2008-08-10 10:52:20

Santa Teresa Benedicta de la Cruz


Sábado, 9 ago (RV).- Quiera santa Teresa Benedicta de la Cruz – Eddith Stein – la santa del día, la joven gran testigo de la sabiduría de la Cruz para nuestro tiempo, hija excelsa de santa Teresa de Jesús, interceda por la “Misión Joven” de Madrid. Así se lo pidió a esta santa alemana, el cardenal Rouco Varela, hace hoy un año, ante el Santo Padre y los cinco mil jóvenes que participaron en la audiencia en Castelgandolfo. Precisamente, hace menos de un mes en Sydney, Australia el Santo Padre anunció que la Jornada Mundial de la Juventud 2011 tendrá lugar en la capital de España.

  Esta Patrona de Europa, -con santa Brígida de Suecia y Catalina de Siena-, de nombre Edith Stein nació el 12 de octubre de 1891 en la entonces ciudad alemana de Breslau. Proveniente de una familia judía, Edith era la menor de 11 hermanos. Siendo adolescente abandona la escuela y su religión porque no encuentra en ellas sentido para la vida. Edith, de personalidad tenaz y racional, recibió el titulo de Filosofía por la universidad de Friburgo, un gran logro para una mujer en la época.

Siendo una mujer de gran seguridad en si misma y completamente atea, en el fondo de su corazón sentía un profundo vacío existencial. Decidió alistarse en la Cruz Roja durante la Primera Guerra Mundial, la razón la escribió ella misma: “si los que están en las trincheras tienen que sufrir calamidades, ¿por qué he de ser yo una privilegiada?”

Años más tarde, la que se iba ganando fama de gran filosofa, acompañó a una amiga, Hedwig Conrad, al entierro de su marido. Le impactó ver que su amiga no sólo no estaba desconsolada sino que tenía una gran paz y fe en Dios. Viéndola Edith desea conocer esa fuente de paz. Mientras estaba en casa de Hedwig descubrió el libro de la biografía de santa Teresa de Jesús. Después de leerlo durante toda una noche exclamó: “esta es la verdad”. Desde este momento la vida de Edith da un giro sustancial. Atraviesa crisis profundas a las que su voluntad se resiste, y finalmente, el 1 de enero de 1922 entra en una Iglesia y después de escuchar Misa le comunica a un sacerdote su deseo de ser bautizada.

Después de su conversión emerge en ella la seguridad de su vocación a la vida religiosa, en la que deseaba entrar casi inmediatamente, pero su director espiritual le aconseja seguir durante un tiempo más como laica, ya que consideraba que aún tenía mucho que hacer por medio de sus actividades en el mundo. Y así fue. Trabajó como profesora, escribió y tradujo textos religiosos y se convirtió en una reconocida conferenciante hasta que en 1933, el gobierno nazi decidió expulsar de las escuelas a los profesores no arios. Momento en que Edith ve concluida su labor pastoral en el exterior y decide abrazar definitivamente la vida religiosa. Un año más tarde toma el hábito carmelitano y cambia su nombre por el de Teresa Benedicta de la Cruz.

Viendo las calamidades que sufrían los judíos perseguidos por los nazis en aquellos años, como católica, la hermana Teresa vive su realidad de judía en plenitud y quiere responder a favor de su pueblo, desea colaborar en la Pasión de Cristo y cargar con su propia Cruz.

En 1942 empiezan las deportaciones de judíos. En este mismo año las SS invaden el convento Carmelo de Echt y se llevan a dos monjas judías conversas: Edith y su hermana Rosa, para conducirlas al campo de concentración de Auschwitz. Se cumple la petición que mucho tiempo antes la Hermana Teresa había dejado por escrito en un momento de oración “dígnate, Señor, coronar con el martirio la cabeza de tu indigna sierva”.

Durante los días que tuvo lugar el horrendo trayecto en los trenes, los prisioneros quedaban admirados de la serenidad de Edith. Muchos de los supervivientes la recordarían “consolando, ayudando y tranquilizando como un ángel lleno de paz”. Muchas madres, a punto de enloquecer, no se habían ocupado de sus hijos durante días. Edith se ocupaba inmediatamente de los pequeños, los lavaba, peinaba y buscaba alimento. Nada más llegar a Auschwitz, el 9 de agosto, los prisioneros son conducidos a la cámara de gas.

La hermana Teresa muere como mártir con la oración del Padrenuestro entre los labios. Edith Stein fue canonizada en octubre de 1998 por Juan Pablo II, quien le dio el nombre de “mártir del amor”. En 1999 fue declarada co-patrona de Europa.







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