2008-06-26 14:53:10

Al dar su cordial bienvenida al nuevo embajador de Gabón ante la Santa Sede Benedicto XVI hace un nuevo llamamiento a los responsables de las naciones y pueblos, especialmente de la amada África, por la paz y la justicia


Jueves, 26 jun (RV).- Destacando las importantes relaciones que mantienen la Santa Sede y la República Gabonesa, desde hace cuatro décadas, y la intensa colaboración afianzada en el acuerdo marco firmado hace diez años, el Papa acogió cordialmente al nuevo embajador de esta nación del amado continente africano. En su alocución, tras hacer hincapié en la misión de la Iglesia al servicio de todo el hombre y de todos los hombres sin distinción, el Santo Padre se refirió a las palabras de agradecimiento del embajador de Gabón ante la Santa Sede por la colaboración de la Iglesia en sectores tan importantes como la educación, la sanidad y la pastoral de las fuerzas armadas.

En especial, Benedicto XVI reiteró, una vez más, sus apremiantes llamamientos por la paz y la justicia con las siguientes palabras: “Es, ante todo, deber de los responsables de las naciones y de los que, en todos los niveles, están llamados a guiar el destino de los pueblos, edificar sociedades de paz”. Por esta razón, el Papa se alegró por la atención de su país en este ámbito. Y dijo que por medio de su embajador, invita a todas las autoridades y los hombres de buena voluntad -en especial a los del querido continente africano– a comprometerse cada vez más por un mundo pacífico, fraterno y solidario. “Hoy –dijo el Santo Padre textualmente– hago un llamamiento por una valentía cada vez más profética. Sabemos que la paz y la justicia marchan juntas y que ello se debe concretizar por medio del respeto de la legalidad en todos los ámbitos”.

El Obispo de Roma también hizo hincapié en la imprescindible lucha contra la corrupción, y puso de relieve el anhelo de la Iglesia de colaborar en favor de una sociedad humana: “En efecto –dijo-, sin justicia, sin la lucha contra toda forma de corrupción, sin el respeto de las reglas del derecho, es imposible construir una paz verdadera. Y está claro que, ante las dificultades, los ciudadanos deben confiar en sus dirigentes. Aún más, sin el respeto de la libertad de cada individuo, no puede haber paz. En conformidad con su tradición, según las formas que le son propias, la Iglesia está lista para colaborar y aportar su apoyo a todas las personas para las cuales su primera preocupación es la de establecer una sociedad que respete los derechos fundamentales del hombre y que quieren construir una sociedad para el hombre”.

El Papa expresó además su satisfacción por la atención de esta nación africana por lo que concierne al futuro del planeta. “Seguís con atención, señor embajador, las grandes cuestiones que interesan al provenir de nuestro mundo. Porvenir, demasiado a menudo, ligado a cuestiones meramente económicas, que son fuente de numerosos conflictos. Es necesario actuar para que los habitantes del país sean los primeros beneficiarios del producto de las riquezas naturales de la nación y hacer todo lo que está en nuestro poder para proteger mejor el planeta. Ello nos permitirá dejar a las generaciones del futuro una tierra verdaderamente habitable, capaz de alimentar a todos sus habitantes”.

Y manifestó sus mejores deseos para la nación y el pueblo de Gabón, rezando a Dios para que todos los gaboneses sin distinción vivan en este país de forma cada vez más fraterna y solidaria, compartiendo los dones divinos por el bien de la sociedad. Por otra parte, después de evocar gratamente el viaje -del pasado mes de enero- de Mons. Mamberti, Secretario para las Relaciones con los Estados a Gabón, así como la acogida que le ofreció el presidente y las diversas autoridades de esta República como “manifestación de la armonía que caracteriza las relaciones diplomáticas y el anhelo de una concertación y colaboración permanentes”, Benedicto XVI saludó también cordialmente a todos los católicos gaboneses, en particular a los obispos, con una exhortación especial: “Los invito con afecto –les dijo- a seguir siendo constructores y testigos cada vez más ardientes de la paz, de la fraternidad y de la solidaridad entre todos”.







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