2008-11-08 17:35:28

Benedicto XVI recuerda el gran pontificado de Pío XII y lamenta que en los últimos años sólo se haya hablado de él para analizar una única problemática tratada de forma unilateral


Sábado, 8 nov (RV).- Benedicto XVI ha recordado hoy el gran pontificado de Pío XII, al recibir a los participantes en el congreso promovido por las universidades Lateranense y Gregoriana sobre el tema de la herencia del magisterio del Papa Pacelli a 50 años de su muerte, y su influencia en el Concilio Vaticano II”.

El Pontífice ha subrayado que “en los últimos años cuando se ha hablado de Pío XII la atención se ha concentrado de manera excesiva sobre una sola problemática que también ha sido tratada de manera más bien unilateral”, lo cual “además de otras consideraciones” -ha precisado- “han impedido un acercamiento adecuado a una figura de gran espesor histórico-teológico” como la del Papa Pacelli.

Benedicto XVI ha afirmado que el magisterio de Pío XII se caracteriza “por la vasta y beneficiosa amplitud así como por su excepcional cualidad”: más de 40 encíclicas, innumerables discursos, documentos, homilías y radiomensajes en los que ha afrontado, en casi 20 años de pontificado, los temas más variados. Entre las encíclicas el Santo Padre ha citado en particular: “Mystici corporis” sobre la naturaleza de la Iglesia y la “Miranda prorsus” sobre “la gran importancia de los medios de comunicación que de manera cada vez más incisiva iban influenciando la opinión pública”. “Precisamente por esto el Sumo Pontífice, que valorizó al máximo la nueva invención de la Radio, subrayaba el deber de los periodistas de proporcionar informaciones verdaderas y respetuosas con las normas morales”.

Pío XII dirigió también su atención “a las ciencias y a los extraordinarios progresos llevados a cabo por éstas. A pesar de admirar las conquistas alcanzadas en estos campos” no faltó “en poner en guardia ante los riesgos que conllevaba una búsqueda no atenta a los valores morales”.

“Baste un solo ejemplo: se hizo famoso el discurso que pronunció cuando se llegó a la escisión de los átomos; con extraordinaria visión de futuro, el Papa amonestaba a cerca de la necesidad de impedir a toda costa que estos geniales progresos científicos fueran utilizados para la construcción de armas mortíferas, que hubieran podido provocar grandes catástrofes e incluso la total destrucción de la humanidad”.

Célebres también fueron las intervenciones sociales de Pío XII sobre la necesidad de construir una sociedad fundada en la justicia para tener un mundo pacificado. Benedicto XVI ha recordado el dogma de la Asunción con el que el Papa Pacelli “subrayaba la dimensión escatológica de nuestra existencia y exaltaba además la dignidad de la mujer”. Pío XII escribía “con la máxima precisión cada discurso, meditando cada frase y sopesando cada palabra antes de pronunciarla en publico” y “era contrario a improvisaciones”. Éste era su carácter.

“Por naturaleza e índole, Pío XII era un hombre comedido y realista, ajeno a falsos optimismos pero igualmente inmune al peligro de aquel pesimismo que no es propio de un creyente. Aborrecía las polémicas estériles y desconfiaba profundamente del fanatismo y el sentimentalismo”.

Era un hombre de “una inteligencia nada común con “una memoria de hierro, con una singular familiaridad para las lenguas extranjeras y con una notable sensibilidad”. Fino diplomático, eminente jurista y óptimo teólogo. Pero sobre todo tenía “la firme voluntad de donarse totalmente a Dios, sin mirar por su delicada salud”.

“Todo nacía del amor por el Señor Jesucristo y del amor por la Iglesia y por la humanidad. Él era, en efecto, ante todo el sacerdote en constante e íntima unión con Dios, el sacerdote que encontraba la fuerza para su inmenso trabajo, deteniéndose en oración por mucho tiempo ante el Santísimo Sacramento en coloquio silencioso con su Creador y Redentor. De ahí sacaba la fuerza y el empuje de su magisterio, así como para todas las otras actividades”.

“Han pasado ya 50 años de su muerte -ha afirmado Benedicto XVI- pero su poliédrico y fecundo magisterio tiene también para los cristianos de hoy un valor inestimable”. “Ciertamente la Iglesia, Cuerpo Místico de Cristo, es un organismo vivo y vital no inmovilizado sobre lo que era hace 50 años. Pero el desarrollo procede de la coherencia. Por esto la herencia del magisterio de Pío XII ha sido recogida por el Concilio Vaticano II y propuesta a las generaciones cristianas sucesivas. Es conocido, que en las intervenciones orales y escritas presentadas por los padres del concilio Vaticano II se encuentran más de mil referencias al magisterio de Pío XII”.

“Podemos decir, pues, -ha concluido el Papa- que en la persona del Sumo Pontífice Pío XII, el Señor ha hecho a su Iglesia un don excepcional por el que todos nosotros debemos estarle agradecidos”.







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