2008-06-12 14:43:02

Reflexiones en familia


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Jueves, 12 jun (RV).- La tendencia actual de las familias, es a tener un solo hijo, por múltiples motivos. Pero lo que hoy queremos reflexionar es justamente la situación que rodea a un solo hijo, porque para empezar la tendencia es a sobreprotegerlos, lo cual sin duda genera que estos niños en su edad adulta posiblemente sufran trastornos de ansiedad.

Un estudio internacional coordinado por Jordi Alonso, epidemiólogo experto en salud mental del Institut Municipal d’Investigació Mèdica (IMIM-Hospital del Mar) de Barcelona, señala que al menos el 15% de la población en 6 países de Europa, sufre un trastorno de ansiedad en su vida. Los investigadores indagaron sobre si el padecer este trastorno tenía que ver con el cuidado que la persona recibió de los padres en la niñez.

Para el estudio, 8 mil 232 personas (mayores de 18 años) contestaron cuestionarios sobre su relación hasta los 16 años con sus padres. Esas personas participaron en la encuesta Esemed, que en el año 2000 midió la salud mental de 21 mil personas.

Y efectivamente este estudio confirma que tanto la falta de atención de la madre como si sobreprotege al hijo aumentan el riesgo de que este sufra un trastorno de ansiedad de adulto. No descuidarle reduce un 35% el riesgo de que sufra fobia social; sobreprotegerlo aumenta un 44% el riesgo de que sufra fobia social o un 26% el de ataques de pánico y agorafobia, como alguno de los resultados sobresalientes.

El estudio se basa en la percepción que expresan los adultos, ya afectados de ansiedad, del cuidado que recibieron. Al parecer un cuidado razonable (que no sea excesivo ni deficiente) propicia una relación sólida, que reduce la vulnerabilidad a sufrir desórdenes mentales, por lo que se debería orientar a los padres sobre el apoyo a los hijos.

Pero es que definitivamente, saber cuál es el punto adecuado para cuidar a los hijos, sin sobreprotegerlos, y al mismo tiempo para darles el libre ejercicio de su libertad, sin descuidarlos no es una tarea nada fácil. Cuando se tiene un solo hijo la mayoría de la atención se orienta hacia él, pues se convierte en el centro del hogar, y ello es apenas lógico, es sólo que un hijo requiere tanto de los padres que a veces éstos se olvidan de sí mismos, de cada uno de ellos, y de hecho de que además son pareja, uno del otro.

Pero para los hijos, la situación tampoco es muy agradable. Pues ser el centro de las miradas, la atención de todo es una posición exigente porque no da espacio a la equivocación, porque se deben llenar las expectativas -siempre altas- de los padres y familiares, porque siempre se está en los territorios de la excelencia, de lo mejor.

Y atención que no estamos haciendo una apología de la mediocridad, estamos diciendo que se pueden hacer las cosas muy bien pero con libertad, con los momentos justos y en las circunstancias que son. Un niño es un niño que debe tener tiempo para el juego, para descubrir las sensaciones y emociones de la vida, y por eso también debe ser orientado, guiado para que estas percepciones y vivencias sean realmente aprovechadas en su propio beneficio y de su familia.

No es fácil, pero el punto de equilibrio es necesario para que nuestros hijos sean sanos y sean unos adultos vitales y felices. Hasta la próxima semana.

Textos: Alma García
Locución: Alina Tufani








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