Mensaje para el Domingo del Mar 2008 del Pontificio Consejo para la Pastoral de los
Migrantes e Itinerantes
Miércoles, 25 jun (RV).- El Pontificio Consejo para la Pastoral de los Migrantes e
Itinerantes ha hecho público el Mensaje pastoral en vista de la celebración del Domingo
del Mar 2008, que tendrá lugar el próximo 13 de julio. “Una jornada anual de oración
y celebraciones en favor de todos los marinos, pescadores, trabajadores portuarios
- explican el presidente del dicasterio vaticano el cardenal Renato Raffaele Martino
y el secretario Mons. Agostino Marchetto- que representa una oportunidad única para
dar a conocer la visión cristiana del mundo marítimo y recordar los problemas que
los marinos afrontan a diario.
Esta jornada, que se lleva a cabo un año después
del XXII Congreso Mundial del Apostolado del Mar, celebrado en Gdynia (Polonia) en
2007, aportará un nuevo ímpetu a la Gente del Mar como testigos de la Esperanza, promoviendo
en el mundo marítimo un humanismo inspirado en la esperanza cristiana.
Desde
esta perspectiva, el Papa Benedicto XVI ha afirmado: que “hoy el gran desafío es ‘globalizar’
no sólo los intereses económicos y comerciales, sino también las expectativas de solidaridad”.
Esto será posible sólo si “la persona, creada a imagen de Dios y querida por él, custodia
y administra los inmensos recursos de la creación.
En el Mensaje se alude
a otro fenómeno, triste y emergente, como es el de la piratería. El Apostolado del
Mar apoya cada acción de la Comunidad Internacional y de las Autoridades locales destinada
a abordar este problema.
El Pontificio Consejo asimismo se alegra de la colaboración
ecuménica y del diálogo interreligioso que se da a bordo de los barcos, en los puertos
y en los centros de marinos. Y finalmente, reza para que esta celebración del Domingo
del Mar nos permita renovar nuestro compromiso con la promoción humana y la evangelización.
Mensaje Completo para el Domingo del Mar 2008 Pontificio
Consejo para la Pastoral de los Migrantes e Itinerantes
El
Domingo del Mar es, anualmente, un día que se destina al recuerdo y a la oración en
favor de todos los marinos, pescadores, trabajadores portuarios, junto con sus familias
y dependientes. Ésta es, por consiguiente, una oportunidad que se nos brinda para
recordar los problemas que los marinos se enfrentan a diario, con su vida profesional
y marítima en el contexto del cuidado pastoral del Apostolado del Mar en todo el mundo.
En esta ocasión renovamos también nuestro apoyo a los derechos humanos, al comercio
justo y a la defensa del medio ambiente, en contexto marítimo.
Esta
jornada, que se lleva a cabo un año después del XXII Congreso Mundial del A.M., celebrado
en Gdynia (Polonia) en 2007, aportará sin lugar a dudas un nuevo ímpetu a nuestra
promesa de permanecer en solidaridad – como indicaba el tema del Congreso – con la
Gente del Mar como testigos de la Esperanza, a través de la Proclamación de la Palabra,
la Liturgia y la Diaconía, y de promover en el mundo marítimo un humanismo inspirado
por la esperanza cristiana. Su introducción, en el ambiente marítimo, significa por
encima de todo la creación de un clima de respeto y de justicia para todos los marinos.
Para ello, el A.M. ha acogido con agrado la adopción,
por parte de la OIT, del Convenio sobre el trabajo marítimo 2006 y del Convenio sobre
el trabajo en el sector pesquero 2007. Ahora que estos dos Convenios han sido adoptados,
la labor de todos los A.M. nacionales continúa, para asegurar su ratificación y su
puesta en práctica lo más rápidamente posible, para que puedan aportar una auténtica
mejora en las vidas de millones de marinos y pescadores.
Sin
embargo, existe un área de la actividad marítima que suscita gran preocupación en
todo el mundo, la profesión de la pesca. De hecho, las comunidades pesqueras están
luchando contra los aspectos más negativos de la globalización y se enfrentan a problemas
económicos, sociales y ecológicos de magnitud internacional. El A.M. tiene que manifestar,
en todas partes, su solidaridad con dichas comunidades e intensificar su misión pastoral
en esta profesión, puesto que estos próximos años serán decisivos si queremos que
los océanos vivan, las comunidades pesqueras sobrevivan y sigan capturando pescado,
del que dependen, hasta ahora, más de un billón de personas como principal fuente
de proteínas.
Desde esta perspectiva, el Papa Benedicto
XVI ha afirmado: “Hoy el gran desafío es ‘globalizar’ no sólo los intereses económicos
y comerciales, sino también las expectativas de solidaridad”. Esto será posible sólo
si “la persona, creada a imagen de Dios y querida por él, [se halla en el centro de
todos los proyectos económicos destinados a] custodiar y administrar los inmensos
recursos de la creación. (Discurso del Santo Padre Benedicto XVI al Congreso Anual
de la Fundación ‘Centesimus Annus-Pro Pontifice’, 31 de mayo de 2008).
Otro
fenómeno, triste y emergente, que debe ser mencionado, es el de la piratería. En algunas
partes del mundo, es frecuente y representa una real amenaza a la seguridad de las
embarcaciones y de sus tripulaciones. El A.M., por tanto, debe apoyar cada acción
de la Comunidad Internacional y de las Autoridades locales destinada a abordar este
problema.
Asimismo, nuestra celebración mundial nos
brinda este año la oportunidad de expresar nuestro agradecimiento a todos los capellanes,
agentes pastorales y voluntarios en activo en el A.M., que proporcionan asistencia
pastoral y práctica, junto con hospitalidad a todos los marinos, sin tener en cuenta
su raza, credo u opinión política. Una de nuestras grandes fuerzas es el número de
laicos que trabajan voluntariamente para el A.M. en las capellanías, junto con una
continua formación y entrenamiento, en numerosos lugares, que siguen dando fruto.
En este sentido, recomendamos, si es posible, la
traducción a los idiomas locales de nuestro nuevo “Manual para Capellanes y Agentes
Pastorales del Apostolado del Mar”, todo ello bajo la supervisión del correspondiente
A.M. nacional. De esta forma, este instrumento pastoral, que ya ha demostrado ser
una excelente guía, beneficiará a un mayor número de personas.
Asimismo,
nos alegramos – como se evidenció en Gdynia – de la colaboración ecuménica y del diálogo
interreligioso que se da a bordo de los barcos, en los puertos y en los centros de
marinos. Nuestra presencia y testimonio expresan la solicitud y la cercanía de la
Iglesia hacia todos aquellos que están comprometidos con el ambiente marítimo, sobre
todo hacia los más pobres y los más necesitados.
Rezamos
para que esta celebración del Domingo del Mar nos permita renovar nuestro compromiso
con la promoción humana y la evangelización. Pueda María, Stella Maris, interceder
por nosotros rogando a Dios para que nos conceda su gracia, a fin de que el A.M. pueda
permanecer aún más comprometido con la construcción del Reino de Dios en el mundo
marítimo.