«Entrando en la Palabra de Dios, en comunión con la Iglesia entramos realmente en
el universo divino, en comunión con todos, como hermanos y hermanas de toda la humanidad».
Palabras de Benedicto XVI en la primera congregación general del Sínodo de los obispos
Lunes 6 oct (RV). Benedicto XVI asistió esta mañana a las 9,00, en el aula del Sínodo
a la primera Congregación general de la duodécima Asamblea General Ordinaria del Sínodo
de los Obispos que comenzó hoy sus trabajos, tras la solemne inauguración de ayer,
por parte del Santo Padre, en la basílica romana de San Pablo Extramuros.
En
esta primera Congregación general ante todo tomó la palabra el Papa; seguido por el
cardenal William Joseph Levada, prefecto de la Congregación para la doctrina de la
fe y presidente delegado de turno; por Mons. Nicola Etereovic, secretario del Sínodo
y por el cardenal Marc Ouellet, arzobispo de Québec, y relator general.
Reflexionando
sobre el salmo 118, Benedicto XVI ha pronunciado unas palabras, después del canto
del Veni, Creator Spiritus, y ha dado comienzo a la primera congregación general del
Sínodo, dedicado a la Palabra de Dios en la vida y en la misión de la Iglesia. Las
palabras humanas tienen una fuerza increíble en la historia, en el pensamiento, ha
recordado el Papa, destacando que la Palabra de Dios es cimiento aún más firme, que
permanece: «La Palabra de Dios es fundamento de todo. Es ‘la’ realidad. Y para ser
realistas debemos contar sobre esta realidad. Debemos cambiar nuestra idea de que
lo material, las cosas sólidas – las cosas que tocamos – son la realidad más sólida
y segura».
Benedicto XVI ha recordado que «el Señor nos habla al final del
Sermón de la Montaña sobre las dos posibilidades de construir la casa de la propia
vida. Sobre la arena o sobra la roca»: «Construye sobre la arena el que construye
sólo sobre las cosas visibles. Lo que se puede tocar: éxitos, carrera, dinero. Aparentemente,
éstas son las verdades, realidades. Pero en verdad, son cosas que pasan. Como vemos
ahora con la quiebra de los grandes bancos... el dinero desaparece, no es nada...».
El
Santo Padre ha hecho hincapié en que «todas las cosas humanas, todo lo que podemos
inventar y crear son cosas finitas. También todas las experiencias religiosas humanas
son finitas. Muestran sólo un aspecto de la realidad, porque nuestro ser finito entiende
sólo algunas partes, algunos elementos»: «Sólo Dios es infinito y por ello también
su Palabra es universal y no conoce fin. Por lo que, entrando en la Palabra de Dios,
entramos realmente en el universo divino. Salimos de las limitaciones de nuestras
experiencias y entramos en la realidad que es verdaderamente universal. Entrando en
la comunión con la Palabra de Dios, entrando en la comunión de la Iglesia que vive
de la Palabra de Dios, no entramos en un pequeño grupo en las reglas de un pequeño
grupo. Sino que más bien salimos de nuestros límites. Salimos hacia la amplitud de
la ‘Verdad-Una’ – de la gran Verdad de Dios – estamos realmente en lo universal y
así estamos en comunión de todos – hermanos y hermanas de toda la humanidad».
Refiriéndose
a la Evangelización, a la misión de anunciar el Evangelio, Benedicto XVI ha señalado
que «no se trata de ‘colonialismo eclesial’ – de querer que otros ingresen en nuestro
grupo. Se trata de salir de los límites de las culturas individuales para entrar en
la universalidad que abraza, que une a todos, que hace hermanos a todos».
A
la derecha del Santo Padre, en el aula del Sínodo, estaban sentados los tres presidentes
delegados, los Cardenales, Levada, Pell y Scherer y a su izquierda, el Secretario
General del sínodo, arzobispo Eterovic, el relator General cardenal Ouellet y el
secretario Especial el Arzobispo Pasinya. Presentes en el aula 253 Padres sinodales,
de ellos 52 cardenales, 37 auditores, 41 expertos y 10 Delegados fraternos. Con las
intervenciones del Papa Benedicto XVI, del cardenal Levada, presidente delegado y
del el Secretario General del sínodo, arzobispo Eterovic ha finalizado la primera
parte de la congregación general de esta mañana.