutela de la familia, célula fundamental de cada comunidad.
La que es conocida como el Espolón del Titano es tierra marcada por una peculiar identidad
que se inserta en la riqueza cultural y espiritual de la Península italiana.
Y
añadió que el punto que cualifica semejante identidad es el antiguo patrimonio de
valores que en gran parte trae la linfa de la fe cristiana, que ha imbuido la vida
y la historia de la gente y de las instituciones sanmarinenses. Además, el Papa dijo
que valorar la herencia greco-romana, enriquecida por el encuentro con el cristianismo,
constituye una indudable oportunidad ofrecida también a la República de San Marino
para contribuir a que Europa sea tierra de diálogo y “casa común” de naciones con
sus específicas características culturales y religiosas. Y si bien destacó que las
condiciones ambientales y sociales en las que vivimos han cambiado; permanece sin
embargo inalterado el objetivo último de cada compromiso personal y comunitario; a
saber la búsqueda del auténtico bienestar de la persona y la construcción de una sociedad
abierta a la acogida y atenta a las reales exigencias de todos
Por último,
aludiendo a la “sana” laicidad del Estado, el Papa dijo que comporta que cada realidad
temporal se rija según normas propias, las cuales sin embargo no deben descuida las
fundamentales instancias éticas cuyo fundamento reside en la naturaleza misma del
hombre, y que precisamente por esta razón se remontan en último análisis al Creador.
Porque como dijo Benedicto XVI “cuando la Iglesia católica -a través de sus legítimos
pastores- proclama el valor que tienen esos fundamentales principios éticos -enraizados
en la herencia cristiana de Europa- para la vida privada y más aún para la vida pública,
sólo está movida por el deseo de garantizar y promover la inviolable dignidad de la
persona y el auténtico bien de la sociedad”.
Su Santidad se despidió del embajador
de San Marino asegurándole la plena disponibilidad de sus colaboradores y formulando
votos para que pueda desarrollar bien su alta misión. Mientras renovó a los Serenísimos
Capitanes Regentes y al pueblo de la amada República de San Marino, su saludo y su
oración, para que Dios proteja y bendiga a cada uno.