IX Encuentro internacional agustino para jóvenes: “Todos los creyentes vivían unidos
y tenían todo en común”
Lunes, 21 jul (RV).- Los ecos de la XXIII Jornada Mundial de la Juventud resuenan
todavía en el aire, tras una semana plagada de encuentros entre el Santo Padre Benedicto
XVI, y los jóvenes de todo el mundo en Sydney, Australia. Y precisamente, “alargando”
la reflexión de estas jornadas, hoy ha dado inicio el IX Encuentro internacional agustino
para jóvenes, bajo el tema “Todos los creyentes vivían unidos y tenían todo en común”
(Hch 2,44).
Hasta el próximo lunes 28 de julio en Collaroy, Sydney, se invita
a los jóvenes a ser testigos del Señor Resucitado, con la fuerza del Espíritu, a través
de la riqueza de la vida comunitaria. De hecho en este encuentro internacional se
pone de relieve la concepción agustina de “comunidad” en sus diferentes elementos:
oración, justicia social, diversidad y unidad.
Esta llamada la lanzó Benedicto
XVI en numerosas ocasiones durante la XXIII Jornada Mundial de la Juventud, exhortando
a llevar al mundo el mensaje de la esperanza cristiana, como recordó en su primer
discurso señalando que “la creación de Dios es única y es buena. La preocupación por
la no violencia, el desarrollo sostenible, la justicia y la paz, el cuidado de nuestro
entorno, son de vital importancia para la humanidad”.
Pero todo esto no se
puede comprender prescindiendo de una profunda reflexión sobre la dignidad innata
de toda vida humana, como instaba el Santo Padre, desde la concepción hasta la muerte
natural, “una dignidad otorgada por Dios mismo y, por tanto, inviolable”.
El
IX Encuentro internacional agustino para jóvenes, bajo el tema “Todos los creyentes
vivían unidos y tenían todo en común”, representa una oportunidad para que los jóvenes
se den cuenta de que nuestro mundo está cansado de la codicia, de la explotación y
de la división, del tedio de falsos ídolos y respuestas parciales, y de la pesadumbre
de falsas promesas. “Nuestro corazón y nuestra mente anhelan una visión de la vida
donde reine el amor –como señaló Benedicto XVI- donde se compartan los dones, donde
se construya la unidad, donde la libertad tenga su propio significado en la verdad,
y donde la identidad se encuentre en una comunión respetuosa”.
Precisamente
esta es obra del Espíritu Santo. “Ésta es la esperanza que ofrece el Evangelio de
Jesucristo. Habéis sido recreados en el Bautismo –dijo el Papa en Sydney- y fortalecidos
con los dones del Espíritu en la Confirmación precisamente para dar testimonio de
esta realidad. ¡Que sea éste el mensaje que vosotros llevéis al mundo desde Sydney!”.
Y
es que el tema de la Jornada Mundial de la Juventud ha sido precisamente «Recibir
el Espíritu Santo», poniéndose hoy fin al viaje del Papa a Australia, tras un saludo
a los voluntarios que han hecho posible la Jornada Mundial de la Juventud de Sydney.