Editorial Octava Dies: el padre Lombardi subraya que el diálogo con el islam debe
proseguir con paciencia y valentía
Sábado, 14 jun (RV).- El diálogo debe proseguir con paciencia y valentía. El pasado
miércoles, al finalizar su audiencia general, Benedicto XVI mantuvo un breve encuentro
con una delegación de Arabia Saudita, que ha participado en el Vaticano en una reunión
del Comité islámico-católico, instituido por el Pontificio Consejo para el Diálogo
Interreligioso y por el Foro internacional islámico para el diálogo. El tema era «Cristianos
y musulmanes testigos del Dios de la justicia, de la paz y de la compasión, en un
mundo que sufre la violencia». «Islam y diálogo». Así titula el director de nuestra
emisora, Padre Federico Lombardi, su acostumbrado editorial semanal – Octava Dies
– que les ofrecemos hoy:
«Cuando el Rey de Arabia Saudita vino al Vaticano
para visitar al Papa le habló de un proyecto suyo para el diálogo entre las grandes
religiones monoteístas. Las líneas de esta iniciativa parecían bastante generales.
Pero el soberano siguió su camino y, después de haber propuesto otras veces el tema,
en días pasados ha tenido lugar en la Meca una Conferencia Islámica Mundial. Como
fase preparatoria para poner en marcha un gran diálogo, empezando dentro del islam,
para proseguir luego con el cristianismo y el judaísmo. Con el fin de tutelar y promover
la dignidad del ser humano, la familia amenazada en su identidad y la paz entre los
pueblos. El soberano ha puesto de relieve que algunos seguidores del islam – víctimas
del extremismo – trastornan desde su interior la naturaleza del islam mismo como religión
de paz. En la Conferencia han participado una quinientas personalidades y sabios islámicos
de distintas corrientes de pensamiento de todo el mundo que, en un ‘llamamiento’ final,
han reiterado su ‘no’ al choque entre las civilizaciones. Invitando a los responsables
de los pueblos a la promoción de la cultura del diálogo.
Queda un largo camino
por andar para conocerse y alcanzar entendimientos en lo que respecta a los derechos
de la persona; las diversidades teológicas quedarán irreducibles; las situaciones
concretas de muchas minorías cristianas en tierra musulmana son dramáticas. Sin embargo,
cuanto más se repite la afirmación y se arraiga la convicción de que en nombre de
Dios no se puede odiar - sino que más bien hay que encontrarse y dialogar - es mejor.
Juan Pablo II había indicado este camino en Asís. El camino no es fácil para los musulmanes,
no es fácil para los judíos y no es fácil para los cristianos. Hay que proseguir con
paciencia y valentía».