2008-07-24 17:46:59

Reflexiones en familia


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Martes, 24 jul (RV).- Concluyó la jornada Mundial de la Juventud, y aunque aún no se han realizado muchos balances, los comentarios y resultados son más que positivos. La Iglesia tiene esperanza en su futuro, han sido las palabras del Santo Padre en la despedida en el aeropuerto de Sydney.

El Pontífice señaló que en los días pasados los actores principales del escenario han sido, obviamente, los jóvenes. Han sido los que han hecho de esta Jornada un acontecimiento eclesial de carácter global, una gran celebración de la juventud, de lo que significa ser Iglesia, el Pueblo de Dios en medio del mundo, unido en la fe y en el amor, y que el Espíritu ha hecho capaz de llevar el testimonio de Cristo resucitado hasta los confines de la tierra”.

Recordando los días pasados, el Papa señaló que el encuentro con los jóvenes en Darlinghurst fue “un momento de alegría y gran esperanza, un signo de que Cristo puede levantarnos de las situaciones más difíciles, restableciendo nuestra dignidad y permitiéndonos mirar adelante hacia un futuro mejor".

"El encuentro con los responsables ecuménicos e interreligiosos –continuó el Pontífice- se ha caracterizado por un espíritu de auténtica fraternidad y por un deseo profundo de mayor colaboración en el compromiso de edificar un mundo más justo y pacífico”.

“Sin duda, los puntos culminantes de mi visita han sido los encuentros de Barangaroo y de la cruz del Sur. Aquellas experiencias de oración, nuestra jubilosa celebración de la eucaristía, han sido un testimonio elocuente de la obra vivificante del Espíritu Santo, presente y activo en el corazón de nuestros jóvenes".

"La Jornada Mundial de la Juventud nos ha mostrado que la Iglesia puede alegrarse de los jóvenes de hoy y llenarse de esperanza por el mundo del mañana”, señaló de manera contundente el Santo Padre.

Y sin duda alguna, esta jornada Mundial de la juventud quedará en la memoria y corazón de todos los jóvenes que acompañaron la peregrinación por Sydney del Santo Padre, quien insistió de diversas maneras en la misión evangelizadora de los jóvenes, en los valores de bondad y generosidad que son los que mantienen la verdadera juventud en los corazones, a pesar de los años que pasan velozmente. “Si un joven descubre los verdaderos y grandes valores nunca envejece”; pero para ello es necesario “no seguir las modas que se queman en un instante, en una carrera frenética y aturdida”.

El Papa además de recordar que Cristo es la fuente de sabiduría, a través de la cual los jóvenes encuentran las respuestas a las preguntas sobre la vida, la fe cristina y la iglesia.

El Santo Padre también destacó la formación, la educación de los jóvenes como un medio “para ser misioneros valientes y alegres, equipados culturalmente para anunciar a todos que Jesús es la razón suprema de la vida y de la juventud”.

Serán muchos los recuerdos, los aprendizajes, las experiencias que harán de esta jornada de la juventud un evento inolvidable en la vida de muchos jóvenes, que llevaron de regresos a sus hogares un mensaje de renovación de la fe, de esperanza, de acogida y alegría. Volveremos la próxima semana.







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