El Papa subraya que los trasplantes de órganos deben ser siempre gratuitos y define
como inaceptable, abominable y moralmente ilícita su compra-venta
Viernes, 7 nov (RV).- Benedicto XVI ha recibido esta mañana en audiencia a los participantes
en el Congreso internacional “Un don para la vida. Consideraciones sobre la donación
de órganos”, organizado por la Pontificia Academia para la Vida. “Los trasplantes
de tejidos y de órganos -ha dicho el Papa- representan una gran conquista de la ciencia
medica y son ciertamente un signo de esperanza para muchas personas que se encuentran
en graves y a veces extremas situaciones clínicas”. “Los trasplantes deben ser siempre
gratuitos y la compra-venta eventual de órganos es una práctica inaceptable, y un
acto moralmente ilícito”.
“Solamente aquel que da la propia vida la salvará”.
Recordando esta enseñanza de Jesús, el Papa ha indicado una responsabilidad: la del
amor que compromete a hacer de la propia vida un don para los demás”. El acto de amor
de la donación de órganos -ha añadido- es un genuino “testimonio de caridad que mira
más allá de la muerte para que venza siempre la vida”.
“La donación de órganos
es una forma peculiar de testimonio de la caridad. En un periodo como el nuestro,
a menudo marcado por diversas formas de egoísmo, es cada vez más urgente comprender
cuan determinante es entrar en la lógica de la gratuidad para una correcta concepción
de la vida”.
La lógica de la gratuidad se contrapone a aquella del mercado.
“Que no suceda -advierte el Pontífice-, que “la multiplicación de peticiones de trasplantes
cambie los principios éticos que están en la base”. Eventuales lógicas de compra venta
de órganos, así como la adopción de criterios discriminatorios utilitaristas, terminarían
por ser la negación del don cambiando su significado y calificándose como actos moralmente
ilícitos.
“Los abusos en los trasplantes y el tráfico de órganos, que a menudo
afecta a personas inocentes como a los niños, deben encontrar a la comunidad científica
y médica unidas para rechazarlos como prácticas inaceptables. Estos abusos por lo
tanto van decisivamente condenados como abominables”.
El mismo principio ético
va confirmado cuando se quiere aplicar a la creación y destrucción de embriones humanos
destinados a fines terapéuticos: “La simple idea de considerar al embrión como “material
terapéutico” contradice las bases culturales, civiles y éticas en las que se asienta
la dignidad de la persona”.
Por lo que respecta a la técnica del trasplante
de órganos -ha subrayado el Papa- se puede donar sólo en el caso que no se ponga en
peligro la propia salud y la propia identidad, y siempre por un motivo moralmente
válido y proporcionado”. El consenso después de una completa información es condición
previa de libertad para que el trasplante tenga la característica de un don”. Benedicto
XVI ha subrayado también los últimos progresos de la ciencia respecto a la constatación
de la muerte del paciente. El Papa precisa a este respecto que los resultados alcanzados
han de recibir “el consenso de toda la comunidad científica de manera que favorezca
la búsqueda de soluciones que den certeza a todos”. El cuerpo –ha explicado el Santo
Padre- jamás puede considerarse un mero objeto.
“El cuerpo de toda persona,
junto con el espíritu que nos ha sido dado a cada uno, constituye una unidad inseparable
en la que está impresa la imagen de Dios mismo. Prescindir de esta dimensión, conduce
a perspectivas incapaces de comprender la totalidad del misterio presente en cada
uno de nosotros”.
A una correcta medicina de los trasplantes le corresponde
a una ética de la donación, que exige por parte de todos dice el Papa “el compromiso
para invertir todos posible esfuerzo en la formación y en la información”. “ahuyentando
si es necesario, prejuicios y malos entendidos. “La vía maestra a seguir -ha concluido
el Papa- debe ser la difusión de una cultura de la solidaridad abierta a todos”.