2008-06-04 16:00:09

Audiencia general: citando el ejemplo de san Gregorio Magno, el Papa subraya que “un obispo, para ser guía de almas y pastor de la Iglesia, tiene que tener la misma humildad de Dios”


Miércoles, 4 jun (RV).- “Un obispo debe ser guía de almas y pastor de la Iglesia, y debe tener la misma humildad de Dios”. Gregorio Magno fue la encarnación de estas virtudes y por ello ha quedado en la historia como un gran Papa. Lo ha afirmado Benedicto XVI durante la catequesis de la Audiencia General de hoy, la segunda que dedica el Papa al célebre Pontífice del siglo sexto.

San Gregorio siguió siendo toda su vida un monje en la profundidad de su alma, a pesar de haber sido llamado al solio de Pedro y no obstante la gran capacidad de gobierno que demostró en el curso de su ministerio pontificio, en tiempos difíciles para la Iglesia. Fue verdaderamente en vida lo que amó fijar en el lema de una simple fórmula, que ha quedado después impresa en los siglos como atributo que expresa como deber ser el Papa: “Servus servoum Dei”, el siervo de los siervos de Dios”.

Benedicto XVI, comentando la densa obra doctrinal del Papa Gregorio ha insistido especialmente en el adjetivo “humilde” que el Magno Pontífice persiguió en todas sus facetas: humilde en el estudio de la Biblia, humilde en explicarla a los fieles, humilde en ser Papa, aún siguiendo la firmeza que su papel le imponía”. Presentando los textos del san Gregorio, Benedicto XVI ha señalado que más que delinear su doctrina, a su antecesor le preocupaba “hacerse eco en la enseñanza de la Iglesia.”

“Realizar una armoniosa integración entre palabra y la acción, entre pensamiento y compromiso” fue para el Pontífice del sexto siglo un ideal moral que se convertirá en “una especie de Summa para los cristinos de la Edad Media”. Así como tuvo fortuna también la “Regla pastoral” escrita por san Gregorio Magno en la cual viene perfilado el modelo y la figura del “obispo ideal”.

Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la Plaza de san Pedro. RealAudioMP3

Queridos hermanos y hermanas:

 
El Papa san Gregorio Magno nos ha dejado numerosos escritos, con el propósito de transmitir la enseñanza de la Iglesia. Apasionado lector de la Escritura, invita a encontrar en ella el alimento cotidiano para el alma. Pero, advierte que el estudio de la Palabra de Dios, hecho con seriedad y humildad, sólo sirve si lleva a la acción. Para Gregorio, el ideal moral se encuentra en la integración armoniosa entre palabra y acción, pensamiento y compromiso, oración y dedicación a los propios deberes. En su obra más famosa, la “Regla Pastoral”, san Gregorio traza la figura del Obispo ideal. El Pastor debe ser humilde, conocer a los fieles y adaptarse a su situación para que su acción pastoral sea eficaz. Con razón llamaba al cuidado de las almas “el arte de las artes”. Según él, la comunidad cristiana debe ver todos los sucesos a la luz de la Palabra de Dios, siguiendo para ello el itinerario espiritual de la lectio divina. Con el Papa Gregorio, la Sede de Roma adquirió un gran prestigio en el mundo, y el título de “siervo de los siervos de Dios”, que él había elegido, fue usado desde entonces por sus sucesores.

 
Saludo cordialmente a los visitantes de lengua española. En particular, al grupo de peregrinos de la República Dominicana, acompañados por el Arzobispo de Santiago de los Caballeros, Monseñor Ramón de la Rosa, y al grupo de sacerdotes de Madrid. Saludo también a los peregrinos y grupos parroquiales venidos de Chile, Ecuador, España, México y de otros países latinoamericanos. Que el ejemplo de San Gregorio os ayude a meditar la Sagrada Escritura para encontrar en ella el alimento espiritual para vuestra vida cristiana. Que Dios os bendiga.

Durante la audiencia Benedicto XVI ha saludado a los atletas que llevarán “la antorcha de la paz”, en la 30 edición de la tradicional peregrinación de Macerata a Loreto y ha tenido un pensamiento sobre la figura del beato Juan XXIII, que hoy hace 45 años fallecía en Roma. La muerte del papa Roncalli conmovió al mundo entero. Y Benedicto XVI lo ha recordado con estas palabras dirigidas a los peregrinos polacos: “Fue llamado por la gente: “Juan el bueno o “el Papa bueno”. Fue él quien convocó el Concilio Vaticano II, que inició la renovación de la Iglesia, la reforma de sus estructuras y la puesta al día de la liturgia. Que esta reforma fructifique en nosotros y en la Iglesia del tercer milenio”.

Antes de finalizar la audiencia el Papa ha saludado en italiano, entre otros grupos, a los religiosos Hermanos de san Giuseppe Benedetto Cottolengo y les ha animado, siguiendo el ejemplo del venerado Fundador, a ser cada vez más signos elocuentes del amor de Dios, sirviendo con ardiente caridad a los pobres y necesitados.

Como siempre, al final de la audiencia el Papa ha saludado a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. Celebramos hoy la memoria litúrgica de san Francesco Caracciolo. Que su heroico testimonio evangélico os sostenga a vosotros, queridos jóvenes, en el compromiso cotidiano de fidelidad a Cristo; que os anime a vosotros, queridos enfermos, a seguir pacientemente al Señor en el camino de la prueba y del sufrimiento; que os ayude a vosotros, queridos reciñen casados, a hacer de vuestra familia un cenáculo de oración y de caridad fraterna.







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