Al dar su cordial bienvenida al nuevo embajador de Gabón ante la Santa Sede Benedicto
XVI hace un nuevo llamamiento a los responsables de las naciones y pueblos, especialmente
de la amada África, por la paz y la justicia
Jueves, 26 jun (RV).- Destacando las importantes relaciones que mantienen la Santa
Sede y la República Gabonesa, desde hace cuatro décadas, y la intensa colaboración
afianzada en el acuerdo marco firmado hace diez años, el Papa acogió cordialmente
al nuevo embajador de esta nación del amado continente africano. En su alocución,
tras hacer hincapié en la misión de la Iglesia al servicio de todo el hombre y de
todos los hombres sin distinción, el Santo Padre se refirió a las palabras de agradecimiento
del embajador de Gabón ante la Santa Sede por la colaboración de la Iglesia en sectores
tan importantes como la educación, la sanidad y la pastoral de las fuerzas armadas.
En especial, Benedicto XVI reiteró, una vez más, sus apremiantes llamamientos
por la paz y la justicia con las siguientes palabras: “Es, ante todo, deber de los
responsables de las naciones y de los que, en todos los niveles, están llamados a
guiar el destino de los pueblos, edificar sociedades de paz”. Por esta razón, el Papa
se alegró por la atención de su país en este ámbito. Y dijo que por medio de su embajador,
invita a todas las autoridades y los hombres de buena voluntad -en especial a los
del querido continente africano– a comprometerse cada vez más por un mundo pacífico,
fraterno y solidario. “Hoy –dijo el Santo Padre textualmente– hago un llamamiento
por una valentía cada vez más profética. Sabemos que la paz y la justicia marchan
juntas y que ello se debe concretizar por medio del respeto de la legalidad en todos
los ámbitos”.
El Obispo de Roma también hizo hincapié en la imprescindible
lucha contra la corrupción, y puso de relieve el anhelo de la Iglesia de colaborar
en favor de una sociedad humana: “En efecto –dijo-, sin justicia, sin la lucha contra
toda forma de corrupción, sin el respeto de las reglas del derecho, es imposible construir
una paz verdadera. Y está claro que, ante las dificultades, los ciudadanos deben confiar
en sus dirigentes. Aún más, sin el respeto de la libertad de cada individuo, no puede
haber paz. En conformidad con su tradición, según las formas que le son propias, la
Iglesia está lista para colaborar y aportar su apoyo a todas las personas para las
cuales su primera preocupación es la de establecer una sociedad que respete los derechos
fundamentales del hombre y que quieren construir una sociedad para el hombre”.
El
Papa expresó además su satisfacción por la atención de esta nación africana por lo
que concierne al futuro del planeta. “Seguís con atención, señor embajador, las grandes
cuestiones que interesan al provenir de nuestro mundo. Porvenir, demasiado a menudo,
ligado a cuestiones meramente económicas, que son fuente de numerosos conflictos.
Es necesario actuar para que los habitantes del país sean los primeros beneficiarios
del producto de las riquezas naturales de la nación y hacer todo lo que está en nuestro
poder para proteger mejor el planeta. Ello nos permitirá dejar a las generaciones
del futuro una tierra verdaderamente habitable, capaz de alimentar a todos sus habitantes”.
Y
manifestó sus mejores deseos para la nación y el pueblo de Gabón, rezando a Dios para
que todos los gaboneses sin distinción vivan en este país de forma cada vez más fraterna
y solidaria, compartiendo los dones divinos por el bien de la sociedad. Por otra parte,
después de evocar gratamente el viaje -del pasado mes de enero- de Mons. Mamberti,
Secretario para las Relaciones con los Estados a Gabón, así como la acogida que le
ofreció el presidente y las diversas autoridades de esta República como “manifestación
de la armonía que caracteriza las relaciones diplomáticas y el anhelo de una concertación
y colaboración permanentes”, Benedicto XVI saludó también cordialmente a todos los
católicos gaboneses, en particular a los obispos, con una exhortación especial: “Los
invito con afecto –les dijo- a seguir siendo constructores y testigos cada vez más
ardientes de la paz, de la fraternidad y de la solidaridad entre todos”.