2008-09-10 14:46:07

El Papa recuerda el largo e intenso apostolado del fallecido cardenal Antonio Innocenti y su abnegación y generosidad, ayudando y salvando a cuantos estaban destinados a la deportación, durante la II Guerra Mundial


Miércoles, 10 sep (RV).- Antes de la audiencia general, el Santo Padre ha pronunciado la homilía en las exequias - celebradas en la Basílica de San Pedro - del cardenal Antonio Innocenti, que falleció el pasado sábado a los 93 años de edad. «Lucem spero fide». Con el lema episcopal de este purpurado italiano, Benedicto XVI ha sellado sus emocionadas palabras.

Recordando su larga vida al servicio del Señor, primero como sacerdote durante la segunda guerra mundial. «Dramático periodo en el que se distinguió por su abnegación y generosidad, ayudando a la gente y salvando a cuantos estaban destinados a la deportación», ha señalado el Papa, destacando luego que «por ello fue arrestado y condenado a ser fusilado. Pero, cuando ya se encontraba ante el pelotón de ejecución la orden fue revocada».

Evocando asimismo el largo e intenso apostolado del cardenal Innocenti, Benedicto XVI ha recordado también cuando, después de la guerra, el entonces Sustituto de la Secretaría de Estado, el Siervo de Dios Giovanni Battista Montini – futuro Papa Pablo VI – le impulsó a ingresar en la Pontificia Academia Eclesiástica. «Pudo así conocer diversos países de África, Europa y Oriente Medio. Sin olvidar nunca su profunda y genuina inspiración sacerdotal, prodigándose en favor de los hermanos, infundiendo valor y alimentando en todos la fe y la esperanza cristiana».

El Papa ha hecho hincapié también en la misión de representante pontificio que desarrolló el cardenal Innocenti en Paraguay, primero, y luego como Nuncio Apostólico en España, donde acogió al Siervo de Dios Juan Pablo II, en dos oportunidades.







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