Audiencia general: el Papa evoca la relación de san Pablo «con Cristo vivo», principio
para comprender el mundo y encontrar el camino en la historia
Miércoles, 22 oct (RV).- En su audiencia general de hoy, Benedicto XVI ha evocado
la relación de san Pablo «con Cristo vivo. No con un principio abstracto, sino con
la persona-Jesús que me ha amado y se ha entregado por mí, con Él puedo hablar, me
escucha y me responde. Éste es el principio para comprender el mundo y encontrar el
camino en la historia».
Además el Papa ha reiterado que «Cristo, Potencia y
Sabiduría de Dios, se humilló de forma radical, en contraste con la soberbia humana,
que a veces lo rechaza y que lleva a la autodestrucción. A su humildad - expresión
del amor divino - le sigue realmente la elevación al cielo, en la que nos atrae con
su amor».
Prosiguiendo sus catequesis sobre san Pablo, Benedicto XVI ha meditado,
en su audiencia general de esta semana, sobre las enseñanzas paulinas en lo que se
refiere a «la centralidad de Cristo resucitado en el misterio de la salvación: preexistencia
y encarnación». «Cristo es para el Apóstol el criterio de evaluación de los eventos
y de las cosas. El fin de cada esfuerzo de san Pablo, la gran pasión que sostiene
sus pasos por los caminos del mundo».
Después de haber reflexionado, en sus
catequesis pasadas, sobre la «conversión de san Pablo – fruto de su encuentro personal
con Jesús crucificado y resucitado» - el Papa ha hecho hincapié en la relación del
Apóstol de las gentes con el «Jesús terrenal»: «Es Cristo vivo, criterio de meditación
de todo. No es un principio abstracto. Es siempre la persona-Jesús que me ha amado
y se ha entregado por mí. Y es esta persona que me ama, con la cual puedo hablar,
que me escucha y me responde. Éste es realmente el principio para comprender el mundo
y encontrar el camino en la historia».
Cristo, como Potencia y Sabiduría de
Dios, se ha vuelto por nosotros justicia, santificación y redención, «si bien puede
ser rechazado, sobre todo por los dominadores de este mundo», ha señalado Benedicto
XVI, evocando luego el himno paulino de la carta a los Filipenses y recordando que,
en los planes de Dios se puede crear paradójicamente la transformación de la Cruz
en «camino de salvación para toda la humanidad». «Cristo siendo de condición divina
no retuvo ávidamente el ser igual a Dios... Sino que se despojó de sí mismo y se humilló,
obedeciendo hasta la muerte de cruz. Por lo cual Dios le exaltó» (Flp 2, 6-11): «Lo
que impacta es el contraste entre humildad radical y glorificación en la Gloria de
Dios. Es evidente que esta segunda estrofa está en contraste con el movimiento de
Adán, que quiere hacerse él mismo Dios. En contraste con el gesto de Babilonia, donde
quieren construir ellos mismos un puente hasta el cielo y hacerse divinidades ellos
mismos. Pero este gesto de la soberbia acaba en la autodestrucción. No se llega así
al cielo, a la verdadera felicidad, a Dios. El gesto del Hijo de Dios es todo lo contrario.
No la soberbia, sino la humildad, que es realización del amor. Y el amor es divino
y por ello a este gesto de humillación – de humildad radical, que está en contraste
con la soberbia humana, es realmente expresión del amor divino. A este gesto le sigue
realmente la elevación al cielo, en la que nos atrae con su amor».
Este ha
sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos
de nuestra lengua presentes en la Plaza de san Pedro:
Queridos
hermanos y hermanas:
Como hemos visto en las catequesis
de las pasadas semanas, San Pablo no se preocupó tanto de contar los hechos aislados
de la vida de Jesús, sino de anunciar a la comunidad naciente a Cristo como el “Señor”,
vivo y presente entre nosotros. Él es el mismo, encarnado, crucificado, resucitado
y vivo. Para comprender esto hay que tener en cuenta la idea de la Sabiduría preexistente
al mundo de la cual habla el Antiguo Testamento. Cristo, en su condición de Hijo,
es coeterno con el Padre. Con su Encarnación, sin dejar de ser Dios, adquiere ciertamente
algo que no tenía, la condición humana hasta hacerse siervo, para rescatarla y salvarla.
Con su glorificación, Cristo, que es “fuerza de Dios y sabiduría de Dios”, es también
para nosotros sabiduría justicia santificación y redención (cf. 1 Co 1,25.30). Otra
formulación de la cristología paulina exalta el primado de Cristo sobre todas las
cosas, el “primogénito” de los que aman a Dios y han sido llamados a ser imagen de
su Hijo.
Saludo cordialmente a los peregrinos de
lengua española, en particular a los venidos de Argentina, España, México, Panamá,
Perú y otros países latinoamericanos. Invito a todos a contemplar el plan de salvación
que San Pablo nos muestra con hondura, y al que nos exhorta a participar uniéndonos
íntimamente a Cristo. Muchas gracias.
Como siempre el Papa,
antes de finalizar la audiencia se ha dirigido a los jóvenes a los enfermos y a los
recién casados. El mes de octubre nos invita a renovar nuestra activa cooperación
en la misión de la Iglesia. Con las energías nuevas de la juventud, con el apoyo espiritual
de la oración y del sacrificio y con la potencialidad de la vida conyugal, sed misioneros
del Evangelio por todas partes, ofreciendo vuestra ayuda a cuantos se fatigan para
llevarlo a aquellos que todavía no lo conocen.