2008-06-09 15:24:20

Benedicto XVI exhorta a los miembros de la Academia Eclesiástica, los futuros Representantes pontificios y diplomáticos de la Santa Sede, a «anunciar la Verdad que es Cristo y testimoniar como sacerdotes la ternura de Dios a la humanidad»


Lunes, 9 jun (RV).- Destacando la importancia de testimoniar como sacerdotes la ternura de Dios a la humanidad, Benedicto XVI ha reflexionado sobre el papel y la función de los Nuncios Apostólicos, al recibir esta mañana en audiencia a los miembros de la comunidad de la Pontificia Academia Eclesiástica, que es precisamente donde se forman los futuros Representantes pontificios.

Como es tradicional por estas fechas, en su cita anual – diríamos de ‘fin de curso’ – con los sacerdotes que se preparan al ministerio diplomático de la Santa Sede, Benedicto XVI ha puesto de relieve la feliz coincidencia de la celebración de este encuentro en este mes de junio, que los cristianos dedican con devoción al Sagrado Corazón de Jesús, manantial incesante de amor y misericordia, que tanto necesita el mundo: «Inmersa en el vórtice de una actividad frenética, la humanidad corre el riesgo, a menudo, de perder el sentido de la existencia, al tiempo que cierta cultura contemporánea pone en duda todo valor absoluto, e incluso la posibilidad de conocer la verdad y el bien. Por ello, es necesario testimoniar la presencia de Dios, de un Dios que comprenda al hombre y sepa hablar a su corazón. Vuestra tarea será, precisamente, la de proclamar con vuestra forma de vivir, aun antes que con vuestras palabras, el anuncio gozoso y consolador del Evangelio del amor, en ambientes a veces muy alejados de la experiencia cristiana».

En este contexto, el Papa ha recordado cuáles son los medios indispensables para irradiar el amor de Dios, proclamando y testimoniando la Verdad que es Cristo: «Sed cada día oyentes dóciles de la Palabra de Dios, vivid en ella y de ella, haciéndola presente en vuestra actividad sacerdotal. Anunciad la Verdad que es Cristo. Que la oración, la meditación y la escucha de la Palabra de Dios sean vuestro pan de cada día. Si crecerá en vosotros la comunión con Jesús, si viviréis de Él y no sólo por Él, irradiaréis su amor y su gozo entorno a vosotros. Junto con la escucha de la Palabra de Dios, que la Celebración de la Eucaristía sea el corazón y centro de vuestra jornada y de todo vuestro ministerio. El sacerdote, como todo bautizado, vive de la comunión eucarística con el Señor. No nos podemos acercar cotidianamente al Señor, pronunciar las tremendas y estupendas palabras ‘Éste es mi Cuerpo, Ésta es mi Sangre’, no se puede tomar entre las manos el Cuerpo y Sangre del Señor, sin dejarse aferrar por él. Sin dejarse conquistar por su fascinación, sin permitir que su amor infinito nos cambie interiormente».

El Santo Padre ha animado a los queridos alumnos y a toda la comunidad de la Pontificia Academia Eclesiástica a impulsar sin cesar su relación íntima con el amor divino, pues sólo así podrán cumplir, con fidelidad y firmeza la misión para la cual se están preparando en estos años de estudios. El ministerio apostólico y diplomático al servicio de la Santa Sede, que desarrollarán donde se les envíe, requiere competencias que no se pueden improvisar, por lo tanto el Papa los ha exhortado a atesorar este periodo de formación, para poder afrontar luego cualquier situación.

Señalando que en su servicio cotidiano estarán en contacto con realidades eclesiales que deben comprender y sostener y que lo harán viviendo lejos de sus respectivos lugares de origen - en países que aprenderán a conocer y amar - el Papa ha recordado a los futuros representantes pontificios la importancia de testimoniar con su propia vida y actividad «un amor fiel a Cristo y a la Iglesia, fuente de una acogedora atención pastoral hacia todos»: «Deberéis acercaros al mundo de la diplomacia bilateral y multilateral, estando listos para ofrecer no sólo la aportación de vuestra experiencia diplomática, sino - también y ante todo – vuestro testimonio sacerdotal. Por ello, además de la necesaria y debida preparación jurídica, teológica y diplomática, lo más importante es que asentéis vuestra vida y vuestra actividad en un amor fiel a Cristo y a la Iglesia, que suscite en vosotros una acogedora atención pastoral hacia todos».

El Papa ha recordado que «el secreto del auténtico éxito en el ministerio de todo sacerdote es la unidad con Jesús, animando a los futuros representantes pontificios para que, en cualquier trabajo que desarrollaren en la Iglesia, su preocupación principal sea la de mantenerse siempre «como amigos verdaderos de Cristo, amigos fieles que lo han encontrado y han aprendido a amarlo por encima de todas las cosas». Pues la comunión con Él, el divino Maestro de nuestras almas, les «asegurará la serenidad y la paz, también en los momentos más complejos y difíciles».

Antes de agradecer a todos aquellos que trabajan en las Nunciaturas y en el servicio diplomático de la Santa Sede, en la Sala de los Papas, del Palacio Apostólico, ha vibrado esta exhortación de Benedicto XVI a la comunidad de la Pontificia Academia Eclesiástica: «Que la Eucaristía sea para vosotros escuela de vida. En la cual, el sacrificio de Jesús en la Cruz os enseñe a hacer de vosotros mismos una entrega total a los hermanos. El Representante pontificio, en el desarrollo de su misión, está llamado a ofrecer este testimonio de acogida hacia el prójimo, fruto de una constante unión con Cristo».







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