El Santo Padre pide a los que estudiantes de las Universidades pontificias y eclesiásticas
de Roma, que se esfuercen siempre en discernir la verdad de sus contrarios: la ignorancia,
el error, la mentira
Viernes, 31 oct (RV).- Benedicto XVI ayer por la tarde dirigió un saludo a los profesores
y estudiantes de las Universidades pontificias y eclesiásticas de Roma, después de
la celebración de la Santa Misa presidida por el prefecto de la Congregación para
la Educación Católica, el cardenal Zenon Grocholewski, en la Basílica de san Pedro,
con motivo de la inauguración del Año Académico de los Pontificios Ateneos Romanos.
El
Santo Padre les invitó a permanecer fieles al Cristo que la Iglesia presenta, para
comprometerse en el trabajo intelectual, a ser libres interiormente ante la tentación
del orgullo, y a enorgullecerse siempre y solamente en el Señor. “No es el conocimiento
en sí el que puede hacer daño, sino la presunción, el alardear de aquello a lo que
se ha llegado – o se presume haber llegado – a conocer”, señaló el Pontífice, recordando
que “es precisamente de aquí donde derivan las facciones y las discordias en la Iglesia
y, análogamente, en la sociedad”.
El Papa recordó también a los estudiantes
y profesores las palabras de san Pablo a los Corintios, comunidad en la que habían
aflorado divisiones, “señal de una falsa sabiduría”. “Existe una sabiduría de la cruz,
sabiduría de Dios”- dijo Benedicto XVI – que se contrapone a la necia sabiduría del
mundo”. Esta última - añadió - “es una forma de vivir y ver las cosas prescindiendo
de Dios y siguiendo las opiniones dominantes, según los criterios del éxito y del
poder”, la sabiduría de Dios consiste sin embargo en seguir la mente de Cristo: “Es
Cristo quien abre los ojos del corazón para seguir el camino de la verdad y del amor”.
¿Pero
cómo seguir y buscar la mente de Cristo? Por medio de la Iglesia y en la Iglesia,
explicó el Papa: “Es menester ser hombres y mujeres espirituales, porque de otra manera
se cae en la necedad”, incluso si se estudia mucho y llega a ser “docto y sutil razonador
de este mundo. Es necesario ser “pequeños”: por decirlo como el Apóstol de las gentes,
hacerse necio a los ojos del mundo” para ser verdaderamente sabios ante Dios. No se
trata de un planteamiento ‘anti-intelectual’: Pablo – recordó el Papa – se opone a
un tipo de soberbia intelectual, en la que el hombre, incluso sabiendo mucho, pierde
la sensibilidad por la Verdad.
“Queridos amigos –dijo el Papa- estas reflexiones
paulinas no quieren conducir a subvalorar el compromiso humano necesario por el conocimiento.
El Apóstol denuncia el veneno de la falsa sabiduría, que es el orgullo”. Y la Verdad
es el gozne en el que debe girar el compromiso, el estudio y toda la vida de los ateneos
pontificios: así lo evidenció en la homilía el cardenal Grocholewski: “Esta arma de
la verdad tiene un valor particular para vosotros estudiantes y para vosotros profesores.
Que vuestra escucha y vuestra palabra se esfuercen siempre en discernir la verdad
de sus contrarios: la ignorancia, el error, la mentira”.