Santa Sede: Mons. Migliore defiende el deber de la ONU de proteger a las poblaciones
pero sin ser una excusa de intervenciones militares arbitrarias
Miércoles, 1 oct (RV).- En el marco del 63 periodo de sesiones de la Asamblea General
de la ONU este lunes intervino el arzobispo Celestino Migliore, observador permanente
de la Santa Sede, que tomó la palabra en momentos en que Naciones Unidas se plantea
cómo afrontar o prevenir las crisis financieras, alimentarias o humanitarias que afligen
a la humanidad. Mons. Migliore, recordando el discurso que pronunció Benedicto XVI
a la asamblea general de las Naciones Unidas, el pasado mes de abril, dijo que "la
responsabilidad de ofrecer protección debe seguir sirviendo como principio compartido
por todas las naciones para el gobierno de sus poblaciones y para reglamentar las
relaciones entre los pueblos".
"A pesar del creciente consenso en torno a
la responsabilidad de ofrecer protección como medio para una mayor cooperación, este
principio sigue siendo invocado como pretexto para utilizar arbitrariamente la fuerza
militar", denunció Mons. Migliore. "Esta distorsión -dijo- continua con métodos e
ideas que en el pasado han fracasado. El uso de la violencia para resolver las divergencias
es siempre un fracaso de visión y un fracaso de humanidad.
La responsabilidad
de ofrecer protección no debería concebirse simplemente en términos de intervención
militar, sino ante todo como la necesidad para la comunidad internacional de unirse
para afrontar las crisis buscando medios para lograr limpias y abiertas negociaciones,
para apoyar la fuerza moral de la ley y buscar el bien común". "Las Naciones Unidas
no fueron creadas para ser un gobierno global sino más bien el producto de la voluntad
política de sus diferentes Estados miembros", subrayó el observador permanente de
la Santa Sede.
"Los niños huérfanos a causa del SIDA, los muchachos vendidos
o las muchachas reducidas a esclavitud, los que se despiertan cada mañana sin saber
si hoy serán perseguidos por su fe o por el color de su piel, siguen pidiendo una
institución y líderes que acompañen a las palabras con acciones, compromisos y resultados",
aseguró el arzobispo. "Estas voces, ignoradas con demasiada frecuencia, deben ser
escuchadas para que podamos superar las divisiones políticas, geográficas e históricas
y crear una organización que refleje nuestras mejores intenciones y no nuestros fracasos",
concluyó el prelado.