El Papa está en Castelgandolfo tras despedirse de Bressanone, dando las gracias por
la acogida, en especial al “ejército de ángeles custodios que ha garantizado la seguridad
con la que he vivido como en una isla de paz”
Martes, 12 ago (RV).- Desde ayer por la tarde Benedicto XVI se encuentra en el palacio
apostólico de Castelgandolfo donde transcurrirá el resto del tiempo estivo tras haber
permanecido dos semanas en el Seminario Mayor de Bressanone, en los Alpes italianos.
Antes de dejar esta localidad de la región italiana de Alto Adige, el Santo Padre
-en un discurso en alemán e italiano- quiso agradecer a todos los ciudadanos, la benevolencia
y atención que han tenido con él.
“Queridos amigos, señor alcalde, queridos
ciudadanos de Bressanone, ciudad de la cual también yo formo parte en cuanto ciudadano
honorario. Todas las cosas tienen su comienzo y su fin, como mis vacaciones en Bressanone
–dijo el Papa al despedirse- Puedo solamente decir que han sido bellísimas, y a pesar
de que estas jornadas han terminado, llevo conmigo un tesoro de recuerdos con los
cuales podré continuar estando junto a vosotros. Y sobre todo está el puente de la
oración que me une a vosotros, así estaremos juntos y podremos estar en contacto y
ser felices y comprometernos en hacer lo mejor y más justo para hoy y para mañana”.
Asimismo Benedicto XVI quiso saludar y dar las gracias de forma particular, a
todos los hombres que han formado el equipo de seguridad en torno al Santo Padre durante
en estas dos semanas de su estancia estiva en Bressanone, aislándolo para que pudiera
gozar, en tranquilidad y silencio, de unos merecidos días de descanso: “Puedo solamente
decir gracias, por vuestra presencia y por la discreción con la que habéis trabajado
para mí. Sólo ahora veo que me ha rodeado un verdadero ejército de ángeles custodios
que me han garantizado un tiempo de paz y alegría. Realmente he podido vivir como
en una isla de paz, contemplando la naturaleza y al mismo tiempo sabiendo que muchas
personas se estaban empeñando y me ayudaban para que yo pudiera tener una tranquila
estancia”.
“Espero que también hayáis podido disfrutar vosotros de este aire
puro y bueno, -continuó diciendo el Santo Padre- y que no haya sido sólo un tiempo
de trabajo, sino que hayáis podido aprovecharlo para descansar también vosotros un
poco, en medio de esta belleza natural, en esta hermosa y pequeña ciudad con tanta
historia y con un presente bello y vivaz.
“Me faltan las palabras para decir
más cosas”, terminó diciendo el Papa. “Deseo para vosotros y vuestras familias la
Bendición de Nuestro Señor, la dicha y las cosas mejores. Que el Señor os bendiga
siempre. Esperemos que estos días queden en nuestra memoria y nos ayuden para creer
en la belleza de la vida y tener confianza en nuestro futuro.