2008-06-06 15:29:13

La colaboración bilateral, la situación italiana y los temas indicados por el Papa a los obispos italianos, escuela y familia principalmente, centran los coloquios del Pontífice con Silvio Berlusconi


Viernes, 6 jun (RV).- Benedicto XVI ha recibido también esta mañana la visita del jefe del gobierno italiano Silvio Berlusconi que ha compartido con el Pontífice un coloquio de unos cuarenta minutos. Berlusconi iba acompañado en su visita oficial al Vaticno por Gianni Letta y Paolo Bonaiuti, subsecretarios de la vicepresidencia del Consejo de ministros. Sucesivamente el primer ministro italiano se ha entrevistado con el cardenal Tarcisio Bertone secretario de estado de Su Santidad, que iba acompañado por Mons. Dominique Mamberti, secretario para las relaciones con los estados.

 En el coloquio cordial que han mantenido el Papa y Berlusconi, señala una nota de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, han sido abordados temas propios de la actual situación italiana y se ha hablado también de la contribución que aporta a la Iglesia católica a la vida del país. Temas sobre los cuales el Santo Padre recientemente se había ya detenido en su discurso a la Asamblea plenaria de la Conferencia Episcopal Italiana.
 También han sido tratadas algunas cuestiones concernientes a los acuerdos vigentes entre la Santa Sede e Italia. Finalmente, se han examinado algunos aspectos actuales del cuadro internacional, como la situación en Medio Oriente y las perspectivas de desarrollo espiritual, ético y social del continente europeo. Las dos partes han confirmado la voluntad de continuar la colaboración constructiva a nivel bilateral y en el contexto de la Comunidad Internacional.

En una entrevista concedida ayer a Radio Vaticano, Silvio Berlusconi trazaba con claridad lo que piensa de las relaciones entre estado e Iglesia, afirmando que “la Iglesia representa una riqueza para el estado laico italiano''.

“Es posible –dijo el presidente italiano- cualquier diálogo sobre cualquier argumento. La Constitución italiana es muy clara en este punto. Por tanto, no puede haber prejuicios a las manifestaciones de opciones y de principios, por parte de nadie. Y la Iglesia y sus organismos tienen todo el derecho a expresar sus propias opiniones. Por su parte el estado, el estado laico, después expresará su propio juicio y podrá seguir o servirse de estas sugerencias de la Iglesia, en su acción política”.

Berlusconi finalizó señalando que según su opinión “sería una pérdida significativa de libertad para el Estado excluir o sofocar la manifestación de estas convicciones, diría más, de cualquier tipo de convicción. Estoy convencido que por su milenaria experiencia, por su contacto con todas las clases sociales, comenzando por las clases más débiles, la Iglesia representa una riqueza que el estado, que queriendo ser laico y continuar siendo laico debe huir del peligro de ser ideológico, de ser sectario o incluso de ser totalitario”.







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