Jueves, 2 oct (RV).- El tema de hoy tiene que ver con el amor, con la adicción que
muchos seres humanos generamos hacia el amor, hacia ese sentimiento que nos hace felices
y que por eso mismo idealizamos y lo convertimos en sentimientos absolutamente irrealizables.
La mayoría de los seres humanos hemos pasado por el proceso de enamoramiento,
el cual ocurre, a veces de manera repetida a lo largo de nuestra existencia, y en
otras ocasiones se presenta una sola vez, y para siempre. Algunos recordamos con emoción
el primer beso, la primera cita y las canciones románticas que nos acompañaron en
esa época.
El proceso de enamoramiento se inicia con un sentimiento de simpatía
por otra persona, lo que luego se convierte en atracción. Durante esta etapa, idealizamos
a la persona objeto de nuestra simpatía; resaltamos sus mejores cualidades, la transformamos
dándole condiciones casi divinas. Incluso tendemos a pensar que es y será la única
persona que nos puede hacer felices; es entonces cuando decimos "nos flecharon".
Sin
duda la etapa del enamoramiento es el inicio de una relación, la cual debe pasar a
otra etapa en el proceso de evolución afectiva, que consiste en un amor más maduro
que implica el respeto, la independencia y la fidelidad. Una relación basada en la
confianza y el mutuo respeto.
Hay personas que durante este proceso, no logran
superar la etapa inicial de idealización y se obsesionan por la persona o por la relación,
dando como resultado la adicción, un sentimiento de dependencia, de limitación hacia
nuestra pareja.
Dentro de estos parámetros podemos encontrar personas inseguras
y dependientes. Y estos factores hacen que este tipo de personas se apeguen a una
relación o a la persona que aman como si fuera su única salvación e incluso se llega
a distorsionar el sentido de la realidad. Este tipo de adicción hace sufrir mucho
a la persona que lo padece ya que manifiesta miedo al abandono, al rechazo y a la
crítica de la persona amada.
Dentro de las características de estas personas
que generan idealizaciones del amor, adicciones que se presentan con actitudes posesivas,
controladoras de cada paso o momento del ser amado, personas que se vuelven posesivas
y muy celosas, con manifestaciones de baja autoestima. Este puede ser el caso de las
personas que se encuentran sumergidas en una relación de maltrato o violencia intrafamiliar,
porque además son factores que contribuya a que una de las personas está bajo el dominio
de la otra.
Como ejemplos de algunas formas de adicción al amor podemos mencionar:
la adicción a una persona, la cual puede ser un hijo, el novio o el esposo en la cual
la persona siente que no puede vivir sin la otra. Otra adicción que se presenta es
hacia una relación, y es la situación en la que las personas entran y salen de una
relación a otra de forma repetitiva, es decir cumplen los mismos esquemas de inestabilidad
y poco dominio y madurez en la relación que establecen, es como si tuvieran una relación
por el gusto de tenerla, sin ser conscientes de todo lo que esta implica.
Algunas
personas desarrollan adicción hacia el romance mismo, es decir sueñan permanentemente
con romance y pasión, con rituales cargados de fantasías, buscan la conquista para
luego aburrirse y buscar otra, y así pasan de una pareja a otra sin llegar a establecer
relaciones serias y responsables.
El amor es necesario, es nuestro motor en
la vida, nuestras ilusiones y sueños, pero debe ser vivido en su justa medida, en
la honestidad y el respeto que genera una relación entre seres diferentes, pero cada
uno libre y responsables de sus actos. Si el amor no es vivido en plena libertad,
entonces se nos convierte en una adicción, en un sentimiento malsano que hace sufrir
a quienes lo viven.