Benedicto XVI expresa, a los obispos de Hong Kong y Macao, su deseo de que llegue
pronto el día en el que los hermanos de China Continental puedan peregrinar a Roma
Viernes, 27 jun (RV).- “Espero que llegue pronto el día en el que vuestros hermanos
de la China Continental puedan venir a Roma en peregrinación a las tumbas de los apóstoles
Pedro y Pablo, en signo de comunión con el Sucesor de Pedro y con la Iglesia universal”.
Este ha sido el deseo expresado por Benedicto XVI a los prelados de Hong Kong y Macao,
acogiendo la oportunidad además para enviar sus oraciones y afecto a la comunidad
católica de China y de todo el pueblo de aquel vasto país.
Benedicto XVI ha
recibido esta mañana en visita ad limina a los prelados de Hong Kong y Macao, “dos
iglesias particulares llamadas a ser testigos de Cristo, a mirar hacia adelante con
esperanza y a enfrentarse –con el anuncio del Evangelio- a los nuevos retos que las
poblaciones de Hong Kong y Macao deben afrontar”.
El Pontífice ha puesto especial
énfasis en el concepto de que “el Señor ha conferido a cada hombre y mujer el derecho
a escuchar el anuncio de Jesucristo que me ha amado y se ha ofrecido a si mismo por
mi. A este derecho corresponde un deber de evangelizar, porque no es un motivo de
gloria predicar el Evangelio para mí, sino un deber. En la Iglesia, ha subrayado el
Papa, cada actividad tiene una dimensión evangelizadora esencial y nunca debe separarse
del compromiso de ayudar a los demás a encontrar a Cristo en la fe, que es el objetivo
primario de la evangelización: el hecho social y el Evangelio son inseparables uno
del otro. Es demasiado poco si sólo llevamos a los hombres conocimientos, habilidades,
capacidades técnicas e instrumentos.
La globalización ha sido un tema central
del discurso de Benedicto XVI a los prelados de Hong Kong y Macao. De hecho hoy en
día la misión de la Iglesia se desarrolla en el marco de la globalización. El Papa
ha insistido de nuevo, como en ocasiones anteriores, en el hecho de que las fuerzas
de la globalización encuentran a la humanidad dividida entre dos polos. Por una parte,
encontramos la multitud de crecientes vínculos sociales y culturales que por norma
general promueven un sentimiento de solidaridad global y de responsabilidad compartida
por el bien de la humanidad.
En el polo opuesto, ha observado el Santo Padre,
aparecen signos inquietantes de una fragmentación y un cierto individualismo en el
que ejerce su dominio un secularismo que empuja a todo lo trascendente y al sentido
de lo sacro hasta los márgenes y consigue eclipsar la misma fuente de armonía y unidad
del universo.
Siguiendo el mismo hilo conductor el Papa ha concretado diciendo
que los aspectos negativos de este fenómeno cultural evidencian la importancia de
una formación sólida y exhortan a esforzarse de manera concentrada para sostener el
alma espiritual y moral de las poblaciones de Hong Kong y Macao.
Benedicto
XVI ha manifestado además que es consciente de que en ambas diócesis, como en el resto
de la Iglesia, “emerge la necesidad de una adecuada formación permanente del clero.
De aquí nace la invitación, dirigida a vosotros obispos responsables de las comunidades
eclesiales, a pensar especialmente en el clero joven que cada vez está más expuesto
a nuevos retos pastorales conectados con las exigencias del deber de evangelizar a
una sociedad tan compleja como la actual”.
El Papa ha definido además “la formación
permanente de los sacerdotes” como una exigencia intrínseca al don y al ministerio
sacramental recibido y se revela necesaria en cualquier tiempo. “Vuestra solicitud
pastoral –les ha dicho el Pontífice a los obispos de Hong Kong y Macao- tendrá que
contemplar de forma especial a todas las personas consagradas, hombres y mujeres que
están llamados a hacer visible en la Iglesia y en el mundo los rasgos característicos
de Jesús, virgen, pobre y obediente”.
Otro de los temas importantes que ha
abordado el Santo Padre ha sido el de las escuelas católicas, “que aportan una notable
contribución a la formación intelectual, espiritual y moral de las nuevas generaciones:
y es por estos aspectos cruciales del crecimiento personal por los que los padres,
sean católicos o de otras tradiciones religiosas, recurren a las escuelas católicas”.
En
este preciso contexto el Papa se ha dirigido de forma especial a todos los que están
prestando un generoso servicio en las escuelas católicas de las diócesis de Hong Kong
y Macao. Hombres y mujeres que “están llamados a ser testigos de Cristo, epifanía
del amor de Dios en el mundo y a poseer el valor de testimoniar y la paciencia del
diálogo sirviendo la dignidad humana, la armonía de la creación, y la existencia de
los pueblos y la paz.
Por esta razón, el Pontífice ha definido de máxima importancia
permanecer cercanos a los estudiantes y a sus familias, cuidar la formación de los
jóvenes a la luz de las enseñanzas del Evangelio y seguir con solicitud las necesidades
espirituales de todos en la comunidad escolástica. “Las escuelas católicas de vuestras
diócesis – ha dicho el Papa a los obispos de Hong Kong y Macao- han contribuido de
forma relevante al desarrollo social y al crecimiento cultural de vuestras poblaciones;
hoy estos centros educativos encuentran nuevas dificultades”. El Papa ha manifestado,
en este sentido, su cercanía y ha exhortado a los prelados a trabajar para que este
precioso servicio no disminuya.
Por último el Papa ha pedido a los obispos
un compromiso cada vez mayor en la búsqueda de los medios más adecuados para hacer
el mensaje cristiano de amor más comprensible en el mundo en el que vivimos, “testimoniando
que se puede ser auténticos chinos y auténticos católicos”.