Miércoles, 12 nov (RV).- En nuestro espacio de hoy, nuestra autora* propone la docilidad
de María, cuando eleva el Magnificat, y reconoce “Se alegra mi espíritu en Dios mi
Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava”, reconociendo que en esa
mirada esta la fuente de su júbilo, y nos propone que al igual que la Madre de Jesús,
nos dejemos mirar por Dios para sentirnos acogidos y envueltos en su ternura, su perdón
y su amor incondicional, sentirnos envueltos en la protección cálida de un amor que
nos acoge y nos posibilita la existencia y el crecimiento; porque la experiencia de
los años vividos puede ser una “ventana” que nos ayude a mirar la vida desde una nueva
perspectiva.
“A quien tiene a Dios en la lengua, todo le sabe a Dios”, A quien
se reconoce hijo bajo la mirada del Padre, todos se le vuelven hermanos…
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el programa
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Dolores Aleixandre, teóloga y religiosa del Sagrado Corazón, autora de: “Las puertas
de la tarde. Envejecer con esplendor” Ed. Sal Terrae, España 2007