2008-08-12 14:19:49

Santa Clara de Asís


Lunes, 11 ago (RV).- El lunes 11 de agosto celebramos la memoria litúrgica de santa Clara de Asís. Nació en esta ciudad italiana en 1193. De familia noble, su padre era un caballero rico y poderoso y su madre descendiente de importante familia feudal. Desde sus primeros años Clara se vio dotada de innumerables virtudes y aunque su ambiente familiar pedía otra cosa de ella, desde pequeña fue asidua a la oración y mortificación. Siempre mostró gran menosprecio por las cosas del mundo, y gran amor y deseo por crecer cada día en su vida espiritual. Su conversión hacia la vida de plena santidad tuvo lugar tras oír un sermón de San Francisco de Asís.

Cuando ella tenía 18 años, San Francisco predicó en Asís los sermones de cuaresma y allí insistió en que para tener plena libertad para seguir a Jesucristo hay que librarse de las riquezas y bienes materiales. Cuando el corazón de la joven comprendió la amargura, el odio, la enemistad y la codicia que movía a los hombres a la guerra comprendió que esta forma de vida era como la espada afilada que un día traspasó el corazón de Jesús. No quiso tener nada que ver con eso, no quiso otro señor mas que el que dio la vida por todos, aquel que se entrega pobremente en la Eucaristía para alimentarnos diariamente. El que en la oscuridad es la Luz y que todo lo cambia y todo lo puede, aquel que es puro Amor. Renace, pues, en Clara un ardiente amor y un deseo de entregarse a Dios de una manera total y radical.

En 1210, mientras Francisco predicaba en la Catedral, la noble heredera al oír sus palabras sintió la confirmación de todo lo que estaba experimentando en su interior. Aquella misma noche tomó la decisión de comunicárselo a Francisco y de no dejar que ningún obstáculo la detuviera en responder a la llamada del Señor, depositando en Él toda su fuerza y entereza.

Clara sabía que el hecho de tomar esta determinación de seguir a Cristo y sobre todo de entregar su vida a la visión de San Francisco, iba a ser causa de gran oposición familiar y se fuga de su casa, un Domingo de Ramos, y empieza así la gran aventura de su vocación. Días más tardes fue trasladada temporalmente, por seguridad, a las monjas Benedictinas, ya que su padre, al darse cuenta de su fuga, había salido furioso en su búsqueda con la determinación de llevársela de vuelta al palacio. Pero la firme convicción de Clara, a pesar de sus cortos años de edad, obliga finalmente a su familia a dejarla allí.

Fue cofundadora con San Francisco en la Orden de las Clarisas. San Francisco la pone al frente de la comunidad, como guía de Las Damas Pobres. De rodillas ante San Francisco, hizo Clara la promesa de renunciar a las riquezas y comodidades del mundo y de dedicarse a una vida de oración, pobreza y penitencia. Siguiendo las enseñanzas y ejemplos de su maestro San Francisco, quiso Santa Clara que sus conventos no tuvieran riquezas ni rentas de ninguna clase.

Para Santa Clara la oración era la alegría, la vida; la fuente y manantial de todas las gracias, tanto para ella como para el mundo entero: “La oración es el fin en la vida Religiosa y su profesión”. El 10 de agosto del año 1253 a los 60 años de edad y 41 años de ser religiosa, y dos días después de que su regla fuera aprobada por el Papa, falleció. En sus manos, estaba el documento de la regla bendita, por la que ella dio su vida. Hoy en la Basílica de Santa Clara se encuentra su cuerpo incorrupto y muchas de sus reliquias.

En el convento de San Damián, se puede pasar por los pasillos que ella recorrió. Se puede visitar la celda donde la santa de Asís pasó muchos años de su vida acostada, y la ventana por donde veía a sus hijas. También se conservan el oratorio y la capilla. Hoy las religiosas Clarisas son aproximadamente 18.000 en 1.248 conventos ubicados en todo el mundo. Un día como hoy fue sepultada. Santa Clara bendita: no dejes nunca de rogar a Dios por nosotros.







All the contents on this site are copyrighted ©.