El Santuario de la Beata Virgen María del Santo Rosario de Pompeya y la figura de
su fundador
Jueves, 16 oct (RV).- Este domingo, 19 de octubre, el Santo Padre Benedicto XVI visitará
el Santuario de la Beata Virgen María del Santo Rosario de Pompeya. El Pontífice celebrará
la Santa Misa durante la cual recitará la “Súplica”, la célebre oración del fundador
del Santuario, el Beato Bartolo Longo.
El Santuario ha sido construido en
momentos distintos. El original, de cruz latina con una sola nave, fue erigido entre
1876 y 1891, por el proyecto del profesor Antonio Cua de la Universidad de Nápoles,
y medía 420 m2. Para acoger a los numerosos fieles entre 1934 y 1939, el Santuario
ha sido ampliado, pasando de una nave a tres naves, manteniendo la estructura de cruz
latina. El proyecto fue ideado por el arquitecto y el sacerdote Monseñor Spirito Maria
Chiapetta, que dirigió los trabajos. Las dos naves menores, que tienen tres altares
por cada lado, se prolongan hasta detrás del ábside en un deambulatorio enriquecido
por cuatro capillitas semicirculares. El conjunto de las construcciones esta armonizado
por estructuras contrapuestas, en perfecto equilibrio de masas, estudiado para no
sufrir los efectos del deslizamiento por ninguna causa. El interior, de 2.000 m2,
puede acoger unas 6.000 personas. La cubicación total es de 40.000 metros.
El
Fundador del Santuario de Pompeya, Bartolo Longo, nació el 10 de febrero de 1841 en
Latiano (BR). En 1863 llegó a Nápoles para completar los estudios de Jurisprudencia.
Por medio de amigos y profesores se acercó al mundo del espiritismo, abandonando completamente
la fe católica en la que había sido educado. Gracias al profesor Vincenzo Pepe y al
padre dominico Alberto Radente, volvió al buen camino. Su conversión fue total, se
dedicó en cuerpo y alma a la religión y a la caridad. Gracias a la noble señora Volpicelli,
beatificada el 29 de abril del 2001, conoció a la Condesa Marianna Farnararo De Fusco,
que se había quedado viuda muy joven, con cinco hijos pequeños. Precisamente para
encargarse de la gestión de sus propiedades, llegó al Valle de Pompeya en 1872. Paseando
por los campos del lugar, sintió que le brotaba del corazón la duda que le atormentaba
desde hacía tiempo: “¿Qué podía hacer para salvarse, debido a las experiencias poco
edificantes de su vida pasada?” Era mediodía y al repicar de las campanas se le unió
una voz: “¡Si propagas el Rosario te salvarás!”. Entonces, entendió su vocación y
se propuso no alejarse del Valle de Pompeya, sin haber difundido antes el culto a
la Virgen del Rosario.
Comenzó catequizando a los campesinos; luego, reestructuró
la pequeña iglesia parroquial del Santísimo Salvador, que se remontaba al año 1.000
y decidió erigir una nueva iglesia, tras el consejo del Obispo de Nola, dedicada a
la Virgen del Rosario.
El 13 de noviembre de 1875, llegó a Pompeya la milagrosa
imagen de la Virgen del Rosario. Primero desde Nápoles y luego, poco a poco, desde
todas las partes del mundo, empezaron a llegar donativos para la construcción de la
nueva iglesia, cuya primera piedra fue colocada el 8 mayo de 1876. En 1877 Longo escribió
y divulgó la pía práctica de los Quince Sábados, dos años después, se curó de una
grave enfermedad gracias al rezo de la Novena, que el había compuesto y de la cual
se hicieron, inmediatamente, novecientas ediciones en veintidós idiomas.
El
14 de octubre de 1883, veinte mil peregrinos reunidos en Pompeya, rezaron por primera
vez la Súplica a la Virgen del Rosario, que había surgido del corazón de Bartolo Longo
como respuesta a la Encíclica SUPREMI APOSTOLATUS OFFICIO (1 de septiembre de 1883),
con la cual León XIII, para combatir los males de la sociedad, indicaba como remedio
el rezo del Rosario. En 1884 fundó el periódico “Il Rosario e la Nuova Pompei”. Mientras
tanto, gracias a él, en torno a las obras de la nueva iglesia surgía una verdadera
ciudad con las casas para los obreros, primer ejemplo de construcción social que anunciaba
la RERUM NOVARUM, el telégrafo, la estación ferroviaria, un pequeño hospital, el observatorio
meteorológico y el geodinámico.
En 1887 fundó el Orfanato Femenino, la primera
de sus obras de caridad a favor de los menores. Algunos años más tarde, en 1891, el
cardenal Rafaele Monaco La Valletta consagró el nuevo Templo. El Santuario de Pompeya
era conocido cada vez más y fieles de todo tipo pedían gracias de todo género. Los
condenados se dirigieron al abogado Longo para exhortarlo a que cuidase de sus hijos.
En este periodo el Beato maduró la que aun hoy se considera su intuición más original,
es decir: no solo creer en la posibilidad de recuperación de los hijos de los presos,
sino apostar por el hecho de que estos, a su vez, salvaran a sus padres de la desesperación.
En 1892 se colocaba la primera piedra del Hospicio para los hijos de los presos,
dirigido por los Hermanos de las Escuelas Cristianas de San Juan Bautista La Salle,
a partir de 1907. Pasados seis años, el número de alumnos ascendía a más de cien.
El primer chico acogido, un calabrés, luego se hizo sacerdote. A continuación acogió
también a las hijas de los presos que confió al cuidado de las Hermanas Dominicas
Hijas del Santo Rosario, que él mismo había fundado en 1897.
El 5 de mayo
de 1901 se inauguró la fachada de la Basílica, levantada con la contribución de los
fieles de todas las partes del mundo y dedicada a la Paz Universal. Bartolo Longo
murió a la edad de ochenta y cinco años, el 5 de octubre de 1926. Dos años después,
gracias al interés del Hermano Adriano di Maria, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas,
que continuó la obra del abogado, Pompeya fue reconocida como municipio autónomo.
La obra de Longo ha tenido su reconocimiento solemne con la Beatificación por parte
de Juan Pablo II, acontecida el 26 de octubre de 1980.