Audiencia general: el Papa resalta que la Iglesia no es una asociación, ni un organismo,
sino una comunidad donde "todos los miembros son necesarios para construir su unidad”
Miércoles, 15 oct (RV).- La Iglesia “no es un simple edificio”, ni la suma de las
iglesias locales, sino el Cuerpo viviente de Cristo en la fe, la Asamblea convocada
por Dios en cualquier lugar y en cualquier tiempo de la historia. Lo ha afirmado Benedicto
XVI en el curso de su catequesis de la Audiencia General de esta mañana en la plaza
de San Pedro, ante más de 30 mil fieles y peregrinos.
Partiendo del concepto
de Iglesia, introducido por San Pablo, que fue el primero en adaptar el término griego
ekklesia, que indica literalmente ‘asamblea convocada por Dios’, el Papa ha señalado
que existen “dos interpretaciones”: una de ellas de “carácter sociológico, según la
cual el cuerpo está constituido por sus partes y no existiría sin ellas”. Para san
Pablo, ha explicado el Pontífice “todos los miembros son necesarios para que el cuerpo
pueda realizar su organicidad”, todos son necesarios para construir la unidad de la
Iglesia”.
La Iglesia, sin embargo, “no es solamente un organismo, sino que
se convierte en Cuerpo de Cristo, de manera real, en el sacramento de la Eucaristía,
donde todos recibimos su cuerpo, y recibiéndolo nos convertimos realmente en su cuerpo
y se realiza así el misterio de la unidad”. Gracias a las novedades de concepción
paulina, pues, “Dios no habita en edificios de piedra, sino que el lugar de la presencia
de Dios en el mundo es la comunidad de los creyentes: este es el templo donde Dios
habita en el mundo”. Pablo nos recuerda –ha concluido Benedicto XVI. Que la Iglesia
no es suya ni nuestra, son Cuerpo de Cristo e Iglesia de Dios”
Este ha
sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos
de nuestra lengua presentes en la Plaza de san Pedro:
Queridos
hermanos y hermanas:
La Iglesia es uno de los temas
fundamentales de la enseñanza de san Pablo. Su primer contacto con el cristianismo
fue antes de su conversión, como perseguidor de la comunidad de creyentes, a causa
de la imposibilidad de conciliar con el judaísmo la fe de los discípulos en la persona
del Hijo de Dios y su papel como salvador del hombre. Pablo, usando el término griego
Ekklesía, que implica la idea de una asamblea convocada por una llamada,
destaca el valor fundamental y fundante que para la Iglesia tiene Jesucristo y la
“palabra” que lo anuncia. El misterio pascual es el centro de la predicación del Apóstol,
orientada además a implantar una comunidad de creyentes en Jesús. El concepto exclusivamente
paulino de la Iglesia como “Cuerpo de Cristo”, supone una identificación mística con
Cristo que se refleja también en la dimensión institucional de la Iglesia, en la que
los diversos ministerios y carismas se han de ejercer en relación con los responsables
de la comunidad. Con el término “templo de Dios” le atribuye a la Iglesia las características
de pureza y separación propias del edificio sagrado, al mismo tiempo que se aplica
a una comunidad viva de fe el concepto de un espacio material lleno de presencia divina.
En cambio, con la expresión “casa de Dios” se refiere a la Iglesia como estructura
comunitaria de afectuosas relaciones interpersonales de carácter familiar.
Saludo
cordialmente a los visitantes de lengua española. En particular, a los peregrinos
y grupos parroquiales venidos de Argentina, Costa Rica, Ecuador, España, México y
de otros países latinoamericanos. Que la enseñanza del Apóstol san Pablo nos ayude
a comprender mejor el misterio de la Iglesia, así como a amarla y cooperar responsablemente
en su edificación. Que Dios os bendiga.
Como siempre el Santo Padre, antes
de finalizar la audiencia se ha dirigido a los jóvenes a los enfermos y a los recién
casados. Queridos amigos, celebramos hoy la fiesta de santa Teresa de Ávila. Que esta
santa sea testimonio para vosotros queridos jóvenes de que el amor auténtico no puede
estar separado de la verdad; que os muestre a vosotros, queridos enfermos, que la
cruz de Cristo es misterio de amor redentor, y para vosotros recién casados sea modelo
de fidelidad a Dios, al que confía a cada uno, una misión especial.