Al recibir a la nueva embajadora de la República Árabe de Egipto ante la Santa Sede,
Benedicto XVI reitera la apremiante responsabilidad de las religiones que deben ser
artífices de la paz, que tanto necesita el mundo
Jueves 6 nov (RV).- Benedicto XVI ha reiterado, una vez más, «la apremiante responsabilidad
de las religiones, que deben ser artífices de la paz que tanto necesita el mundo».
Las palabras del Santo Padre sobre este tema tan importante han resonado, de forma
especial este jueves, que ha coincidido con sendas audiencias, a la nueva embajadora
de la República Árabe de Egipto, y luego a los participantes en el I Seminario del
Foro católico islámico, promovido por el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso.
En lo que respecta a su discurso de cordial bienvenida a la nueva embajadora de Egipto,
el Papa ha destacado que «en esta tierra – de antigua civilización conocida en el
mundo entero por sus monumentos, su arte y su conocimiento ancestral – se han encontrado
y entremezclado diversos pueblos, culturas y religiones, construyendo la milenaria
identidad del pueblo egipcio, renombrado por su sabiduría y ponderación y constituyendo
la riqueza de su cultura – capaz aún hoy – de integrar la novedad, conservando su
especificidad». Tras subrayar su gratitud a Dios por las buenas relaciones diplomáticas
entre Egipto y la Santa Sede, desde hace más de 60 años, de Benedicto XVI ha hecho
hincapié en que esta nación se distinguió, ya desde entonces, por su gran anhelo «de
ser puente entre pueblos y religiones».
Lamentando «los numerosos y graves
problemas internacionales que siguen sacudiendo – a menudo con demasiada violencia
– regiones de África y Asia, en particular en Oriente Medio», Benedicto XVI ha recordado
los esfuerzos de Egipto en favor de la paz, de la armonía y de soluciones justas,
que respeten los estados y las personas. Esfuerzos que coinciden, precisamente, con
los de la Santa Sede. Impulsando sin cesar el diálogo entre las religiones y la cultura
de la paz e intentando eliminar los egoísmos nacionales.
«Las religiones pueden
y deben ser factores de paz, aunque lamentable y equivocadamente algunas veces se
las utiliza para causar violencia y muerte», ha enfatizado el Papa, reiterando en
este contexto que «el respeto de la sensibilidad y de la historia propia de cada país
o de cada comunidad humana y religiosa, las conversaciones y los encuentros multilaterales
– y sobe todo – un auténtica voluntad de buscar la paz, favorecen la reconciliación
de los pueblos y la cohabitación pacífica entre todos».
Tras reiterar su profundo
aprecio por las acciones cumplidas por Egipto y la hospitalidad ofrecida a numerosos
refugiados – tanto musulmanes como cristianos – Benedicto XVI ha animado a esta nación
a perseverar en esta noble tradición, que Dios recordará cuando llegue el momento.
En lo que se refiere concretamente al papel primordial de las religiones en
la promoción de la paz, el Papa ha mencionado los encuentros anuales entre el Comité
Permanente para el Diálogo entre las Religiones Monoteístas de la Institución Al Azhar
Al Sahrif y el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso. Pues «han abierto
una senda hacia una comprensión y un respeto recíproco entre el islam y el cristianismo.
Camino que ya está abierto, ahora no queda más que recorrerlo».
Este diálogo
es una oportunidad para el mundo. Una oportunidad ofrecida por Dios, que debemos tener
en cuenta y no nos podemos dejar escapar para vivir en la paz, ha insistido Benedicto
XVI, invitando a promover este mismo diálogo. Con ello ganarán la humanidad y las
religiones. Con un recuerdo especial dirigido a la comunidad católica en Egipto,
el Santo Padre ha recordado «la armonía en la convivencia con las grandes tradiciones
cristianas orientales y occidentales». Y la activa colaboración en los ámbitos de
la educación, de la sanidad y de la caridad. Sin olvidar la acogida de los numerosos
turistas católicos que visitan este país.