“Ejemplo admirable de construcción de la paz a través de la vía maestra y siempre
actual del diálogo”. Mensaje de Benedicto XVI a 30 años de la mediación de Juan Pablo
II en el diferendo austral entre Argentina y Chile
Jueves, 23 oct (RV).- La Santa Sede hizo público hoy el texto del Mensaje que en
nombre de Benedicto XVI, envió el cardenal Secretario de Estado Tarcisio Bertone,
al cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires y gran canciller de la
Pontificia Universidad Católica Argentina, con motivo de la jornada dedicada al 30°
aniversario de la mediación de Juan Pablo II en la crisis entre Argentina y Chile.
En efecto, en el texto leemos que con motivo de la Jornada dedicada “a los
30 años de la Mediación de Su Santidad Juan Pablo II en el diferendo austral entre
Argentina y Chile. Los frutos de la paz (1978-2008)”, organizada por la Pontificia
Universidad Católica de Argentina de Buenos Aires, que se celebró el pasado 16 octubre,
el Santo Padre desea hacer llegar un afectuoso saludo a los participantes en ese solemne
acontecimiento. Y afirma que estas celebraciones quieren recordar la mediación pontificia
que contribuyó a resolver una controversia, que corría el riesgo de convertirse en
un conflicto, y reflexionar sobre los frutos de paz que de ella han derivado hasta
nuestros días.
“El recuerdo de los acontecimientos de hace treinta años –afirma
el Papa- está indisolublemente unido a la amada figura de Papa Juan Pablo II y a la
destacada obra de su delegado especial, el cardenal Antonio Samoré, ambos muy comprometidos
en la búsqueda de la paz y de la concordia entre los pueblos argentinos y chileno,
unidos desde siglos por sólidos vínculos de fe y solidariedad”. También se menciona
al cardenal Agostino Casaroli y a sus colaboradores que, tras la muerte del llorado
cardenal Samoré, finalizaron los trabajos de la mediación, hasta conseguir la firma
de una declaración conjunta de paz y de amistad, que tuvo lugar en la Ciudad del Vaticano
el 23 de enero de 1984.
Se trata de una actuación que el Papa define “ejemplo
admirable de construcción de la paz a través de la vía maestra y siempre actual del
diálogo”, que tiene come finalidad no la supremacía de la fuerza y del interés, sino
la afirmación de una justicia ecuánime y solidaria, fundamento seguro y estable de
la convivencia entre los pueblos. Por esta razón añade que a treinta años del acontecimiento,
la mediación del Beagle sigue siendo un ejemplo que se puede poner para llamar la
atención de la Comunidad internacional, ya que muestra, junto a la paciencia y a la
responsabilidad de las partes implicadas, cómo en todas las controversias el diálogo
no perjudica los derechos, sino que amplía el campo de las posibilidades razonables
para resolver las divergencias.
“Es necesario, por tanto –prosigue el mensaje
pontificio-, seguir recurriendo a la diplomacia y a sus métodos de negociación, que
toman su fuerza del bagaje moral de los pueblos, dándoles confianza para garantizar
la paz, la seguridad y el bienestar”. Porque las nuevas generaciones, teniendo presente
las lecciones de la historia, antigua y reciente, están llamadas a mirar al futuro
con ojos de esperanza y a comprometerse en la realización de la civilización del amor,
de la cual Juan Pablo II fue profeta, aunque no siempre fuera escuchado.
El
cardenal Tarcisio Bertone escribe que mientras desea que la iniciativa contribuya
a reforzar los vínculos de paz y amistad entre los pueblos hermanos de la región,
el Santo Padre invoca sobre todos los participantes en esa Jornada abundantes gracias
divinas e imparte cordialmente a las queridas poblaciones argentina y chilena, como
signo de su paterna solicitud, la Bendición Apostólica. Y añade que en esta feliz
circunstancia, uniéndose a los deseos del Santo Padre, el secretario de Estado de
Su Santidad aprovecha la ocasión para reiterar al cardenal Jorge Mario Bergoglio
los sentimientos de su consideración y estima en Cristo.
Sigue el texto del
mensaje pontificio:
Al Eminentísimo Cardenal Jorge Mario Bergoglio, SJ Arzobispo
de Buenos Aires Gran Canciller de la Pontificia Universidad Católica Argentina.
Señor
Cardenal: Con motivo de la Jornada dedicada “A 30 años de la Mediación de su Santidad
Juan Pablo II en el diferendo austral entre Argentina y Chile. Los frutos de la paz
(1978-2008)”, organizada por la Pontificia Universidad Católica de Argentina de Buenos
aires el próximo 16 octubre, el Santo Padre desea hacer llegar un afectuoso saludo
a los participantes en ese solemne acontecimiento. Las celebraciones programadas
quieren recordar la mediación pontificia que contribuyó a resolver una controversia,
que corría el riesgo de convertirse en un conflicto, y reflexionar sobre los frutos
de paz que de ella han derivado hasta nuestros días.
El recuerdo de los acontecimientos
de hace treinta años está indisolublemente unido a la amada figura de Papa Juan Pablo
II y a la destacada obra de su Delegado especial, el Cardenal Antonio Samoré, ambos
muy comprometidos en la búsqueda de la paz y de la concordia entre los pueblos argentinos
y chileno, unidos desde siglos por sólidos vínculos de fe y solidariedad. Es obligado
también mencionar al Card. Agostino Casaroli y a sus colaboradores que, tras la muerte
del llorado Card. Samoré, finalizaron los trabajos de la mediación, hasta conseguir
la firma de una declaración conjunta de paz y de amistad, que tuvo lugar en el Vaticano
el 23 de enero de 1984. Fue un ejemplo admirable de construcción de la paz a través
de la vía maestra y siempre actual del diálogo, que tiene come finalidad no la supremacía
de la fuerza y del interés, sino la afirmación de una justicia ecuánime y solidaria,
fundamento seguro y estable de la convivencia entre los pueblos.
A treinta
años del acontecimiento la mediación del Beagle continúa siendo un ejemplo que se
puede poner para llamar la atención de la Comunidad internacional, ya que muestra,
junto a la paciencia y a la responsabilidad de las partes implicadas, cómo en todas
las controversias el diálogo no perjudica los derechos, sino que amplía el campo de
las posibilidades razonables para resolver las divergencias. Es necesario, por tanto,
seguir recurriendo a la diplomacia y a sus métodos de negociación, que toman su fuerza
del bagaje moral de los pueblos, dándoles confianza para garantizar la paz, la seguridad
y el bienestar. Las nuevas generaciones, teniendo presente las lecciones de la historia,
antigua y reciente, están llamadas a mirar al futuro con ojos de esperanza y a comprometerse
en la realización de la civilización del amor, de la cual Juan Pablo II fue profeta,
aunque no siempre fuera escuchado. Mientras desea que la iniciativa contribuya
a reforzar los vínculos de paz y amistad entre los pueblos hermanos de la región,
el Santo Padre invoca sobre todos los participantes en esa Jornada abundantes gracias
divinas e imparte cordialmente a las queridas poblaciones argentina y chilena, como
signo de su paterna solicitud, la Bendición Apostólica.
En esta feliz circunstancia,
uniéndome a los deseos del Santo Padre, aprovecho la ocasión para reiterarle, Señor
Cardenal, los sentimientos de mi consideración y estima en Cristo.
Tarcisio
Cardenal Bertone Secretario de Estado de Su Santidad