Audiencia general: citando el ejemplo de san Gregorio Magno, el Papa subraya que “un
obispo, para ser guía de almas y pastor de la Iglesia, tiene que tener la misma humildad
de Dios”
Miércoles, 4 jun (RV).- “Un obispo debe ser guía de almas y pastor de la Iglesia,
y debe tener la misma humildad de Dios”. Gregorio Magno fue la encarnación de estas
virtudes y por ello ha quedado en la historia como un gran Papa. Lo ha afirmado Benedicto
XVI durante la catequesis de la Audiencia General de hoy, la segunda que dedica el
Papa al célebre Pontífice del siglo sexto.
San Gregorio siguió siendo toda
su vida un monje en la profundidad de su alma, a pesar de haber sido llamado al solio
de Pedro y no obstante la gran capacidad de gobierno que demostró en el curso de su
ministerio pontificio, en tiempos difíciles para la Iglesia. Fue verdaderamente en
vida lo que amó fijar en el lema de una simple fórmula, que ha quedado después impresa
en los siglos como atributo que expresa como deber ser el Papa: “Servus servoum Dei”,
el siervo de los siervos de Dios”.
Benedicto XVI, comentando la densa obra
doctrinal del Papa Gregorio ha insistido especialmente en el adjetivo “humilde” que
el Magno Pontífice persiguió en todas sus facetas: humilde en el estudio de la Biblia,
humilde en explicarla a los fieles, humilde en ser Papa, aún siguiendo la firmeza
que su papel le imponía”. Presentando los textos del san Gregorio, Benedicto XVI ha
señalado que más que delinear su doctrina, a su antecesor le preocupaba “hacerse eco
en la enseñanza de la Iglesia.”
“Realizar una armoniosa integración entre palabra
y la acción, entre pensamiento y compromiso” fue para el Pontífice del sexto siglo
un ideal moral que se convertirá en “una especie de Summa para los cristinos de la
Edad Media”. Así como tuvo fortuna también la “Regla pastoral” escrita por san Gregorio
Magno en la cual viene perfilado el modelo y la figura del “obispo ideal”.
Este
ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los
peregrinos de nuestra lengua presentes en la Plaza de san Pedro.
Queridos
hermanos y hermanas:
El Papa san Gregorio Magno
nos ha dejado numerosos escritos, con el propósito de transmitir la enseñanza de la
Iglesia. Apasionado lector de la Escritura, invita a encontrar en ella el alimento
cotidiano para el alma. Pero, advierte que el estudio de la Palabra de Dios, hecho
con seriedad y humildad, sólo sirve si lleva a la acción. Para Gregorio, el ideal
moral se encuentra en la integración armoniosa entre palabra y acción, pensamiento
y compromiso, oración y dedicación a los propios deberes. En su obra más famosa, la
“Regla Pastoral”, san Gregorio traza la figura del Obispo ideal. El Pastor debe ser
humilde, conocer a los fieles y adaptarse a su situación para que su acción pastoral
sea eficaz. Con razón llamaba al cuidado de las almas “el arte de las artes”. Según
él, la comunidad cristiana debe ver todos los sucesos a la luz de la Palabra de Dios,
siguiendo para ello el itinerario espiritual de la lectio divina. Con el Papa Gregorio,
la Sede de Roma adquirió un gran prestigio en el mundo, y el título de “siervo de
los siervos de Dios”, que él había elegido, fue usado desde entonces por sus sucesores.
Saludo
cordialmente a los visitantes de lengua española. En particular, al grupo de peregrinos
de la República Dominicana, acompañados por el Arzobispo de Santiago de los Caballeros,
Monseñor Ramón de la Rosa, y al grupo de sacerdotes de Madrid. Saludo también a los
peregrinos y grupos parroquiales venidos de Chile, Ecuador, España, México y de otros
países latinoamericanos. Que el ejemplo de San Gregorio os ayude a meditar la Sagrada
Escritura para encontrar en ella el alimento espiritual para vuestra vida cristiana.
Que Dios os bendiga.
Durante la audiencia Benedicto XVI ha saludado a los
atletas que llevarán “la antorcha de la paz”, en la 30 edición de la tradicional peregrinación
de Macerata a Loreto y ha tenido un pensamiento sobre la figura del beato Juan XXIII,
que hoy hace 45 años fallecía en Roma. La muerte del papa Roncalli conmovió al mundo
entero. Y Benedicto XVI lo ha recordado con estas palabras dirigidas a los peregrinos
polacos: “Fue llamado por la gente: “Juan el bueno o “el Papa bueno”. Fue él quien
convocó el Concilio Vaticano II, que inició la renovación de la Iglesia, la reforma
de sus estructuras y la puesta al día de la liturgia. Que esta reforma fructifique
en nosotros y en la Iglesia del tercer milenio”.
Antes de finalizar la audiencia
el Papa ha saludado en italiano, entre otros grupos, a los religiosos Hermanos de
san Giuseppe Benedetto Cottolengo y les ha animado, siguiendo el ejemplo del venerado
Fundador, a ser cada vez más signos elocuentes del amor de Dios, sirviendo con ardiente
caridad a los pobres y necesitados.
Como siempre, al final de la audiencia
el Papa ha saludado a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados. Celebramos
hoy la memoria litúrgica de san Francesco Caracciolo. Que su heroico testimonio evangélico
os sostenga a vosotros, queridos jóvenes, en el compromiso cotidiano de fidelidad
a Cristo; que os anime a vosotros, queridos enfermos, a seguir pacientemente al Señor
en el camino de la prueba y del sufrimiento; que os ayude a vosotros, queridos reciñen
casados, a hacer de vuestra familia un cenáculo de oración y de caridad fraterna.