Benedicto XVI anuncia la solemne Ostensión de la Sábana Santa de Turín, en 2010, -
en la que desea participar, si el Señor quiere - y asegura sus oraciones por las víctimas
del mal tiempo en la región italiana de Piamonte
Lunes, 2 jun (RV).- Anunciando su consenso para la solemne Ostensión de la Sábana
Santa, en 2010, Benedicto XVI afirma que, si el Señor quiere, espera acudir él también.
Con su cordial bienvenida, este medio día, a un numeroso grupo de peregrinos de la
archidiócesis italiana de Turín, el Papa ha manifestando asimismo su cercanía espiritual
a las poblaciones de las localidades que, en estos días, afrontan los graves estragos
de las violentas lluvias que han caído en la región piamontesa.
Al recibir
a estos numerosísimos peregrinos, encabezados por el arzobispo de Turín, cardenal
Severino Poletto, y extendiendo su saludo a todos los habitantes de esta ciudad -
«caracterizada por la riqueza de su historia civil y religiosa» - el Papa ha asegurado
su cercanía en la oración a todos los afectados por el mal tiempo. Solidaridad y afecto
de Benedicto XVI que han sido acogidos con un aplauso lleno de conmoción: «Y siento
la necesidad de dirigir una palabra de especial cercanía espiritual y de solidaridad
también a aquellas poblaciones de Pinerolese y Cuneese, afectadas en estos días por
las consecuencias del mal tiempo. Aseguro una oración especial al Señor para que acoja
en su paz a los fallecidos y sostenga a cuantos luchan para afrontar la grave calamidad
natural».
Refiriéndose a la solemne profesión de fe que los peregrinos de Turín
habían renovado esta mañana ante la Tumba del Príncipe de los Apóstoles, después de
la Eucaristía de ayer en la Basílica de San Pablo Extramuros, Benedicto XVI ha recordado
que en la Basílica de San Pedro- que acoge a los católicos de todo el mundo - «todo
habla del heroísmo de los comienzos del cristianismo y la sangre de los mártires sigue
siendo una elocuente invitación a seguir a Cristo con firmeza, sin negociar el coherente
testimonio del Evangelio en nuestra época».
Manifestando su profundo aprecio
por el camino cumplido por esta comunidad diocesana, su vasta acción apostólica y
misionera, su intenso movimiento espiritual centrado en la Eucaristía dominical, la
adoración eucarística y el redescubrimiento del Sacramento de la Reconciliación, el
Papa ha alentado a perseverar en esta senda, ante las próximas metas que se asoman.
Como
el próximo año pastoral, dedicado a la Palabra de Dios, y el siguiente, centrado en
la contemplación del misterio de la Pasión de Cristo. En este contexto, Benedicto
XVI ha anunciado la solemne Ostensión del Santo Sudario de Turín, con el anhelo de
poder participar él también. Palabras que han sido acogidas con una ovación de intensa
alegría: «Con gran alegría recibo vuestro gran anhelo junto con el de vuestro arzobispo,
consintiendo que en la primavera de 2010 tenga lugar nuevamente la solemne Ostensión
de la Sábana Santa. Si el Señor me dona la vida y la salud espero poder ir yo también
a esta Ostensión. Estoy seguro de que será una ocasión excepcional y propicia para
contemplar aquel misterioso Rostro, que silenciosamente habla al corazón de los hombres,
invitándolos a reconocer en Él el rostro de Dios, que ‘tanto amó al mundo, que dio
a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna’.
(Jn 3,16)».
En su intensa alocución, Benedicto XVI ha reiterado su exhortación
a confiar con firmeza en Cristo, sin dejarse desalentar ante los obstáculos: «Queridos
hermanos y hermanas ¡no tengáis miedo de encomendaros a Cristo: sólo Él puede satisfacer
las expectativas más profundas del alma humana. Que ninguna dificultad, ningún obstáculo
debilite vuestro amor a su Evangelio! Si Jesús será el centro de vuestras familias,
de vuestras parroquias y de toda comunidad, percibiréis su presencia viva y crecerán
la unidad y la comunión en toda vuestra diócesis».
Alentando luego a alimentar
constantemente la unión con el Señor en la oración y con los Sacramentos, en particular
de la Eucaristía y de la Confesión, Benedicto XVI ha hecho hincapié en la importancia
de la formación cristiana constante de los jóvenes y de los adultos. Sobre las huellas
de los santos de esta región italiana, como don Bosco, Murialdo, Cottolengo y Cafasso.
El Santo Padre ha exhortado a seguir con especial atención las exigencias
de los jóvenes y de los pobres, para que la diócesis de Turín pueda brillar por sus
obras de caridad y por un esfuerzo coral en afrontar el gran desafío de la educación
de las nuevas generaciones.
Benedicto XVI ha concluido sus palabras con el
anhelo de que la celestial Madre de Cristo, invocada en esta diócesis italiana «como
Consoladora y Auxiliadora, proteja a los sacerdotes y agentes pastorales. Obtenga
numerosas y santas vocaciones al sacerdocio y a la vida consagrada. Suscite en los
chicos y chicas el deseo de seguir el elevado ideal de la santidad. Y sea para todos
consuelo y sostén, en particular para los ancianos, los enfermos, los que sufren y
las personas solas y abandonadas».