Benedicto XVI exhorta a los miembros de la Academia Eclesiástica, los futuros Representantes
pontificios y diplomáticos de la Santa Sede, a «anunciar la Verdad que es Cristo y
testimoniar como sacerdotes la ternura de Dios a la humanidad»
Lunes, 9 jun (RV).- Destacando la importancia de testimoniar como sacerdotes la ternura
de Dios a la humanidad, Benedicto XVI ha reflexionado sobre el papel y la función
de los Nuncios Apostólicos, al recibir esta mañana en audiencia a los miembros de
la comunidad de la Pontificia Academia Eclesiástica, que es precisamente donde se
forman los futuros Representantes pontificios.
Como es tradicional por estas
fechas, en su cita anual – diríamos de ‘fin de curso’ – con los sacerdotes que se
preparan al ministerio diplomático de la Santa Sede, Benedicto XVI ha puesto de relieve
la feliz coincidencia de la celebración de este encuentro en este mes de junio, que
los cristianos dedican con devoción al Sagrado Corazón de Jesús, manantial incesante
de amor y misericordia, que tanto necesita el mundo: «Inmersa en el vórtice de una
actividad frenética, la humanidad corre el riesgo, a menudo, de perder el sentido
de la existencia, al tiempo que cierta cultura contemporánea pone en duda todo valor
absoluto, e incluso la posibilidad de conocer la verdad y el bien. Por ello, es necesario
testimoniar la presencia de Dios, de un Dios que comprenda al hombre y sepa hablar
a su corazón. Vuestra tarea será, precisamente, la de proclamar con vuestra forma
de vivir, aun antes que con vuestras palabras, el anuncio gozoso y consolador del
Evangelio del amor, en ambientes a veces muy alejados de la experiencia cristiana».
En este contexto, el Papa ha recordado cuáles son los medios indispensables
para irradiar el amor de Dios, proclamando y testimoniando la Verdad que es Cristo:
«Sed cada día oyentes dóciles de la Palabra de Dios, vivid en ella y de ella, haciéndola
presente en vuestra actividad sacerdotal. Anunciad la Verdad que es Cristo. Que la
oración, la meditación y la escucha de la Palabra de Dios sean vuestro pan de cada
día. Si crecerá en vosotros la comunión con Jesús, si viviréis de Él y no sólo por
Él, irradiaréis su amor y su gozo entorno a vosotros. Junto con la escucha de la Palabra
de Dios, que la Celebración de la Eucaristía sea el corazón y centro de vuestra jornada
y de todo vuestro ministerio. El sacerdote, como todo bautizado, vive de la comunión
eucarística con el Señor. No nos podemos acercar cotidianamente al Señor, pronunciar
las tremendas y estupendas palabras ‘Éste es mi Cuerpo, Ésta es mi Sangre’, no se
puede tomar entre las manos el Cuerpo y Sangre del Señor, sin dejarse aferrar por
él. Sin dejarse conquistar por su fascinación, sin permitir que su amor infinito nos
cambie interiormente».
El Santo Padre ha animado a los queridos alumnos y a
toda la comunidad de la Pontificia Academia Eclesiástica a impulsar sin cesar su relación
íntima con el amor divino, pues sólo así podrán cumplir, con fidelidad y firmeza la
misión para la cual se están preparando en estos años de estudios. El ministerio
apostólico y diplomático al servicio de la Santa Sede, que desarrollarán donde se
les envíe, requiere competencias que no se pueden improvisar, por lo tanto el Papa
los ha exhortado a atesorar este periodo de formación, para poder afrontar luego cualquier
situación.
Señalando que en su servicio cotidiano estarán en contacto con realidades
eclesiales que deben comprender y sostener y que lo harán viviendo lejos de sus respectivos
lugares de origen - en países que aprenderán a conocer y amar - el Papa ha recordado
a los futuros representantes pontificios la importancia de testimoniar con su propia
vida y actividad «un amor fiel a Cristo y a la Iglesia, fuente de una acogedora atención
pastoral hacia todos»: «Deberéis acercaros al mundo de la diplomacia bilateral y multilateral,
estando listos para ofrecer no sólo la aportación de vuestra experiencia diplomática,
sino - también y ante todo – vuestro testimonio sacerdotal. Por ello, además de la
necesaria y debida preparación jurídica, teológica y diplomática, lo más importante
es que asentéis vuestra vida y vuestra actividad en un amor fiel a Cristo y a la Iglesia,
que suscite en vosotros una acogedora atención pastoral hacia todos».
El Papa
ha recordado que «el secreto del auténtico éxito en el ministerio de todo sacerdote
es la unidad con Jesús, animando a los futuros representantes pontificios para que,
en cualquier trabajo que desarrollaren en la Iglesia, su preocupación principal sea
la de mantenerse siempre «como amigos verdaderos de Cristo, amigos fieles que lo han
encontrado y han aprendido a amarlo por encima de todas las cosas». Pues la comunión
con Él, el divino Maestro de nuestras almas, les «asegurará la serenidad y la paz,
también en los momentos más complejos y difíciles».
Antes de agradecer a todos
aquellos que trabajan en las Nunciaturas y en el servicio diplomático de la Santa
Sede, en la Sala de los Papas, del Palacio Apostólico, ha vibrado esta exhortación
de Benedicto XVI a la comunidad de la Pontificia Academia Eclesiástica: «Que la Eucaristía
sea para vosotros escuela de vida. En la cual, el sacrificio de Jesús en la Cruz os
enseñe a hacer de vosotros mismos una entrega total a los hermanos. El Representante
pontificio, en el desarrollo de su misión, está llamado a ofrecer este testimonio
de acogida hacia el prójimo, fruto de una constante unión con Cristo».