Audiencia general: el Papa pide oraciones por la venida de Cristo entre “los prófugos
de Darfur y Kivu”, “entre los que hacen uso de la droga”, “donde los ricos se han
olvidado de Dios”, porque sin su presencia no habrá nunca un mundo justo y renovado
Miércoles, 12 nov (RV).- Con una oración ha concluido esta mañana la catequesis del
Papa en la Audiencia General. "Sin la presencia de Cristo -ha dicho Benedicto XVI-
no habrá nunca un mundo justo y renovado: decimos con urgencia: “Ven Señor, a los
campos de prófugos de Darfur y el norte de Kivu, ven donde domina la droga, ven entre
los ricos que te han olvidado y viven solo para sí mismos. Ven y renueva el mundo
y nuestros corazones”.
Los cristianos no rezan “para que el mundo acabe”, pero
pueden “correctamente rezar” por la venida de Cristo a un mundo injusto, “donde hay
injusticia y violencia”. Rezar por la venida de Cristo entre “los prófugos de Darfur”,
“entre los que hacen uso de la droga”, “donde los ricos se han olvidado de Dios”.
Son palabras de Benedicto XVI en la Audiencia General, en una amplia reflexión improvisada,
en italiano, a partir del comentario a las cartas de san Pablo, en particular, aquellas
dirigidas a los Tesalonicenses, a los Filipenses y a los Corintos.
“¿Podemos
rezar también nosotros invocando 'maranatha', es decir, “Señor ven”?, se ha preguntado
el Santo Padre, ante unos 15 mil fieles y peregrinos reunidos en la plaza de san Pedro.
“Me parece que para nosotros hoy en nuestra vida y en nuestro mundo -ha observado
el Pontífice- es difícil rezar para que Cristo venga, y pienso que sinceramente no
osamos rezar a causa de muchos motivos.
Sin embargo, en un mundo justo y correcto,
también nosotros podemos decir, junto a los primeros cristianos: “Jesús ven”. “Ciertamente,
no queremos con ello que venga el fin del mundo, pero queremos que acabe este mundo
injusto, que cambie radicalmente, que sea un mundo de justicia y de paz, sin violencia
y sin hambre”.
"Pero sin la presencia de Cristo -ha dicho Benedicto XVI- no
habrá nunca un mundo justo y renovado. “Debemos decir con urgentemente con fuerza
-ha dicho el Santo Padre, improvisando sus reflexiones-: “Ven Señor, donde hay injusticia
y violencia, en los campos de prófugos de Darfur, donde domina la droga, ven donde
los ricos te han olvidado y para ellos eres un desconocido”. Ven y renueva nuestros
corazones.
Benedicto XVI ha terminado rezando: “Ven a nuestro corazón para
que nosotros podamos convertirnos, en presencia tuya, en luz”. “Recemos con san Pablo
'maranatha', “Ven, Señor nuestro “, y que Cristo esté realmente presente hoy en
nuestro mundo y lo renueve”.
Este ha sido el resumen que de su catequesis ha
hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en
la Plaza de san Pedro:
Queridos
hermanos y hermanas:
San Pablo enseña que el evento
escatológico se ha realizado ya en Cristo, con su muerte y resurrección, aunque su
cumplimiento definitivo tendrá lugar al final de los tiempos. Por eso vivimos en el
presente esperando la completa redención. Además, mientras la morada terrena del cuerpo
se deshace, el cristiano espera de Dios una mansión en el cielo, nuestra verdadera
patria. Con su doctrina sobre la espera de la parusía, o segunda venida de Cristo,
san Pablo proclama la conexión de la salvación con el acontecimiento pascual y el
futuro escatológico. Estos dos aspectos, la pascua y el futuro que nos aguarda, aparecen
unidos en una expresión de la carta a los Romanos: “en esperanza fuimos salvados”
(8, 24). Relacionada íntimamente con la fe, nuestra esperanza no se funda en una utopía,
sino en una novedad de vida real y en crecimiento. La fe cristiana es una esperanza
que transforma y sostiene nuestra vida (cf. Spes salvi, 10). Con la expresión Maranà,
thà!, Ven, Señor nuestro (1 Co 16, 22), se expresa la conciencia de la salvación ya
realizada en la Pascua y la esperanza gozosa del creyente que, sostenido por esta
esperanza, se dirige al encuentro de su Señor.
Saludo
cordialmente a los fieles de lengua española. En particular, a los peregrinos y grupos
venidos de Chile, España, Guatemala, México, Paraguay y de otros países latinoamericanos.
Que la enseñanza y el ejemplo de san Pablo ayude a todos a orientar nuestra vida hacia
el encuentro definitivo con el Salvador. Con ocasión de su inauguración, saludo también
al Canal de la Iglesia Católica en Colombia “Cristovisión”, deseando que esta iniciativa
contribuya a difundir los valores del evangelio en ese amado País. Que Dios os bendiga.
Como
siempre el Santo Padre, antes de finalizar la audiencia se ha dirigido a los jóvenes,
a los enfermos y a los recién casados. Qué el ejemplo de san Martín, que ayer celebramos
la fiesta, sea para vosotros, queridos jóvenes, empuje a una generosa fidelidad evangélica,
que sea para vosotros, queridos enfermos, ánimo para confiar en el Señor que jamás
abandona a sus hijos en el momento de la prueba, y que sea para vosotros, queridos
reciñen casados, estímulo para respetar y servir con valentía la vida humana, que
es un don de Dios.