2008-09-26 15:40:26

Benedicto XVI alienta al movimiento Retrovaille a mostrar el amor de Dios, como custodios de una esperanza más grande para los esposos que la han perdido


Viernes, 26 sep (RV).- Al final de esta mañana, Benedicto XVI ha recibido también en audiencia a los cerca de 300 participantes en el encuentro mundial del movimiento Retrovaille, integrado por matrimonios que, desde hace más de 30 años, se dedican a sostener a otros matrimonios que sufren crisis de pareja, brindando esperanza cuando todo parece perdido: «Me ha impactado, queridos amigos, vuestra experiencia, que os pone en contacto con familias marcadas por crisis matrimoniales. Reflexionando sobre vuestra actividad, una vez más, he reconocido la mano de Dios. Es decir, la acción del Espíritu Santo, que suscita en la Iglesia respuestas adecuadas a las necesidades y a las emergencias de toda época. Ciertamente, en nuestros días, una emergencia muy sentida es la de las separaciones y de los divorcios».

Evocando la providencial intuición del matrimonio canadiense Beland, que fundó este movimiento en 1977, y destacando su profundo aprecio por el servicio de ayuda a parejas que viven graves crisis, el Papa ha subrayado que el programa específico que emplean, que se propone la recomposición de las relaciones, gracias a un camino que se complementa también con terapias psicológicas. Todo en primera persona, brindando sus propias experiencias. Pues son matrimonios que, a su vez, han superado estas dificultades, con la gracia de Dios y el amparo del movimiento Retrovaille.

Tras señalar que, como muestra la experiencia que ellos mismos han vivido, la crisis conyugal – hablando de las que son serias y graves – tienen un lado negativo, marcado por la fase aguda y dolorosa, de sensación de fracaso por un sueño que se ha transformado en pesadilla, Benedicto XVI ha recordado que, sin embargo, hay también un lado que implica una posibilidad de crecimiento. Una esperanza más grande que la desesperación, gracias a la ayuda de aquellos, que como los miembros de este movimiento, ofrecen una compañía de verdadera y profunda amistad y espiritualidad.

«Me gusta pensar en vosotros como en custodios de una esperanza más grande para los esposos que la han perdido». Evocando luego las bodas de Caná y la intervención maternal de la Virgen María, el Papa ha reiterado que el vino de Jesús - ‘el vino bueno’ - es símbolo de la nueva alianza nupcial que el Señor ha venido a realizar con la humanidad. Alianza de la que es sacramento todo matrimonio cristiano. Aun el que conoce mayores dificultades podrá encontrar en la humildad la valentía de pedir ayuda al Señor: «Cuando una pareja en dificultad o - como muestra vuestra experiencia – incluso ya separada, se encomienda a María y se dirige a Aquel que ha hecho de los dos ‘una sola carne’, puede estar segura de que aquella crisis se volverá, con la ayuda del Señor, un camino de crecimiento, y de que el amor saldrá purificado, maduro y fortalecido: ‘el vino bueno’. Ello lo puede hacer sólo Dios, que quiere servirse de sus discípulos como válidos colaboradores, para acercar a las parejas, escucharlas, ayudarlas a redescubrir el tesoro del matrimonio, el fuego que ha quedado debajo de la ceniza. Es Él el que reaviva y vuelve a hacer arder la llama. No como en el enamoramiento, sino de forma distinta. Más intensa y profunda, siendo siempre la misma llama».

El Papa los ha alentado a perseverar en este importante servicio, no como mera actividad, sino como testimonio del amor de Dios. «Aun yendo contra corriente». Como sucede hoy que, cuando una pareja está en crisis encuentra tantas personas que le aconsejan que se separen. También a los cónyuges casados en nombre del Señor se les propone fácilmente el divorcio, olvidando que el hombre no puede separar lo que Dios ha unido. Asegurando sus oraciones por esta importante misión, Benedicto XVI los ha exhortado asimismo a alimentar continuamente su vida espiritual, brindando amor en todo lo que hacen, con el anhelo de que su esperanza no se apague y no se vuelva nunca una mera fórmula.

Antes de la audiencia con el Santo Padre pudimos conversar con una de las parejas fundadoras de Retrouvaille España-Valencia, y propagadoras de este programa de recomposición matrimonial en América Latina, Joel y Luly Domínguez, de Chihuahua México: RealAudioMP3







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