2008-08-12 15:34:21

El Papa está en Castelgandolfo tras despedirse de Bressanone, dando las gracias por la acogida, en especial al “ejército de ángeles custodios que ha garantizado la seguridad con la que he vivido como en una isla de paz”


Martes, 12 ago (RV).- Desde ayer por la tarde Benedicto XVI se encuentra en el palacio apostólico de Castelgandolfo donde transcurrirá el resto del tiempo estivo tras haber permanecido dos semanas en el Seminario Mayor de Bressanone, en los Alpes italianos. Antes de dejar esta localidad de la región italiana de Alto Adige, el Santo Padre -en un discurso en alemán e italiano- quiso agradecer a todos los ciudadanos, la benevolencia y atención que han tenido con él.

“Queridos amigos, señor alcalde, queridos ciudadanos de Bressanone, ciudad de la cual también yo formo parte en cuanto ciudadano honorario. Todas las cosas tienen su comienzo y su fin, como mis vacaciones en Bressanone –dijo el Papa al despedirse- Puedo solamente decir que han sido bellísimas, y a pesar de que estas jornadas han terminado, llevo conmigo un tesoro de recuerdos con los cuales podré continuar estando junto a vosotros. Y sobre todo está el puente de la oración que me une a vosotros, así estaremos juntos y podremos estar en contacto y ser felices y comprometernos en hacer lo mejor y más justo para hoy y para mañana”.

Asimismo Benedicto XVI quiso saludar y dar las gracias de forma particular, a todos los hombres que han formado el equipo de seguridad en torno al Santo Padre durante en estas dos semanas de su estancia estiva en Bressanone, aislándolo para que pudiera gozar, en tranquilidad y silencio, de unos merecidos días de descanso: “Puedo solamente decir gracias, por vuestra presencia y por la discreción con la que habéis trabajado para mí. Sólo ahora veo que me ha rodeado un verdadero ejército de ángeles custodios que me han garantizado un tiempo de paz y alegría. Realmente he podido vivir como en una isla de paz, contemplando la naturaleza y al mismo tiempo sabiendo que muchas personas se estaban empeñando y me ayudaban para que yo pudiera tener una tranquila estancia”.

“Espero que también hayáis podido disfrutar vosotros de este aire puro y bueno, -continuó diciendo el Santo Padre- y que no haya sido sólo un tiempo de trabajo, sino que hayáis podido aprovecharlo para descansar también vosotros un poco, en medio de esta belleza natural, en esta hermosa y pequeña ciudad con tanta historia y con un presente bello y vivaz.

“Me faltan las palabras para decir más cosas”, terminó diciendo el Papa. “Deseo para vosotros y vuestras familias la Bendición de Nuestro Señor, la dicha y las cosas mejores. Que el Señor os bendiga siempre. Esperemos que estos días queden en nuestra memoria y nos ayuden para creer en la belleza de la vida y tener confianza en nuestro futuro.







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